Capitulo 15: Interrumpidos

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- ¿Qué tienes Sophie? – preguntó Rachel poniéndose a mi lado en el sofá – has estado muy callada desde que llegamos ayer, de las cabañas.

- Nada – mentí. Al parecer Mikey no le había contado nada.

- Tienes carita de preocupada – mi hermana se acercó a mí y puso su cabeza en mi hombro - ¿Estás bien?

- Sí – volví a mentir – estoy bien.

- Bueno – suspiró – creo que mejor te dejo sola.

Rachel se fue y yo me quedé sentada en el sofá aún pensando en lo tonta que fui, en lo perra, en lo maldita, en el repulsivo ser que soy ahora.

Era domingo y, Frank aún no llegaba. No había hablado nada con él, tan sólo sabía por mi madre que se había retrasado un poco y que hoy debería estar llegando en la noche o algo así.

No podía aun verlo a la cara y sabiendo que podría llegar en cualquier instante me fui a encerrar a mi habitación.

Estaba nerviosa, no sabría qué hacer cuando lo viera. 

Me estiré en mi cama aún sintiéndome la peor persona del mundo. Cerré mis ojos y deseé dormirme para así no tener que verle la cara a Frank.

Me dormí pero, luego, unos besitos en mi rostro me despertaron. Asustada abrí mis ojos y me encontré a Frank.

- Hola, hermosa – me saludó y apenas lo hizo me quise matar ahí mismo.

- Hola…

- ¿Sigues enojadita? – se acercó a mí haciendo un puchero.

- No, no…

- Mira, te traje esto – me acercó un peluche en forma de pingüino 

- Gracias, gracias – oh, que perra que soy.

Frank se recostó a mi lado y comenzó a acariciar mi cabello. Me sentía tan culpable en ese instante, tan maldita, tan…

- ¡¿y tu anillo?! – 

- ¿qué tiene? – me miré la mano y, oh, mierda. El anillo no estaba, cuando Gerard me lo quitó lo guardó en su pantalón, se lo llevó él. – em…ah, sí, lo guardé en mi joyero.

- ¿Por qué te lo quitas? – Frank me miró feo.

- Em…porque, em…

- Te lo traeré – se puso de pie y fue hasta mi joyero – Sophie, tu anillo no está aquí.

- Lo siento – me disculpé – creo que lo perdí – murmuré mirando el suelo.

- ¡¿Qué?! – Frank me miró con los ojos desorbitados - ¡¿cómo puedes perder algo tan importante como eso?!

- Yo, no sé, lo siento, me lo quité cuando fuimos con Angel a eso de la piscina.

- ¡Claro, te lo quitaste para que ese idiota de Gerard pudiera acosarte todo lo que quisiera! ¿no?

- ¿qué? Frank, no, no. – ahora, sí me sentía más que culpable.

- ¡No es posible! – Frank se acercó a la puerta para irse.

- No, Frank, no…disculpa lo siento…- lo atrapé en un abrazo.

- ¿Por qué eres así, Sophie? ¿Qué hago mal? ¡Dime! ¿Por qué no puedo ser lo que tú quieres? ¿Por qué?

- Frank, no digas eso…por favor…

- Ni siquiera me amas…

- Pero, pero, sí, yo sí, si lo hago. Si te amo… 

- No seas mentirosa.

- ¡Sí te amo! – chillé más para convencerme a mí que a él. – Frank, Frank, mírame…

- Mentirosa – volvió a repetir.

- ¡Cállate!

Para hacerlo callar me tiré a sus labios y lo besé. Él, claro, me respondió el beso. 

Una parte de eso era para borrar lo que había pasado con Gerard, otra para convencerme a mí de que amo a Frank y otra parte para convencerlo a él.

Lo besé tantas veces, lo besé primero enojada, luego de forma normal y, finalmente, decidí remediar mis errores de una sola forma…

- Sophie, ya, para, detente…- su respiración estaba acelerada.

- ¿qué? ¿Por qué? – lo miré atónita.

- No hagas algo que no quieres…

- Sí quiero - ¡Maldita sea no me hagas dudar de esto!

Vi como la inseguridad de Frank se borraba de sus ojos y algo que no conocía aún, lo llenaba. ¿Pasión?

Se acercó a mí y me besó apasionadamente. Nunca me había besado de tal forma, sentía su lengua moviéndose vertiginosamente en mi boca, sus manos tocando lugares que jamás habían sido tocados. ¿Y yo? No sabía qué hacer.

- Déjate llevar – susurró.

Tragué saliva bruscamente, sentía que mi corazón saldría por mi boca. ¿Realmente quería esto?

Con una mano Frank le puso seguro a la puerta de mi habitación y luego me hizo caminar lentamente hasta mi cama. Claro, nunca dejamos de besarnos.

Caí recostada en la cama con Frank encima. Su boca besaba mi cuello, sus manos seguían recorriendo mi cuerpo pero aún por encima de mi ropa.

Pero, cuando, su piel tocó la mía bajo mis prendas mi cuerpo dio un estremecimiento.

Siguió besándome, acariciándome y poco a poco fue quitando mi chaleco y mi blusa. Intenté seguir con esto y le quité su polera; él iba por mi sostén cuando golpearon la puerta bruscamente.

- Shh…- me hizo callar Frank. – se irá.

Pero, no pasó eso. La puerta volvió a ser golpeada fuertemente.

- ¡Sophie! – oh, mierda. ¿Qué hacia él aquí?

Miré a Frank y este estaba sorprendido.

- ¡Sé que estás ahí! 

- No se irá hasta que abra…- dije corriéndome un poco del lado de Frank.

- Ok.

Me puse mi ropa rápidamente al igual que Frank. Y fui a abrir la puerta; claro, Frank me siguió.

- ¿qué quieres? – preguntó Frank por mí.

- Oh…- Gerard frunció las cejas – estaban ocupados.

- Puede ser…- comenté.

- Es obvio, tu chaleco está al revés y estás toda despeinada.

- Ya, bien, no es asunto tuyo – se quejó Frank.

- Lo sé – respondió Gerard secamente – sólo te traía esto – mostró mi anillo de compromiso – creí que lo querrías de vuelta – miré la cara descompuesta de Frank.

- ¡Ay! Lo encontraste, gracias se me cayó cuando me fui a la piscina – mentí descaradamente. Gerard sonrió con cinismo.

- Claro, se te cayó…bueno los dejo, tengo que ir a ver mi novia. – se despidió con un gesto de mano.

Frank me miró largos segundos, luego tomó el anillo y lo puso en mi dedo nuevamente.

- Espero que no se te caiga de nuevo, mentirosa.

Salió de mi habitación y se fue a la suya.

Y ahí quedé, con el anillo en mi dedo nuevamente.

Cenizas parte 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora