Capitulo 8: El secreto de Ray

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Una semana había transcurrido desde que Frank se había ido. Se me hacía extraño no saber nada de él. Pero no podía disculparlo por mentirme y luego querer decidir sobre mí. Detestaba que hicieran eso. Ya mucha gente había decidido algo para mi vida, y no, exactamente, cosas positivas. 

Dejé de pensar en Frank y decidí que iría a ver a Ray, no lo he visto desde que llegué no me imagino en qué puede estar tan ocupado.

Salí de la pensión y comencé a caminar hacia la casa de Ray, todo iba bien hasta que sentí el ruido de un moto a mi lado. 

Era Gerard en su moto, iba al mismo ritmo que yo.

- Hola Sophie - Saludó sonriendo.

-Hola Gerard - respondí - ¿qué haces?

- Nada, sólo daba una vuelta por el lugar.

- Ah...- seguí caminando y él a mi lado - ¿Me estás siguiendo?

- No - respondió divertido - quizá hoy sí...

- Esto es acoso - sonreí.

- Parece que te gusta que te acosen...

- Mmm...depende de quien sea.

Alto ahí Sophie Spears. ¿Estás coqueteando con Gerard Way? Tonta, tonta, muy tonta.

Seguí caminando, esta vez, ignorando a Gerard.

- ¿Qué sucede? - me preguntó.

- Nada - respondí sin dejar de caminar. 

- ¿a dónde vas?

- a casa de Ray.

- Podríamos ir a un lugar más interesante.

- Nop, gracias...

- Bueno, como quieras - dicho esto dio media vuelta y se marchó. Así sin más.

Eso fue extraño, inclusive decepcionante. Bien, no me debía preocupar por tonterías.

Seguí caminando hasta llegar a la casa de Ray, todo igual que siempre ¿se dan cuenta que aquí nada cambia? 

Toqué el timbre y esperé un rato sin respuesta. Toqué nuevamente, nada. Volví a tocar una tercera y última vez, escuché como Ray hablaba quejándose de que le hacían perder la imaginación.

- Hola -saludé apenas abrió la puerta. Miré el estado de mi amigo y me pareció que llevaba días sin dormir.

- Oh, Sophie - se pasó la mano por el rostro - ¿Sucede algo?

- Mmm..no, sólo venía a ver a mi amigo Raymond, pero...creo que llegué en mal momento.

-No, no, descuida, creo que me ayudarás a tomar un descanso.

Ray me hizo pasar, estaba solo pues su familia se había ido de vacaciones. Me ofreció traer un poco de jugo, escuché como cerraba las puertas fuertmente, y revolvía todo.

Me puse de pie y caminé a ver que ocurría, su cocina era un chiquero.

- Interesante - caminé inspeccionando el lugar - Ray, los platos no se lavan solos ¿sabes?

- He estado un poco ocupado...

- y el refrigerador no se llena por arte de magia - dije cuando me fijé en que estaba vacío al igual que la mayoría de los muebles.

- No he tenido tiempo para ir de compras.

- Por lo menos dime que te duchas...

- Mmm...sí -dudó un poco- a veces.

Cenizas parte 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora