Happy Boy. [Kellic]

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No llevaba ningún progreso en la apuesta, Oliver me ganaría y además de ser el castigo horrible, soy demasiado orgulloso como para aceptar una derrota de ese modo, yo no podía perder.

Lo único bueno que puedo apreciar de Oliver es que perdona rápido, olvida rápido o al menos eso te hace creer porque realmente nadie tiene idea de que sea lo que sinceramente pasa en su cabeza.

Estábamos en su casa, la televisión estaba encendida, yo le pintaba las uñas a Jenna mientras hablaba por su pequeño teléfono, Jaime dormía y Oliver y Austin, otro amigo, tomaban té con alcohol, sabe horrible pero a ellos les agrada. No tenía ni idea de como habíamos terminado aquí si Jenna odia a Oli.

-¿Está muerto? -. Preguntó Austin señalado a Jaime

-Lo dudo, sólo está muy aburrido, como todos -. Dijo Jenna

-Sabía que se aburririan, vean el lado bueno, en la tarde es mi fiesta -. Interrumpió Oliver

-Ire a mi casa, vuelvo en la tarde -. Dije terminando de pintar el dedo meñique con esmalte azul

Salí de la casa, no había ido a la escuela, ni nadie de mis amigos, posiblemente nos regañarian a todos el lunes.

Sólo quería salir de ahí, no podía ir a casa porque me asesinarian si se llegarán a enterar mis padres que no fui a la escuela. Caminé y caminé, me sentía presionado porque obviamente no quería perder la estúpida apuesta, hoy hubiera sido mi mejor oportunidad de conocer más a profundidad a Kellin pero ahora sólo dudaba mucho que él fuera a ir a la fiesta. Lo hubiera ido a buscar a su casa pero obviamente no se su dirección.

No le encontraba sentido a ir a la aburrida fiesta de Oliver, hace unos días podría haber sido mi única meta pero hace unos días sentía que no tenía ningún sentido, sólo era ir a perder mi tiempo.

Vi un bar, estaba abierto y eran las cuatro de la tarde, entré pues estaba dispuesto a beber algo hasta dejar de pensar y poder presentarme a esa fiesta sin una expresión de aburrimiento. Cruce la puerta roja y en seguida un fuerte olor a cigarro, alcohol y hasta droga invadió a mi nariz. Había humo en todo el ambiente y muchas risas por todos lados. Ignore todo y caminé hacia la barra.

Luego de un rato comencé a escuchar gritos, era como gente peleando pero parecía ser el único que escuchaba pues nadie más hacía nada, seguían en su mundo.

Caminé hacia el lugar del que provenían los gritos, era detrás de una puerta azul que no dude ni un segundo en abrir. Al principio no vi nada pues la habitación no tenía iluminación y aún había humo de cigarrillo por todos lados.

Mi vista se consiguió aclarar, Kellin estaba ahí dentro con un hombre tal vez de cuarenta años. Ni siquiera parecieron darse cuenta de que alguien los estaba observando.

-"¡No puedes hacer esto!" -. Le gritó Kellin

-"Sí, sí puedo. Ahora cállate y deja de quejarte me lo agradeceras"

-"Eres un maldito asqueroso"

-"No es la primera vez que lo haces y es necesario"

-"¡No lo haré, ya estoy cansado de esto!" -. Volvió a subir la voz

-"Te están esperando allá afuera, deja de quitarme el tiempo y obedece a tu padre por una vez"

Kellin ni siquiera volteo a ver a la puerta.

-"¿Yo que gano de esto?"

-"Hago muchas cosas por ti, no ganas, me pagas"

-"¡No! Me iré de la casa"