Capítulo 5

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  No había tardado demasiado en llegar, conocía bastante bien aquella cafetería pues era lo bastante famosa, como para atraer suficientes clientes aun en las tardes de verano.
Por un momento se cuestionó si era buena idea estar ahí, una parte de él tenía miedo de lo que pudiera pasar si seguía hablando con aquel chico de cabello rosado, no quería terminar más involucrado con él, no quería que sus sentimientos le volvieran a ganar. Pero por otra parte tenía la necesidad de hablar con él y volverse más cercano a este.
Decidió entrar y enfrentarse a aquel miedo que lo estaba frenando. Al abrir la puerta el sonido de una campanilla anunció su entrada, y él fue recibido por un aroma a café y por una calor que recorrió cada parte de su ser. Se sentó en una mesita del fondo al lado de la ventana, desde esta podía observar a la perfección todo el local.
A unas cuantas mesas frente a él, pudo observar aquel chico de cabellera rosa que le recordaba a un caramelo. Su rostro estaba adornado por una sonrisa, una sonrisa falsa como aquellas que él ya conocía a la perfección.
Lo observó mientras este tomaba un orden en aquella mesa. Cuando al fin término se dio media vuelta en dirección a Yoongi, en aquel momento pudo vislumbrar una sonrisa sincera, la cual iba dirigida hacia él, y ocasionó que su mente se quedara en blanco.
Ahí estaban de nuevo sus sentimientos, de nuevo aquel pensamiento de que el menor frente a él era realmente lindo, y que la razón por la que realmente se encontraba ahí era nada más y nada menos que para saber si se encontraba mejor que la última vez.
Le dedico una pequeña sonrisa y Kihyun comenzó a caminar hacia su mesa.
-Hola, me alegro de que aceptaras mi invitación quería agradecerte por lo de la otra noche, si no hubiera sido por ti de seguro aun seguiría llorando.- El de cabello rosa le dedico una sonrisa algo apenada. Yoongi supuso que después de todo el menor aún se encontraba mal por su ruptura, cosa completamente normal después de que todo era su pareja de años atrás.

-No te preocupes, no fue nada del otro mundo. Solo deje que te desahogaras, era lo mejor que yo podía hacer.-

-Lo sé, pero de verdad me ayudó mucho por eso te quiero agradecer. ¿Qué te gustaría tomar? Yo invito así que escoge todo lo que gustes.- El chico le tendió un menú con todo lo que se podía tomar; dio un vistazo rápido a este hasta que encontró lo le parecía que sería mejor.

-Me bastara solo con un Café expreso por favor.

-¿Estás seguro? De verdad yo pagare todo.- Yoongi se limitó a asentir, ya había comido esa tarde, además no quería aprovecharse del chico frente a él. –Está bien volveré enseguida.- Kihyun le dedico una última sonrisa antes de retirarse.

Una vez solo Yoongi se limitó a observar alrededor, el lugar tenía un ambiente agradable y cálido, las paredes estaban llenas de distintas pinturas y uno que otro adorno de apariencia antigua. Había bastantes mesas pero tampoco era como si el lugar quedara totalmente abarrotado, entre cada una de estas había el espacio suficiente como para entablar una conversación si miedo a ser escuchado. Junto a una de las paredes había un gran mostrador, donde se exhibían varios de los postres, algunas de las cafeteras y la caja registradora. Por ultimo a un lado de este se encontraba una puerta que seguramente daba a la cocina, por la cual el menor había entrado.

Su mente era un desastre en esos momentos ya que el único pensamiento que tenía en esta era, que sentía la obligación de proteger al menor y cuidarlo. Yoongi era así siempre se preocupaba por sus amigos y más aún por aquellos que eran menores que él; aunque su forma de preocuparse por ellos era muy distinta a la de Jin. El los protegía en silencio, los dejaba que se desahogaran y él no decía nada solo escuchaba y dejaba que sacaran todo, no era bueno con los consejos por eso lo mejor que podía hacer era eso. Y aunque no lo pareciera de verdad se preocupaba por los demás, por eso cuando alguien se metía con ellos y de verdad los lastimaban, él no tenía miedo de romper un par de huesos. Por un momento recordó aquella vez que un chico de la clase de Tae le había dicho a este que era raro y que no quería que se le acercara porque se le podía contagiar, todos los que escucharon se burlaron del menor ocasionando que este llorara. Y cuando Yoongi se enteró de aquello, se encargó de hacer una visita especial al compañero de Tae. De vez en cuando aquella faceta de todo me da igual se le olvidaba por completo.

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