Capítulo 2

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Llegamos a una de las casas de Esteban y en cuanto nos bajamos de la camioneta nos dijeron que ya nos estaba esperando a dentro. Nos llevaron a una bodega subterránea y ahí se encontraba Esteban, sentado frente a su escritorio.

—¿Cómo están muchachos? —nos preguntó mientras se levantaba de su silla para saludarnos.

—Aquí andamos, pasándola —respondió Rogelio, sin darle mucha importancia.

—¡Que bien! —se acercó a nosotros— ¿Por qué estás tan callado cachorro? —así es como me llaman algunos socios de mi tío, ya que mi padre se llamaba León, y para él yo era su cachorro.

—Por nada, Esteban —negué—. Pero haber dime, ¿cuál es el trabajo?.

—Como siempre cachorro, urgido por cumplir con tu trabajo, así me gusta —simplemente asentí—. Mira —tomó algo de su escritorio—, éste es el maldito perro que me traicionó —me dio una fotografía del tipo—. Me robó mucho dinero y lo quiero de vuelta —asentí—. Solamente quiero que me lo traigas, del resto yo me encargo.

—¿En serio sólo eso? —pregunté decepcionado porque pensé que iba a matarlo. Se supone que para eso me contratan, soy un sicario, no un casa recompensas.

—Si, sólo eso —se encogió se hombros—. Toma, estos son los lugares que frecuenta —me dio una lista.

—Está bien. Nos vemos en unas horas —Rogelio y yo nos dirigimos a la salida.

—Cachorro espera —me giré hacia Esteban—. Aquí está tu pagó —me extendió un pequeño bolso con dinero.

—Sabes muy bien que el dinero es hasta que termine el trabajo —lo vi molestó. No es la primera vez que trabajamos juntos, para que haga éstas pendejadas.

—Confío en ti —reí una vez y negué.

—Es malo confiar —dicho esto di la vuelta y no tomé el dinero—. Rogelio, vámonos.

—Hasta luego, Esteban —se despidió.

—Hasta luego, Rogelio.

Salimos de la casa y caminamos hacia la camioneta, yo me deslice en el asiento del copiloto y Rogelio, en el del piloto.

—¿A dónde vamos primero? —estaba revisando la lista hasta que la pregunta de Rogelio, me distrajo.

—Primero vamos a ir a los bares de la lista, ya es de noche y es posible que esté en alguno.

—Está bien escoge uno —vi la lista.

—Este —escogí uno llamado "El Rancho."

—¿Por qué escogiste ese? _me preguntó Rogelio, con una sonrisa— ¿Lo conoces o qué, apoco has ido sin mí?

—Para nada cabrón, es simple intuición —luego de unos veinte minutos de camino, llegamos al bar.

Cuando entramos pudimos ver que era un lugar de mala muerte, habían tipos con mujeres sentadas en sus piernas mientras se drogaban y emborrachaban, mientras otros estaban apostando y formando una rueda en donde estaban jugando poker.

—Si ese perro esta aquí, de seguro está apostando —robó una gran cantidad de dinero, así que es lo lógico.

—Seguro que sí. Dividamonos —Rogelio, tenia razón había que dividirnos porque el lugar estaba completamente lleno.

—Va, con cuidado cabrón —le di una palmada en el hombro.

—¡Ja! Con cuidado tú cachorrito.

—Que te jodan, puto —yo me dirigí a dónde estaban apostando.

Estuve por un largo rato observando a todos y cada uno de los que se encontraban allí, habían demasiados tipos y sería difícil encontrarlo. O tal vez no. Ahí, entre toda esa gran multitud, lo encontré. Cuidadosamente me acerqué a él.
—Oye compa, ¿puedo hablar contigo un momento? —se giró y me observó detenidamente.

—¿Quién eres? —preguntó con desconfianza.

—Alguien que quiere hacer negocios contigo —no decía nada, sólo me veía raro y muy desconfiado, como si tratará de identificarme—. Ay mucho dinero de por medio —su mirada pasó de ser desconfiada a llena de avaricia.

—Está bien, ¿en dónde quieres que hablemos? —¡bingo! Bien dicen que con dinero baila el perro.

—Afuera —asintió y se levantó de su lugar.

Salimos del bar y empezamos a caminar hacia el estacionamiento.

—¿Hasta dónde vamos? —se detuvo y esperó una respuesta.

—Vamos a mi auto —señalé hacia adelante—. Allí nos está esperando mi socio —asintió y siguió caminando sin saber lo que le esperaba en realidad, por eso digo que no es bueno confiar.

El Sicario. Where stories live. Discover now