El regreso

36 2 6
                                    

No podía abrir los ojos.

No era que me pesaran, más bien como si alguien me hubiera pegado los párpados, tampoco era que quisiera desesperadamente abrirlos, así que me sumí en la oscuridad.

Por momentos podía escuchar voces a lo lejos, incluso distinguía luz y en los peores casos uno que otro destello de dolor increíblemente fuerte,  pero solo duraba mili segundos.

Así estuve durante mucho tiempo.

Estaba planeando abrir los ojos de una vez con mucha fuerza para que se despegaran, pero no fue necesario, tan solo un movimiento y ya estaban abiertos.

Lo primero que vi fue el techo blanco, después toda la enorme y pulcra habitación.

Me encontraba tendida en una cama, con una bola de cables saliendo de mi piel y una cosa que parecía una gelatina cubriendo mi brazo.

Traté de pronunciar palabra pero mi boca estaba seca, en su lugar solté un tosido.

-Veo que ya has despertado ¿Recuerdas dónde estás?- me preguntó la doctora Talley.

Asentí con la cabeza.

En ese momento entró un muchacho con una bata blanca y por poco no lo reconocí, era el mismo que me había ayudado a ponerme el uniforme antes de salir, el que me dio el pañuelo perfumado para aguantar el aroma allá arriba y me traía un vaso de agua.

-Bebe despacio- indicó.

Casi escupí el agua en su cara.

Reconocía esa voz perfectamente.

-Parece que tu memoria no ha resultado afectada- comentó la doctora Talley mientras anotaba unas cosas en su escritorio.

Después de terminarme todo el vaso de agua por fin pude hablar.

-Tú me ayudaste-señalé al muchacho con los ojos muy abiertos.

Él se rió- ¿Cuál de todas las veces?-preguntó.

-Al regresar.

Así era, distinguía la voz de la persona que me ayudó en el último tramo para llegar aquí y que sobre todo parecía haber entendido que yo quería hacer las cosas por mí misma. Hablando de eso, donde estaba la...

Y como si hubiera entendido me indicó.
-Abajo de la cama- se acercó a la doctora quien caminó hacia mi.

-¿Te duele algo?- preguntó ella.

-Nada-respondí impresionada de lo bien que me sentía.

-Seguro es porque esta completamente dopada- comentó él con una voz burlona.

La doctora le propinó una buena mirada de escarmiento.

-Bueno Keyra, esta vez fue más difícil que las otras puesto que no te pudimos meter a la Cámara Médica pero...-Comenzó la doctora.

-¿Como que esta vez?-pregunté.

- Se podría decir que has roto un récord, ya nos hemos conocido otras veces pero tú has estado inconsciente.

Pues claro, las veces que me he lastimado.

-Te decía que esta vez fue más difícil, los químicos que se te aplicaron en la ducha al entrar son dañinos para la Cámara, así que tuvimos que hacer todo a la antigua- hizo una pausa para ver si no tenía preguntas.

-Tu pierna esta fracturada- prosiguió.

-Yo diría pulverizada-dijo el chico.

-Un esguince en la pierna izquierda y 3 dedos de los pies rotos, además de las heridas superficiales que presentabas, eso es todo en lo que respecta a tus piernas, por otro lado tu brazo derecho también estaba fracturado- dijo la doctora.

TósigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora