Los colores son importantes. Cada persona, cosa, momento, cada todo y cada nada tiene un color inigualable. Y, sobretodo, irreemplazable.
Cada color es necesario.
Al final del día, al final de la vida, lo que más se añora es no volver a ver cierto color.
Tu color también es importante. Todos los colores de aquello entre lo que nadas, se mezclan con el tuyo. Así mutas, y no está ni bien ni mal, es necesario. Y bonito incluso en su fealdad.
Pero no te apagues, pues te convertirás en uno de estos dos colores:
-Un blanco puro, listo para mancharse completa y nuevamente, que solo poseen los bebés y algún caso excepcional de otras personas con ciertas enfermedades o trastornos.
-Un negro puro, incapaz de pintarse de ningún otro color. Incapaz de vivir más.
La pureza absoluta solo existe en esos dos colores. Una persona pura, es una persona aún no viva o ya muerta.
Aunque el negro puro solo es muerte en vida, porque cuando tu cuerpo muere, no cambia más de color. Así es como te identificarán después. Como te reconocerás tú.
Los colores que te lleves a la muerte física, serán las bases de tu próxima reencarnación.
Algunos lo llaman genética. A mí cada día me gusta más esta ilusión.
Aquel que aspire a ser un color puro, carente de matices, se volverá negro pronto. No existe el equilibrio en la vida. Nunca se mantiene un único color, porque nunca hay un solo estímulo. Nosotros mismos somos incapaces de conservar un único color. Y deberíamos alegrarnos por ello.
Así que no te apagues. Mantente impuro.
La impureza es lo más bello que tenemos los humanos.
También hay que tener en cuenta que no todos los colores transmiten lo mismo a todos, claro.
Una vez conocí a una persona que siempre ha sido verde. Pero de tantos marrones en los que se ha metido, tanta sangre derramada, tantas noches de negra soledad, y el blanco con el que le barnizaron las personas que ya se fueron tornándolo amarillo, es un verde grisáceo con matices azules. Aunque cada vez le queda menos azul y su gris se oscurece.
Sospecho que acabará siendo morado. Y luego negro.
Y a ti, que estás leyendo esto, espero que por más matices que hagan de tu color uno especial, nunca lo opaquen del todo.
A mi me gustaría morir gris con leves matices verdes, púrpuras, y azules que a penas se puedan distinguir por el ojo que no mira. Tú, que lees esto, verás por qué:
-El gris "puro" es el equilibrio perfecto entre "lo bueno y lo malo". Relatividad absoluta. Duda. Certera incertidumbre. Una orgía de todas las emociones disfrazadas de indiferencia. Aunque nadie alcanza la pureza.
-El verde es una vida fructífera y enérgica, con excesos pero sin sobrecargas. Es lo natural, lo sexual, y toda forma de pasión.
-El azul es la calma que solo trae el dolor. Tristeza enjuagada, pureza y evolución. Todo lo relacionado con la mente, una vida fluida que no siempre será tranquila.
- El púrpura o morado es la conexión entre cuerpo y alma. Todo lo relacionado con las emociones y el sentir. Es lo que hay entre la vida y la muerte, entre la elegancia y lo burdo, entre el misterio y el sueño. Es dolor en el auge máximo que lo hace bello. Es esencia.
Y ahora quiero preguntarte: ¿qué es cada color para ti?
¿Qué color eres tú? ¿Qué color quieres llegar a ser?
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Mi rincón oscuro.
RastgeleLa tristeza y la inspiración, siempre han sido una buena combinación.