Una habitación oscura en la que puertas y puertas no paran de correr. Llevan carteles que a penas me da tiempo a leer. "Oportunidad", "fracaso", "lección", "amor", "perdición", "diversión", "muerte", "depresión"...
Otras tienen nombres de personas que nunca conoceré porque no me da tiempo a abrir sus puertas. Vuelan sobre mi cabeza, me marean, y alcanzan tal velocidad que son imposibles de ver.
Estoy atrapada en un mundo hecho de salidas.
Ni si quiera veo ya la puerta de la muerte.
En una esquina, una pequeña puerta nunca aprendió a volar. Tiene mi nombre, es la única cuya llave soy yo. La cruzo, y regreso a donde estoy. Aunque cada vez, veo un poquito más de ese habitación. Descubro sus secretos y me voy conociendo yo.
Lloro grito por no buscar las llaves que no encuentro. Por no poder parar el tiempo y cruzar todas las puertas.
Hay recuerdos en el suelo que inhalo para morir eternamente, en el "ayer" que siempre será el "hoy".
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Mi rincón oscuro.
De TodoLa tristeza y la inspiración, siempre han sido una buena combinación.