Uno.

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Narra Kylie:

Y, por supuesto, fácil de decir y difícil de hacer.
Lo cierto era que, aquella noche en el parque, nos dejamos llevar por los sentimientos atados durante meses en nuestro interior, y por la pasión. Y dijimos cosas que, aunque deseábamos, eran muy difíciles de conseguir. Y eran difíciles porque supondrían el dolor de terceras personas que no tenían la culpa de nada, en este caso, Bryana y Jake.
Pero, ¿qué podíamos hacer, para evitar que sufriesen?
Habían tres opciones: la que Ashton y yo planeábamos hacer, que era contarles la verdad y luchar por nuestro amor; continuar nuestras respectivas relaciones con Bryana y Jake, y ser infelices sabiendo que estábamos teniendo una relación con personas que no amábamos realmente sólo para no hacerles daño; y dejar a nuestras actuales parejas, pero mantenernos Ashton y yo el uno alejado del otro, y vivir nuestras vidas separados.
La tercera era una estupidez que estaba completamente fuera de nuestras opciones; no estábamos dispuestos a hacer eso.

De hecho, la elección ya estaba tomada: les diríamos la verdad, y volveríamos juntos.
Para Ashton era más fácil que para mí, ya que yo tenía que ocuparme de la universidad, de Michelle, Hannah y Alex, de darle explicaciones a Lydia y a mi familia... Iba a ser un desastre, y estaba claro.
Pero sabía que podría encontrar una forma de solucionarlo, y aunque fuese difícil en su momento, sabía que me merecería la pena si así podía estar con la persona que completaba mis días sólo con cosas positivas.

Narra Ashton:

Me daba igual. Me daba igual lo difícil que fuera poder volver a tener a Kylie a mi lado. Me daba igual si mis amigos no aprobaban lo que estaba haciendo. Me daban igual todos los rumores y críticas que pudiera recibir cuando los medios se enterasen. Me daba igual absolutamente todo, porque lo único que tenía claro como el agua era que nunca había amado a nadie de la forma en que amaba a Kylie, y no estaba dispuesto a que nada me apartase de ella, ni a cometer el error de dejarla marchar cuando ni ella misma quería hacerlo.

Echando la mirada hacia atrás, no tenía ni idea de en qué momento me enamoré de Kylie, o de si fue por algo en concreto o simplemente el conjunto de su persona, pero estaba enamorado. Definitivamente, lo estaba.
Dicen que nunca sabes exactamente cuándo estás enamorado, pero la forma en la que me sentía cuando Kylie estaba cerca, en cómo el mundo era más bonito con ella junto a mí, todo lo que habíamos pasado juntos sin dejar de querernos una milésima; eso tenía que ser amor.

Paré el coche frente a la casa a la que más había ido durante mi estancia en Sydney estos tres meses atrás, y bajé tras apagar el coche.
Fruncí el ceño cuando puse los pies en la tierra, ya que me mareé. Lo cierto era que, quizá, los cuatro chupitos de whisky que me había tomado antes de venir para calmar los nervios, no habían sido buena idea.
Suspiré mirando al suelo, y me pasé la mano por el pelo mientras me dirigía a la casa.
Toqué al timbre y mientras esperaba que abriese, me giré hacia el coche y pulsé el botón de las llaves del coche que lo cerraba a distancia.
Respiré hondo, pensando en todas las diferentes maneras que podía tomárselo cuando se lo dijera. Esperaba que se lo tomase de la buena.

—Hola —dijo sonriendo la chica cuando abrió la puerta, con una sonrisa coqueta.

Iba a responderle, cuando me fijé en cómo iba vestida después de que se apoyase a la puerta entreabierta: un camisón de encaje de seda, de color rojo pasión.

Abrí los ojos y tragué saliva.

—¿Me dejas pasar? —susurré tras carraspear.

—Claro —dijo sonriendo divertida Bryana mientras se hacía a un lado.

Entré, y oí la puerta cerrarse detrás de mí. Iba a caminar hacia el salón intentando no trabarme con mis propios pies, cuando sentí la mano de la chica en mi hombro, y justo después un movimiento delicado para darme la vuelta. Me la di, lo que hizo que me marease un poco más.

Unpredictable 2: Catch FireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora