Capítulo 31: "Larry."

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[POV Lauren]

Suspiré posando mi mano sobre mi barbilla, y vi de reojo como Camila imitaba mi gesto. Ambas observabamos lo dejado que estaba Louis, tirado en el sofá en calzoncillos y camiseta de tirante blanca. Desde nuestra llegada de Cancún, había entrado en una espiral depresiva, simplemente había dejado de creer en una posible reconciliación con Harry. La pequeña esperanza o ilusión que le quedaba despareció dos días después de nuestra llegada, cuando Harry le trajo en una caja sus últimas pertenencias. Fue bastante ridículo sabiendo que ambos rezaban por que el otro diera el primer paso, y comerse a besos en mi portal. Pero ninguno quiso dejar de lado su orgullo, o al menos por parte de Harry. Louis más bien tenía miedo al rechazo.

—No soporto más eso, es ridículo. Se mueren el uno por el otro. —Dije y Camila asintió. —Además, odio tener mi casa echa un desastre. Y Louis es más desordenado que nuestro hijo de tres años. —Dije sin filtro alguno.
—Pero lo quiero. Mucho. —Añadí y Camila fue incapaz de contener la risa.

No sé si podía culpar las hormonas, pero igualmente lo hacia. Llevaba unas semanas sin usar filtro alguno a la hora de hablar. Simplemente decía lo que pensaba sin pensarlo antes, lo que no era siempre algo agradable.

—Estoy de acuerdo, ¿que propones? —Preguntó Camila rodeando la isla de la cocina para servirse un vaso de agua.

—Una cita a ciegas. —Dije enseguida y ella frunció el ceño. —Ya sabes, convence Harry, y yo me ocupó de Louis.

—¿Por qué me toca a mi la Diva?

—Oh cariño, por que yo estoy embarazada, y no tengo filtro. ¿Quieres que la diva y tu novia se hinchen a llorar por teléfono?
—Pregunté.

Recordando la llamada de Harry hace poco más de una semana cuando ambos empezamos a comentar nuestra telenovela mexicana favorita y lloramos como niños indefensos al ver que Luisita dejaba para siempre Carlos, después de enterarse de su falsa infidelidad que en realidad era una gran mentira de Juana, que estaba muerta de celos y quiere reconquistar Carlos. Lloré igual o peor que Luisita, fue horrible.

—Está bien, yo me ocupó de la diva. —Contestó enseguida Camila y sonreí victoriosa.

Respiré hondo antes de ir hasta el salón, más que nada por el horrible olor que desprendía Louis. Su huelga por ducharse empezaba a notarse bastante.

—Hola, Lou. —Saludé y él a penas me miró antes de seguir con su preciado paquete de patatas y su partido de fútbol. —¿No sientes la necesidad de ducharte? —Pregunté enseguida y el frunció el ceño, algo dolido, pero era cierto.

Levantó el brazo para oler su sobaco y no exagero al decir que una oleada verde se formo. Bueno, tal vez un poco, pero son las hormonas. Levante una ceja esperando su reacción, pero no dijo nada.

—Louis, hazme el favor de mover tu culo e ir a ducharte. Vamos a cenar fuera hoy. —Informé cogiendo entre mis brazos a Freddie quién estaba despertando de su siesta en el sofá al lado de Louis. —Además, estas dejando tu culo marcando sobre mi sofá de cuero blanco de casi tres mil euros. —Añadí y se levantó enseguida.

Entré en la cocina después de verlo subir las escaleras a regañadientes. E instalé Freddie en su trona antes de empezar a prepararle su biberón, vi Camila volver sonriente.

—Hecho, tu también por lo que veo. —Señaló al ver que el sofá ya no tenía una enorme termita pegado a su culo llamado Louis. 

—Le dije que íbamos a cenar fuera, ¿tú?

—Le dije que Louis quería pedirle perdón.

—Pero.. Es mentira. —Dije levantando una ceja.

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