Hablando solo

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Pasado ya un mes las cosas iban tomando su propia rienda, Daniel se encargaba de cazar y yo me iba acostumbrando a eso de cocinar, me había enseñado a cazar, trepar, cocinar, pescar, entre otras cosa; los ratos con el eran agradables, excepto por un insignificante problema, sus cambios de humor, en un momento podíamos estar pasándola excelente y al instante él era frío como una roca, sin expresión alguna, podíamos estar hablando y de repente se cerraba en sí mismo, podíamos vernos fijamente y luego ignorar me toda la tarde; además que tenía la ligera sospecha de que me ocultaba algo.

—Dame la mano— dijo Daniel, a la vez que me daba su mano para ayudarme a subir.

La tomé y me impulsé, me raspé las rodillas al momento.

—Hasta la punta, cuidado por donde subes— dijo él agarrándose a una rama.

Subí un pie a una rama y di pequeños saltos para ver si me aguantaba, fui haciendo eso hasta llegar.

—Mira esa es Catedrel, es la primera ciudad por la que tenemos que pasar—señaló unos edificios.

 —Parece que no está tan lejos — mencioné. 

—A un día quizá.

—Si tenemos suerte, igual y sigue intacta y nos podrían dar refugio, protección y ayudar a reconstruir lo que queda de Edrill y de Asdria— dije con un rayo de esperanza.

—No te haga ilusiones, fíjate bien en la estructura—dijo.

Agudicé la vista lo más que pude.

Algunos edificios estaban cuarteados y con hoyos.

—Ohm.

Daniel no dijo más y bajó del árbol con una agilidad suprema, me preguntó de dónde habría aprendido a trepar y todo lo que sabía hacer, no es algo que te enseñen en la escuela ni es nada casual ir a las zonas verdes que se encontraban para dividir cada ciudad.

Bajé con cuidado, me sorprendió no haberme roto nada.

—Estem, estuve preguntándome qué pasará después de encontrar una ciudad en buen estado—dije, columpiándome en mis pies - Una vez seguros, nos separaríamos, quizá sólo lo conozco desde hace unos días, pero él estuvo a mi lado en el Apocalipsis, es lo único que me queda y no quiero alejarme de él.

—Encontrar quién hizo esto— especuló.

— ¿Perdón?—dije confundida.

—Estaremos en esa ciudad un tiempo recopilando información para hacer pagar a quienes causaron esto—dijo como un autómata.

TósigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora