Capítulo 25

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Sus frentes estaban unidas, sus ojos se observaban atentamente y sus narices respiraban el mismo aire. Aun sus labios tenían el sabor del beso, la pintura de boca desparramada en ambos labios por las intensas oleadas de deseo por ese beso que lo callaba pero también, que lo decía todo.

-¿Tengo que entender este beso tengo como un sí?
-Me muero de ganas... pero no sé. –escondía su rostro y él se lo tomaba desde el mentón para hacer que lo vuelva a mirar-
-Me amas, lo sé. Me amas tanto como yo a ti.
-Sí, te amo... pero no es suficiente. No me alcanza con solo amarte para que todo vuelva a ser como antes.
-Si tenemos amor, tenemos todo. –la besa despacio-
-Las cosas son más difíciles de lo que lo haces parecer. –él acariciaba su espalda suavemente por el abrazo-
-Tú no estás casada, yo estoy a punto de divorciarme.
-Apunto de divorciarme no es lo mismo que divorciado.
-le frunce el ceño-¿Me vas a arruinar este momento de felicidad donde por fin me confiesas que me amas?
-Es tu momento, no el mío. –sonrojada y sonriente-
-Bichito... ¡me amas, te amo! ¿qué más necesitamos?
-¿Y qué, nos olvidamos de todo así como si nada?
-Claro que sí, hoy no quiero saber de nada más, sólo que por fin, ¡por fin se que me amas!

Correspondió al beso pero no podía dejar de observarlo, miraba sus gestos como se movían para besarla y aunque admiraba el entusiasmo y la pasión con que lo hacía aún no se sentía para nada tranquila. Después de unos minutos insistiéndole en que tenía que terminar el trabajo para volver a su casa pudo lograr que saliera de su oficina. Cuando se sentó en su escritorio no pudo concentrarse y termino dándose por vencida. Giró sobre la silla para ver el gran paisaje que se vislumbraba tras los vidrios, el sol la iluminaba y rogaba que también sus pensamientos se aclararan de la misma forma. Suspiró cansada, se sentía contrariada, confundida porque una parte se sentía aliviada, lo había asumido y su corazón había dejado de luchar contra su cabeza. Lo amaba tanto como la primera vez pero esta vez ella no era la misma que en ese entonces. No era la misma y ese amor no estaba funcionando igual porque sabía y tenía asumido que el amor no era suficiente. Para ella amar no era todo y lo único necesario como creía él. Una hora después donde planeaba que hacer con su vida y con la confesión que acababa de hacer, se dio por vencida y apagó la computadora de su oficina, no quería seguir estando ahí para empeorar la poca paz que había en su mente, se consoló con que su cuerpo no reaccionaba del todo bien así que decidió volver a su cama.

Mientras Ana Rosa salía del edificio, con furia encima porque sabía que su matrimonio se estaba descarrillando y que estar alejada de Esteban provocaba que las cosas se enfriaran aún más pero estos días donde no habían estado juntos, su cuerpo pero sobre todo su mente se habían relajado de una manera a que ella misma le sorprendía. Estar encerrada y al pendiente de Esteban no le hacía para nada bien. Ana Rosa nunca había estado preparada para estar ligada algo que requiera de ella su total atención, su maternidad no era algo planeado y sinceramente no estaba pasándola bien con el pasar de los meses. Aun no terminaba de asimilar que dentro de muy poco alguien iba a depender totalmente de ella, esa idea sinceramente la aterraba. En eso, esperaba que su chofer se acercara con el coche y aprovechó para hacer una llamada.

-Bueno, sí... estaba él y María también pero afuera. Tuve suerte porque creo que escuchó todo. No pude averiguar que pasó anoche, ni por qué no volvió, me inventó algo pero no le creo... sé que tengo que volver pero no quiero... tiene que haber otra solución... está bien, hablamos luego.

Su chofer le hizo seña y se subió al coche, solo que la dirección donde le indicaba no era ni la casa de su tía Daniela, ni la mansión San Román.

Todo ese día pasó en silencio, ninguno se animaba a romper ese momento de soledad. Solo que unos decidieron arriesgar más que otros. El silencio de Esteban se había provocado por sus pensamientos que solo se enfocaban en como reconquistarla, en cómo recuperar el amor de María y de qué forma podía ayudar para encontrar más hechos que la demostraban inocente.

Lazos de Mentiras. #MyEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora