Capítulo 1

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María llevaba una vida normal, madre de dos hijos, un esposo amoroso y atento con ella, un trabajo bien pago que la hacía sentir útil, un grupo de amigos que a veces eran insoportables pero en ocasiones era bueno pasar el rato. Tenía lo primordial para una vida llevadera y normal. María, tenía una vida.

Hacía diez años que todo su entorno comenzó olvidar su existencia, de repente ella dejó de importarles a sus personas más cercanas, no tenía acceso a nada y no era capaz de defenderse por sí sola porque había quedado exenta de sus todas sus libertades por completo. María había pasado a ser una nadie en cuestión de segundos porque todo su mundo había decidido que ella no iba existir más entre ellos, todo el mundo había resuelto que pasaría con su vida, con su destino, con su futuro, cada uno tenía un comentario sobre qué era lo mejor para María en ese momento, aunque a ella nunca nadie le había pedido opinión.

-¿Luciano, estás listo?

María terminaba de fijarse en el espejo, había cambiado radicalmente en diez años y esa era la primera vez que tenía un espejo de un gran tamaño frente suyo, por eso aunque quisiera no podía dejar de observarse, en la cárcel no se acostumbra a que las presas tuvieran tantas comodidades.

-En un segundo María. -le respondía-

Luciano era su abogado, cuando se lo adjuntaron a su caso sentía que aún algo de suerte existía en su vida porque pudo encontrar un abogado de su misma nacionalidad trabajando en Aruba, era nacido en México pero criado desde niño y luego estudiado en Aruba por eso manejaba las leyes de ese país como si fueran propias.

-¿Estás lista?

Interrumpía sus pensamientos, observándola por el espejo mientras ella se había quedado enmudecida.

-Puedes creer que soy una tonta pero pensé que nunca más volvería a ver este mundo. Pensé que mi vida solamente iba ser sobre 3 paredes y una reja con un aspecto espantoso... -rodeaba la habitación- entonces ver estas paredes tan blancas, tan limpias, tan nuevas me hace tener miedo.
-Podemos esperar a que estés mejor para volver, quizás y no es tiempo todavía. -se sentaba en la cama y ella giraba para verlo-
-Es muy irónico que diga que aún no es tiempo cuando lo único que tuve durante estos 10 años fue tiempo. No puedo esperar más.
-Pero tu dolor sigue intacto.
-Es algo que tengo que procesar de a poco, no es tiempo de arrepentimientos.

Tomó sus maletas en silencio y Luciano la seguía con la mirada.

-Sí estás arrepintiéndote de venir conmigo créeme que lo entiendo ¿eh?, sé que es difícil volver para ti también...
-No, no voy a dejarte sola en esto.
-Gracias. -le agradeció con una sonrisa- No sé qué sería sin ti.

Tomaron sus maletas para agarrar el camino hacia el aeropuerto. María no perdía oportunidad para agradecerle a Luciano todo lo que había hecho por ella, es que cuando María tenía el permiso para salir de la cárcel se dio cuenta que no solo estaba vacía de manera sentimental, también en lo material, no tenía absolutamente nada, la mayoría de su ropa, sus cosas personales habían quedado en México y la maleta que había llevado para ese maldito viaje quién pudiera saber dónde estaba. Para salir de la cárcel tuvieron que prestarle una muda de ropa que había quedado de otra reclusa para que ella pudiera salir sin ese uniforme a cuestas.

Luciano que había sido súper eficaz y atento con todos sus problemas legales se había olvidado de ese gran detalle entonces le ofreció comprarle algunas prendas, a María no le quedó más opción porque sabía que era eso o nada, siempre prometiéndole devolvérselo todo si el plan que tenía en su mente salía bien y de paso usaba ese tiempo para empezar a despejarse y volver al mundo social, Luciano sabía que era difícil para toda reclusa pero María era especial y haría lo que fuera para que ella estuviera feliz.

Lazos de Mentiras. #MyEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora