Día 15- parte dos-

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El humo que desprendía la maquina de café estaba cegándome, el olor delicioso de un buen cappuccino...la espuma hipnotizante que se posaba suavemente en el borde del vaso...

-Catherine ¿esta ya el café?.- dijo Ethan desde el final de la cafetería.

-Si, ahora mismo lo llevo.- dije despertando de mi embelesamiento.

Mientras Ethan y yo nos ocupábamos de Jessica, la mujer del incidente, Beatrice se ocupaba del resto de clientes que aun que hubieran visto lo sucedido seguían reclamando sus pedidos.

-¿Esta usted mejor?.- dijo Ethan hablando con un acento ingles cada vez mas marcado.

-Si, estoy bien, muchísimas gracias chicos. Lo que habéis hecho ha sido muy valiente.- dijo ella mirándonos a los ojos.

-¿Necesita algo mas? ¿quieres que llamemos a algún familiar tuyo o...?.- dije.

-No, no, no...no os preocupéis, estoy bien, de verdad, no necesito nada mas. Pagare este café y me iré ¿vale?.- dijo levantándose apresurada.

-Tranquila, no tiene por que pagarlo.- dijo Ethan agarrándole del brazo.

-No hace falta, en serio.- dijo ella.

-Mira, tu quieres irte y yo quiero justo lo contrario, por lo menos déjame hacer esto por ti ¿vale?.- dijo Ethan mirando fijamente a Jessica.

-Esta bien, pero me voy a ir ya.- dijo ella andando rápido hacia la puerta.

-Vaya...-dije suspirando.

-Vaya...- dijo Ethan.

Cuando terminamos nuestros turnos, nos dirigimos a la sala de empleados donde dejábamos siempre nuestros uniformes.

-Que día tan raro...-dijo Ethan quitándose el delantal verde y su gorra.

-Muy raro...estoy deseando llegar a casa...- dije.

-Es la primera vez que lo llamas casa.

-Empiezo a considerar que es así.

-Yo también.- dijo abrazándome con fuerza.- pero tienes que llamar a tu madre.

-¿Era necesario que sacaras el tema ahora?.- dije apartándome.

-Si, es necesario, por que no quiero que empieces a llamar a esto casa sin asegurarte de que en la verdadera vaya todo bien ¿vale?.- dijo el cogiéndome las manos y mirándome fijamente a los ojos.

-Vale...pero pienso restregarle que soy muy feliz aquí.- dije abriendo la puerta de aquella sala.

-Beatrice ¿vienes?.- dije.

-Id yendo, voy a recoger un poco esto, nos vemos en casa.- dijo sonriendo detrás del mostrador.

-Vale.- dijimos Ethan y yo al unísono.

Salimos de allí y si darnos cuenta ya era de noche. Londres normalmente era una ciudad abarrotada de gente pero esa noche lo veía todo mas solitario, mas oscuro.

-Estoy agotado.- dijo Ethan sentándose en el sofá cuando llegamos a casa.

-Yo también.- dije sentándome a su lado y apoyando la cabeza en su hombro.

-Lo siento pero voy a hacerlo, lo necesito.- dijo el.

-Ethan, ya hemos hablado de esto, cuando te duches podrás hacerlo.- dije levantándome rápidamente.

-Lo siento, es una cuestión de vida o muerte.- dijo quitándose los zapatos y subiendo sus pies encima de la mesa.

-¡Ethan!...Ughh...esto es asqueroso.- dije tapándome la nariz

-exagerada.- dijo poniendo los ojos en blanco.

-¿Exagerada? ¿En serio?...te vas a enterar.- dije quitándome los zapatos.

-¿Qué vas a hacer?.

-Ahora vas a entender mi sufrimiento...

-Catherine...no hagas nada de lo que te puedas arrepentir.

-Entonces prométeme que nunca más harás eso.

-No puedo...- dijo riéndose.

Entonces corrí hacia el sillón y me tire encima de él, subí mi pie hasta la altura de su cabeza y lo deje allí para que pudiera sentir bien cada esencia del perfume que desprendían mis pies.

-¡Vale!.- coge aire.- ¡Esta bien!.- coge aire.

-¿Si?.- dije sonriendo.

-Prometo que jamás volveré a descalzarme delante de ti sin haberme duchado antes.- dijo el.

-Muy bien...¡Pero hoy me ducho yo primera!.- dije corriendo hacia el baño.

-¡Ni hablar!.- dijo el persiguiéndome.

Ethan consiguió alcanzarme y cogiéndome de la cintura me tiró sobre la cama de nuestra habitación.

Empezó ha hacerme cosquillas por todo el cuerpo y yo no podía parar de reír.

-¡Para...por favor para!.- dije con las lagrimas cayéndome a causa de la risa.

-No te oigo.- dijo el en un tono cantarín.

-¡Te duchas tu primero!.- dije.

-Gracias, muy amable.- dijo y entro en el baño que los dos compartíamos.

Mientras me recuperaba oí que me había llegado una notificación al móvil. Fui al salón y rebusque en los bolsillos de mi abrigo hasta que lo encontré. Era un mensaje de Alex, el chico de Starbucks.

*-¡Hola!, soy Alex

-Hola, ¿qué tal?.

-Muy bien...pero me estaba preguntando...

-¿si?

-¿podríamos quedar un día de estos, fuera de la cafetería, solo nosotros dos?

-Eso estaría genial.- escribí.

-¿Mañana cuando salgas de trabajar te viene bien?

-Claro, te espero allí.

-Perfecto, hasta mañana Cate.

-Adiós Alex.*

-¿A quien escribes con tanto entusiasmo?.- dijo Ethan justo detrás mía, únicamente vestido con una toalla. Como siempre cuando salía de la ducha.

-¡Que susto! ¿ya te has duchado?, ¿a caso te echas jabón o algo parecido?.

-Si, pero no necesito tres horas como tu.- dijo el.

-Era Alex, voy a quedar con él mañana cuando salgamos de trabajar.

-Ah...bien, seguro que lo pasáis genial.- dijo apartando al vista.

-voy a ducharme ¿vale?.- dije.

-Si, claro.

CATHERINEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora