La noche había avanzado sin que ninguno de los dos fuera consciente del cambio lento que se producía en derredor. Casi todos los ciudadanos se habían ido retirando a sus casas y los pocos curiosos que quedaban alrededor, esperando un posible enfrentamiento, se dieron por vencidos. No es que tuvieran mucha esperanza tampoco, Luke siempre había demostrado un dominio extraordinario de sí mismo.
–Entonces... –Giovanna miró a su alrededor. Las mesas estaban siendo recogidas y el lugar estaba a punto de cerrar. Frunció el ceño–. ¿Están cerrando?
–Sí, ya es hora –Luke observó su reloj sorprendido–. Increíble.
–¿No es como muy temprano para cerrar? –Giovanna chasqueó la lengua y miró con incredulidad su reloj–. Imposible.
–Es lo que estaba pensando.
–¿Hemos pasado tanto tiempo hablando?
–Aparentemente.
–Y sin un café adicional –murmuró Giovanna y Luke esbozó una leve sonrisa.
–Sí. No tiene idea de lo que se pierde señorita Sforza.
–Le tomaré la palabra en eso –contestó Giovanna y ladeó el rostro–. ¿Puedo pedirle algo más?
–¿Otra cosa? ¿No le basta con que considere su idea?
–¿La está considerando? –preguntó con los ojos muy abiertos.
–No luzca tan sorprendida. Ha defendido bien su caso.
–Bien, me alegro –soltó con aire satisfecho. Luke arqueó una ceja.
–Sí. ¿Qué pensaba pedir?
–No lo sé. No me gustaría presionarlo ahora que está entrando en razón –dijo con tono travieso. Luke estuvo a punto de replicar, pero se detuvo y en cambio soltó una profunda carcajada.
–Es usted increíble, señorita Sforza.
–También lo es usted, señor Adler.
–Llámeme Luke, por favor.
–¿Cómo pudo saberlo? –Giovanna negó lentamente–. Esa era mi petición. Que me llamara por mi nombre, Giovanna.
–¿Ah sí? –Luke frunció el ceño–. No parece adecuado.
–Es mejor que usted me llame Giovanna que yo lo llame Luke.
–¿Por qué?
–Porque yo no soy la autoridad de ningún lugar.
–¿Ni siquiera de la Corporación Sforza?
–No. Ese vendría a ser Vincenzo Sforza.
–¿Supongo que están relacionados?
–Mi padre, en realidad. Pero no, no estoy en la Corporación por influencia suya.
–No pensaba eso.
–Seguro que no –Giovanna replicó burlona. Los dos sabían que era precisamente lo que había estado pensando–. Bueno Luke, creo que estamos a punto de ser desalojados de aquí.
Luke miró alrededor y observó el rostro cansado de Lorraine. Vocalizó un lo siento mientras se levantaba al mismo tiempo que lo hacía Giovanna. Caminaron en silencio hasta la salida del local.
–Bueno, esto ha sido interesante –Giovanna extendió su mano olvidando que se había prometido no volver a estrechar la de Luke Adler. Él arqueó una ceja pero la tomó. Sus ojos se encontraron de inmediato y el cielo se iluminó con un relámpago. Giovanna lo soltó de inmediato.
–Qué extraño. Parece que tendremos una tormenta. Bastante inusual en esta época del año –Luke miró al cielo con atención. Giovanna no podía dejar de mirarlo a él, la manera en que ladeaba el rostro ligeramente mientras fruncía el ceño por un instante, con extrañeza. De pronto, sonrió. Fue tan fugaz que Giovanna pensó que lo había imaginado, solo que no parecía ese el caso. Su corazón al menos, no estaba de acuerdo pues seguía palpitando desbocado por el breve momento.
–Sí, bien, adiós señor... Luke –se corrigió Giovanna con torpeza. ¿Desde hace cuánto tiempo no se sentía así, tan insegura? Al menos desde que había abandonado la adolescencia, eso lo daba por sentado.
–Espere Giovanna –Luke la detuvo por el brazo. Ella abrió los ojos desmesuradamente ante el inesperado contacto. Había sido como una sacudida repentina a sus sentidos. ¿Electricidad? ¡El rayo podía haber caído sobre ella y no lo habría sentido más intensamente!–. ¿Giovanna?
–Sí, lo siento. Me he quedado...
–Lo sé –murmuró Luke. Y ella lo miró. Sí, no sabía cómo demonios era posible, pero lo vio en sus ojos. Él lo sabía. Lo había sentido. ¡Cielos!
Se quedaron en mitad de la acera, mirándose sin atreverse a encontrarse en los ojos del otro, temiendo lo que podían observar ahí. ¿Por qué? ¿Qué podían hallar dos personas que hasta hace unas semanas no sabían de la existencia de la otra?
–Debo irme –Giovanna ni siquiera era consciente de que Luke no había apartado la mano de su brazo. Pero cuando él lo retiró, sintió una inexplicable necesidad de pedirle que no la dejara. Pronto sería oficial, se estaba volviendo loca.
–Te acompaño –Luke se puso a su altura de inmediato. Ella arqueó una ceja– no voy a dejarte ir sola en la noche, por muy pequeña que sea la ciudad, ¿de acuerdo?
Ella asintió, notando como un nudo de emoción se formaba en su garganta. Esto era absurdo. Y no sabía en qué momento pero se sentía adecuado que él hubiera abandonado el trato formal.
–Está bien, Luke. Has lo quieras, pero no creo que nada pueda sucederme ¿o sí?
–Prefiero que no nos arriesguemos, ¿de acuerdo?
Giovanna sintió que se sonrojaba ante la intensidad de su mirada y, no por primera vez, la tomó por sorpresa esa reacción. ¿De cuándo acá ella se sonrojaba por una mirada y una galantería sin sentido? ¡Estaba pasándose de ridícula!
Sin embargo, no importaba lo mucho que lo intentó, la sensación de emoción no desaparecía del todo. Ni aun cuando Luke se despidió de ella, una vez que estuvo sana y salva en el hostal. Lo había visto marcharse por la calle y el sentimiento de pérdida había sido tan asfixiante que por poco corre detrás de él.
No parecía ser la primera vez... y eso era más que absurdo. No era como si él la hubiera dejado. Es decir, prácticamente eran desconocidos con un plan de negocios en común. No era como si una relación más allá de la profesional se perfilara de alguna manera entre ellos. ¿Qué rayos le estaba pasando a ella?
Luke se obligó a caminar sin mirar atrás por el temor de no poder marcharse de ahí. ¿En qué estaba pensando? ¿No lograr irse? ¿Y qué pensaba hacer? ¿Pasar la noche con Giovanna? No es como si tuviera una mínima oportunidad de que eso sucediera y si la tuviera, probablemente no lo haría. Entonces ¿qué era? ¿Por qué no podía simplemente dejarla y no pensar más en ella? ¿Cómo se podía perder algo que no había existido nunca?
Se sintió como un idiota y no por primera vez en esa noche. ¿En qué momento un día perfectamente tranquilo y rutinario se había convertido en el más desconcertante de su vida?

ESTÁS LEYENDO
Marcas del ayer (Sforza #1)
RomanceGiovanna inicia un proyecto particularmente ambicioso para la Corporación Sforza, empresa que representa el poder de su familia en Italia y a nivel mundial. Con grandes dotes emprendedoras, la primogénita de los Sforza no duda en que este será uno m...