El Regalo Perfecto

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Era tarde cuando Oswald despertó ese día, abrió los ojos y esperó a que sus ojos se adaptaran a la claridad de la habitación, miró hacia su lado izquierdo donde siempre dormía Edward, pero esa mañana no estaba allí, sintió una punzada de dolor, era su cumpleaños y lo que más quería era despertar y ver el rostro de su Eddy.

Oswald se llevó unos minutos mirando hacia el lado de la almohada de Ed, era raro que se hubiera ido sin decir nada, no era propio de él. Ed siempre le avisaba a Oswald donde iba y viceversa, pensó que tal vez estaría en la cocina haciendo el desayuno, pero cuando miró hacia el escritorio vio la bandeja que siempre le llevaba a la cama, en ella había una taza de café y un gran croissant que lo acompañaba.

Que extraño pensó, se levantó de la cama, se puso su bata y se dirigió hacia la bandeja, desde la cama no lo había visto pero en la bandeja, junto a la taza de café había una nota, Oswald la cogió y la leyó

"Me hieren pero no físicamente, me quieren pero no verbalmente, odio y me odian, tengo amores y desamores ¿qué soy? ... te esperaré en nuestra cafetería a las 12:00"

Al terminar de leerla, Oswald se quedó perplejo, se esperaba alguna explicación o algo que dijera donde se había ido su querido Ed, pero no le extrañó en absoluto la nota, esos acertijos eran muy típicos de Ed, los amaba.

Oswald se cambió de ropa y decidió ir a dar una vuelta, el aire de la calle lo despejaría, antes de marcharse cogió la carta y la guardó en el bolsillo de su abrigo, se puso sus gafas oscuras y salió de la mansión.

El aire de la calle era helado, Oswald sintió la suave brisa que soplaba como si le hiciera pequeños arañazos sobre su cara, realmente era un día frío, sus manos estaban cubiertas por sus gruesos guantes negros de cuero, pero era como si no los tuviera, tenía las manos heladas igualmente.

Se dirigió a un parque donde se sentó en un banco, sacó la carta del bolsillo de su abrigo y se dispuso a leerla de nuevo con detenimiento para intentar resolver el acertijo que le había escrito Ed.

Lo leyó una y otra vez, a él nunca le habían gustado mucho los enigmas pero desde que estaba con Ed los resolvía más rápido que antes aunque tenía sus dificultades. Después de haberlo leído varias veces pensó en la respuesta que le iba a dar, sin duda esa seria la correcta.

Oswald miró su reloj y marcaba ya las 11:45 guardó de nuevo la carta en el abrigo y se puso en marcha hacia la cafetería donde habían quedado. El parque donde se encontraba quedaba un poco lejos de la cafetería así que se apresuró para no hacer esperar a Edward.

Cuando ya estaba en la acera opuesta a la cafetería, vio a Ed en la puerta, este tambien lo vio y le levanto el brazo para saludarlo, Oswald hizo lo mismo. Cuando cruzó la calle y se encontró con Ed lo abrazo

-- ¿Donde te fuiste? -- le preguntó con ojos tiernos -- hoy quería verte a mi lado cuando despertara ...

-- Lo sé Ozzie, perdona pero tenía que ir a recoger una cosita -- le dijo mientra le guiñaba un ojo.

Oswald se dispuso a entrar en la cafetería pero Ed lo agarró del brazo, le sonrió y le dijo con la cabeza que no.

-- No lo entiendo, ¿no vamos a entrar? -- le dijo Oswald confuso.

-- No querido Oziie, hoy no. Hoy iremos a otro lugar, tu solo ten paciencia.

Al finalizar Ed le dedicó otra sonrisa a Oswald y este no pudo evitar sonrojarse, Ed lo vio y le dio un beso en la frente

-- Veras que te gusta -- le susurró.

Edward y Oswald hicieron un largo recorrido hasta donde Ed quería llevarlo. Cuando llegaron estaba parados delante de la antigua casa de Ed, este se había mudado con Oswald a la mansión pero nunca vendió la casa. Una vez entraron Oswald fue el primero en hablar.

-- Esta es tu antigua casa, ¿no?

-- Sí esta es, ¿te acuerdas cuando estabas herido? te traje aquí.

-- Como podría olvidarlo me salvaste la vida ... aquí empezó todo ...

Ed comenzó a sonreir, se desplazó por la habítación y se puso justo en frente de Oswald.

-- Y dime mi pingüino, ¿resolviste el acertijo?

-- Sí ... bueno eso creo -- comenzó a reír -- creo que es el corazón.

-- Bien mi Ozzie, es correcto es el corazón, pero esta vez no era solo un simple acertijo, porque la respuesta es también el regalo de tu cumpleaños, tienes mi corazón, es todo tuyo y nunca tendrá otro dueño, pero no es todo.

Oswald estaba sonrojado y sonriendo, no sabía que contestarle, antes de que pudiera decir nada, Ed cogió su mano, le quito el guante y le puso un anillo de plata, cuando Oswald lo vió agrandó los ojos y lo miró asombrado.

-- Esto, Ozzie, es para que nunca olvides que tienes mi corazón y que yo tengo el tuyo. -- levantó una mano y Oswald vio que también tenía uno idéntico al suyo.

Sin poder decir nada todavía, Oswald le agarró la corbata y la jaló atrayendo a Ed hacia sí para poder besarlo, estaba muy agradecido y feliz por lo que había hecho y no encontraba otra forma de agradecerlo que besandolo.

-- Muchas gracias mi Eddy, gracias por todo. -- Le dijo en un susurro.

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