Perdida en un sueño

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Correr. Solo eso podía hacer.

El viento me pegaba en el pecho, la capa de polvo que se levantó durante la explosión no me dejaba ver más allá de mis manos, a cada paso escuchaba el tronido de los escombros bajo mis pies... esos escombros que alguna vez fueron mi hogar. 

No tenía idea de qué pasaba, ni de a dónde me dirigía. Busqué desesperdamente una señal de vida, pero mi visión estaba fuera del partido y lo único que podía escuchar era un molesto "BIIIIIIPP" producido por mis propios oídos, ¿me habría quedado sorda? eso no importaba ahora.

Escapar, escapar, escapar, esa palabra ocupaba mi mente .Tropecé y caí, sabía que mi cuerpo estaba en muy mal estado, me levanté con las pocas fuerzas que aún tenía y sentía el ardor, la pulsación y el dolor; podía oler la sangre, me paré en seco. Ese olor sangriento no sólo era mío. Y entré en razón. ¿Qué le sucedió a mi madre? ¿estaría herida? O...Quizá ¿muerta?

El solo pensar en que quizá no la volvería a ver me hizo derrumbarme. Lloré. Lloré mientras corría por mi vida. Lloré por no saber qué pasaba, lloré de miedo, lloré de impotencia, lloré por todas mis heridas, lloré por mi hogar.

Pero más que nada lloré por todos los que se fueron, en la vida uno se llega a "conectar " con muy pocas personas y las mías estaban, quizá, todas muertas.

Simplemente lo sabía, alcancé ver que las bombas fueron soltadas en el centro de la ciudad, pero ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Con qué razón? ¿Por qué aquí? ¿Por qué ahora? ¿Por qué a nosotros?
Mi cabeza dio vueltas y vueltas a esas preguntas. Pero la más importante: ¿quiénes causaron esto? Y estaba segura de que lo iba a averiguar.

Para entonces tenía una meta en claro La montaña; esta no había sido bombardeada por alguna extraña razón, ni tampoco sus alrededores, por eso yo estaba viva, lo único que me hizo daño fueron los objetos que salieron volando en trizas.

Poco a poco salí de la nube de polvo y mi visión mejoró, aún así no me atreví a inspeccionar mis heridas. Dejé de escuchar lentamente ese irritante BIIIIIIP. Solo entonces pude oír chispazos, me percate del olor, no necesitaba verlo, el calor se iba haciendo cada vez más intenso. Detrás de mí el pueblo ardía cual infierno.

No necesité más, aceleré el paso.

En poco tiempo estaba en los senderos de La montaña, las hojas rozaban suavemente mi destrozada piel, todo en ese lugar me decía que ya casi estaba a salvo. Casi.

Corrí y corrí, estaba tremendamente agotada, mis piernas no me daban para más.

Me dejé llevar por mis recuerdos. Hace unas cuantas horas todo era normal, mi madre dormía plácidamente al igual que yo, segura en mi cama, sin preocupaciones, calentita, feliz, solo soñando... ¡SOÑANDO! ¡El Sueño! ¡Mi Sueño!
La chica que corría por las montañas, aquella que parecía una muerta en vida ¡ERA JUSTO ESTE MOMENTO! ¡SE VOLVIÓ REALIDAD! No pude soportar más y me desmayé.

Todo parecía pasar en cámara lenta.

Todo era transparente como el agua.
Y lo último que vi fueron unas manos levantándome.

TósigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora