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Capítulo 17:
"HYDRA"

-Tenemos que rastrearlo. ¡F.R.I.D.A.Y! Rastrea una base de H.Y.D.R.A dónde haya una fuente electromagnética desconocida. Algo. Una base cercana. A esta hora ya deben estar en otra parte. ¡Pueden estar en cualquier lugar del mundo!-.

-Lea, tranquilízate. Tienes que estar calma para buscarlo. Así lo único que lograrás es alterarnos. -Me dijo papá dándome un café. Suspiré con tanta pesadez como es posible, y le di un sorbo a mi café americano. Esto se esta yendo de las manos. Tengo que hacer algo. Y rápido. No me importa si tengo refuerzos, no me importa si voy sola o si me atrapan, voy a ir a buscar a Pietro cueste lo que cueste.

Me levanté de mi silla y salí de la sala de reuniones, donde todos trataban de planear algo sin éxito alguno. No logre hacer que nadie reaccionara.

-¡LEA!-

-Déjala, Stark. Necesita estar sola-. Le dijo Natasha. Le agradecí internamente y corrí a mi habitación. Busqué mi traje que me había hecho Bruce. Busqué un Quinjet disponible, agarré una pequeña navaja y me la puse con una sintaxis en mi muslo derecho, escondí unas jeringas con anestésicos y escondí una Glock en mi bota izquierda.

Con el radar de la nave, busque algun movimiento desconocido en alguna parte del mundo. Estuve así cinco minutos, rogando que nadie apareciera, ya que todos podrían insinuar que no estaba en mi habitación. Después de un rato, escuché como una pequeña bocina emitía un sonido irritante, dando a saber que el radar encontró algo. Me fije. Era al sur de Noruega, en un castillo abandonado a las afueras de una ciudad llamada Trondheim.

Desesperada y nerviosa, tome vuelo agarrando el mando fuertemente, deseando firmemente que nada le haya pasado a Pietro, no me podía permitir que alguien más salga herido. Estaba muy nerviosa, entraría a una base e H.Y.D.R.A yo sola, sin refuerzos; sin contar que todavia no termino de controlar mis poderes del todo. Pero nada me importaba si Pietro estaba en peligro. No me lo perdonaría si él sale herido, él es un gran pedazo de mi corazón, y si me lo arrebatan es como si arrancaran algo de mi.

Noruega quedaba bastante lejos de Nueva York, por lo tanto, aunque el Quinjet volaba a una velocidad impresionante, llevaba un tiempo llegar. En todo el trayecto de Estados Unidos a Trondheim obviamente no llegó ningún mensaje, pero estaba segura que a penas tenga internet me llegarán miles de mensajes de personas preocupadas. Es completamente entendible, pero me ahogaba que no me dejaran respirar.

Al finalizar el viaje, aterricé a unos quince kilómetros de la base, tomé un poco de agua de una botella que Steve había dejado en un compartimiento y bajé mi motocicleta favorita. Era perfecta, hace unos días la había modificado para que sea sigilosa y nadie me vea venir. Era negra con franjas azules horizontales.

Arranqué y me dirigí al suntuoso edificio del siglo XV. En un pequeño radar del teléfono pude distiguir dos sombras en la puerta principal, cuatro laterales de cada lado y seis traseros y tres francontiradores de cada lado. Agradecí que Clint había puesto en el quinjet unas cuantas M40 Lapuas, antes de salir agarré la que tenía el silenciador mas potente.

Apunté primero los francotiradores frontales, les dí en la cabeza en limpio y parece que nadie se dio cuenta, para luego apuntar a los dos guardias principales. No entiendo por qué le daban más protección a las entradas laterales y traseras. Parecía más obvio que los intrusos vayan por ahí, aunque pareciera estúpido.

Sin hacer ruido, caminé silenciosamente hasta la puerta, pegué el cuerpo contra la pared, tratando que las luces y cámaras no me tomen. Por seguridad, me concentré bastante y pude fundirlas. Fue por pura precaución. Por lo que sé, en cuestión de minutos vendrá alguien a arreglarla. Por eso mismo forcé la entrada y entré al precinto. Toda las bases eran iguales, lúgubres y tétricas, y los únicos sonidos que se podían presenciar eran los gritos desgarradores de las personas que torturaban. Me dio un terrible escalofrío con tan sólo pensar que hace menos de un año yo estaba en la exacta situación en las que esas pobres almas se encontraban en ese momento.

Seguí mi camino, guiándome por el radar de mi clular, buscando esa fuente de energía potente. Me confundía, ya que HYDRA usaba rayos gamma y eso producía una gran cantidad de enegía, al igual que el metabolismo de Pietro. Pero lo pude distinguir. Estaba un poco lejos, pero seguí caminando.

Llegué a una puerta que, en ruso ponía "Prohibida la entrada. Sólo personal autorizado" obviamente, fundí el seguro y me adentre. Apenas pisé el pasillo, una irritante alarma comenzó a sonar. Demonios, tuve que haber previsto eso. Comencé a correr como alma que lleva el diablo. Comencé a escuchar gritos autoritarios, de seguro que venían por mí. Me fijé en el radar. Cada vez me acercaba más. Doble y me encontré con una puerta de acero. De ahí porvenía la señal. Pietro debía estar allí.

Mi corazón palpitaba desenfrenadamente. No esperaba la hora de poder esos ojos azules que una vez me enamoraron.

Abrí la puerta estruenduosamente, ya no importaba el ruido, si todos venían atrás mío. Lo ví, estaba con terrible especto demacrado, ojeras en los ojos y múltiples moretones grandes en casi todas las partes visibles. Me miró. Sus ojos no tenían ese característico brillo, estaban apagados y sin emoción. Pero cuando me vió, y yo lo ví...

Oh, no hay palabras para describir ese fugaz momento.

-Lea...- dijjo con una voz casi inaudible.

-Shh.. tranquilo, Pietro. Te sacaré de aquí.-

-No, tienes que escucharme, Lea, vienen por t-ti...-

-Lo sé. Por eso hay que sacarte de aquí-.

-¡No!-gritó-. ¡Es una trampa! Tienes que salir e aquí-.

-No Pietro, no me iré de aquí sin tí-. le espeté severamente. Él negó con la cabeza.

-No Lea, vete...- masculló déblimente. Sus ojos se iban cerrando poco a poco y su respiración casi no se escuchaba.

-No, Pietro no me dejes, por favor...- justo en ese momento, el maldito Von Strucker irrumpió en la pequeña celda. ¿Que no estaba muerto? Hierba mala nunca muere.

-Ah, pero si es la pequeña y mugrosa Stark que viene a buscar a su noviecito-. no dije nada. Me quedé mirando a Pietro, cómo se veía, tan vulnerable...- Te propongo un trato-. ahora sí lo miré. El nos observaba con una sonrisa cínica en el rostro. Sabía que estaba disfrutando esto.- Tu vida a cambio de la e él.- Me lo pensé un momento, ¿Cómo podía saber que no estaba mintiendo? Luego recordé, en lo único que Von Strucker no miente es en tratos.

-Acepto.-

Serendipity  •Quicksilver• [Season One]Where stories live. Discover now