Escarbando secretos y sentimientos

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Me puse en cuclillas como pude ignorando los dolores y dejando a un lado la silla de ruedas para recoger las flores.

Al igual que la vez pasada, eran de muchos colores, algunas de ellas no las reconocí.

Hice un pequeño montón con ellas, León me trajo una caja para que las metiera.

-No has hablado con él ¿verdad?

Con un suspiro me puse de pie con la caja en las manos.

-¿Hablar de qué?

-De los sentimientos que te tiene-dijo muy serio.

Era extraño escucharlo decir eso.

-No seas ridículo, eso no es verdad- le conteste distraída.

-Keyra por favor, no puedo creer que no lo veas, ¿no acabas de ver su reacción? ¿No has visto como se comporta contigo, la manera en que te trata y como se preocupa? Al inicio pensé que todo era fingido e intencionado- Hizo una pausa- pero ahora creo que no les salió bien lo planeado y se le cruzaron los sentimientos- dijo mirando al túnel por donde Daniel se había ido.

-No te entendí nada, ¿De qué estás hablando? De verdad mi cerebro esta vacio en estos momentos.

-Nada de lo que tengas que preocuparte, pero si deberías de hablar con él y te pediría que fuera a la brevedad, por nosotros.

Nosotros. Vaya ni siquiera sabía en qué términos estábamos León y yo.

El me trajo la silla de ruedas y me ayudó a sentar.

-Creo que es hora de que regresemos.

León empujo la silla durante todo el camino pues yo teníalas manos ocupadas sosteniendo la caja de flores.

En el lugar quedaron algunos pétalos que el mandó a limpiar y creo que no fue lo único que se quedo allí.

Subimos en silencio la rampa que si antes con Zade me pareció lo más divertido, ahora solo era un camino de inquietud y nerviosismo.

Ambos estuvimos callados hasta llegar a nuestro piso.

-¿Podrías dejarme en la habitación de Alexandra por favor?

-Seguro- fue todo lo que me dijo.

Igual que hace un rato la gente me veía y me saludaba, miraban a León y de igual forma lo saludaban, pero con un aire de respeto extremo al cual el solo respondía con un leve asentimiento de cabeza sin mirarlos.

Cuando llegamos a la habitación de Alexandra, León toca la puerta y Ella abrió de inmediato. Su mirada viajó de León a mí y de regreso varias veces y su expresión preocupada me dice que sabe que algo no anda bien.

-Keyra, justo pensaba ir a buscarte, pero pasen chicos- nos dice borrando la preocupación de su rostro y cambiándola por una sonrisa.

-Gracias pero tengo que ir a trabajar ya, cualquier cosa llama a Zade o a mí, pasare a ver como estas luego Keyra- después de decirnos esto se fue, no reconozco al chico que estuvo conmigo hace unos momentos en el jardín.

Entré a la habitación de Alexandra y me ayudó a sentarme en su cama.

-Esas flores son una mala señal, en que problema andas metida ahora.

Y para sorpresa de ambas, suelto un grito de desesperación.

Alexandra se me queda viendo, agarra mi cabello y comienza a hacerme trenzas.

-Respira, relájate y cuéntame.

Mientras que ella me cepilla y hace trenzas en el cabello yo le voy contando mi día, cuando llego a la parte de León, siento como me da un jalón en el  cabello y suelta un sonido de indignación.

TósigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora