Es un nuevo día y nuevamente me encuentro a mí mismo entrando al templo de un dios inexistente para mí.
Me encamino hacia la oficina de Taehyung.
Toco la puerta y dos curas salen casi automáticamente de la habitación.
Sonrío con desprecio, me adentro al lugar y observo silenciosamente como Taehyung se pasa la mano por la boca.
-¿Le haz otorgado una felación a cada uno de tus superiores? -dije con cinismo-.
-Tranquilo, Yoongi. Es sólo una clase de tic que tengo al estar nervioso -respondió divertido y con vagancia en su voz-.
-Soy tu hyung -mascullé frunciendo el ceño-. ¿Por qué estabas nervioso? -inquirí con la ceja derecha arqueada-.
Taehyung posó su vista en una de la paredes y luego la dirigió a mí. Suspiró y una sonrisa se dibujó en su rostro.
-Nada importante, Yoongi -rodé los ojos-. Y bien, ¿cuál es la duda de hoy?
Pasé parte de mi peso de una pierna a otra y posé mis manos sobre mi cintura.
-Si una persona de la iglesia lleva a cabo el pecado capital de la lujuria -murmuré cruzandome de brazos-. ¿Irá al cielo?
-Eso depende de si la persona se arrepiente o no -contestó con simpleza-.
-Es decir que una persona, más explícitamente un hombre, puede tener relaciones con menores de edad sin su consentimiento, pero mientras el enfermo diga arrepentirse de lo que hizo, éste estará libre de culpa e irá al cielo -afirmé ladeando la cabeza mientras entrecerraba los ojos-. ¿O me equivoco, Taehyung?
El menor estaba visiblemente incómodo, pero más exactamente, estaba conteniendo la ira. Pero no por lo que dije exactamente, no por la.manera en que lo dije ni nada parecido; algo me indicaba a gritos que algo en mis palabras había sido parte de Tae en su pasado de alguna manera.
Debería indagarlo más tarde.
-No te equivocas, Yoongi.
-¿Entonces crees que está bien?
-No.
Fruncí el ceño sin entender sus respuestas.
-Verás -dijo levantándose de su asiento-. Muchos, muchísimos creyentes podrán decirte que todos tenemos derecho a equivocarnos, al fin y al cabo somos humanos y esa es la chispa que nos caracteriza. Consecuentemente, los crímenes, contando desde asesinatos hasta violaciones son considerados errores y son perdonados por Dios mientras el o la responsable se sienta profundamente arrepentido o arrepentida -dirigió su mirada hacia mí y su semblante permanecía serio-. Yo podré ser una figura de la iglesia que alaba a ese Dios, pero yo, Kim Taehyung, está completamente en contra de eso. Causarle un mal irremediable a alguien no se soluciona con un "lamento lo que hice" y unas lágrimitas de cocodrilo.
Mordí mi labio inferior con brevedad y permanecí con el ceño fruncido.
-¿Alguna vez alguien te hizo...algo de pequeño? -dije intentando sonar lo menos brusco posible-.
-Gracias a Dios, no. Nunca me han tocado de ese manera -dijo encogiendose de hombros, con su aire relajado rodeando su existencia nuevamente-.
-¿Nunca? -pregunté con picardía-.
-No, nunca -afirmó con inocencia-.
Sonreí ladinamente.
-Taehyung, eres muy inteligente para ser católico.
-No todos los católicos pensamos de la misma manera, Yoongi.
-Soy tu hyung, maldita sea.
Taehyung rió y yo imité esa acción.
Salí de ahí y caminé por los largos y solitarios pasillos de la iglesia.
Por andar embobado conmigo mismo, choqué con un chico un tanto más alto y joven que yo.
Se disculpó amablemente y siguió con su camino; la curiosidad me consumió momentáneamente y observé con discreción como el chico entraba a la oficina de Taehyung.Fruncí el ceño y comencé a pensar en eso que traía nervioso a Taehyung.
¿Por qué esos curas habían salido de su oficina? ¿Qué le habían dicho? ¿Por qué Taehyung había hablado de esa forma tan liberal?¿Por qué el chico con el que había chocado estaba ahora adentro de esa habitación con él? ¿Por qué mi corazón latía rápido?
-Min Yoongi, centrate de una vez. Tienes varias cosas en qué pensar como para sumarle a tu cerebro las teorías conspirativas que rodean a tu crush -murmuré al estar ya fuera de la iglesia-.
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Fiesta pagana ♚ Taegi
FanfictionPonte en pie, alza el puño y ven a la fiesta pagana, en la hoguera hay de beber. De la misma condición no es el pueblo ni un señor; ellos tienen el clero y nosotros nuestro sudor. Cabrones.