Capítulo 7

4.5K 195 0
                                    

Luego de una hora de camino llegamos a la bodega, la cual es una de las más grandes que tenemos y por lo tanto, una de las que más seguridad tiene.

-Por lo visto te están esperando, Rogelio - dije al ver en la entrada a varios tipos armados y deduje que estaban esperando a alguien porque eran demasiados para cuidar la entrada, ya que máximo deben haber cinco y ahí habían unos siete u ocho.

-Así parece, aunque nadie sabía que vendría - nos bajamos del auto y Rogelio se acercó al gran comité de bienvenida.

Mientras yo me quedé recostado en la camioneta, me acercaría si Rogelio me lo hubiera dicho, pero como no lo hizo, me quedé de lejitos, aunque no tan lejos para así poder darme cuenta de todo.

-¿Cómo estás, Rogelio? - preguntó un hombre, mientras estrechaban las manos.

-Muy bien, Miguel - Rogelio es muy pendejo, demasiado, pero cuando se trata de los negocios es muy serio.

-A ver dime - volvió a hablar el tipo, a quién no conozco y es raro que no lo haga - ¿A qué debemos ésta visita?

-Tú deberías saberlo mejor que nadie - Rogelio se cruzó de brazos.

-No pues, no sé.

-Ah, pues te voy a refrescar la memoria. Don Antonio me envió para ver como está el asunto del dinero y la merca que se perdió. Según tú, claro está, porque aun no tenemos pruebas de que haya habido un robo, al menos de gente de afuera.

-No, no lo digo yo, así fue y no entiendo porque don Antonio desconfía de mí - el tipo hizo ademanes con la mano.

-No pues si no es desconfianza, no más es duda - Rogelio, se encogió de hombros.

-¿De qué? ¿De mi lealtad?

-No, de porque no hicieron nada o mejor dicho de porque no han hecho nada aún - que belleza nos "roban" y a ellos les vale madre.

-Hemos tenido otros problemas...

-¡¿Más importantes, que un maldito robo?! -al parecer las cosas ya se estaba poniendo intensas, porque Rogelio no grita así por así. Más bien admiro su paciencia, yo ya les habría disparado... A todos.

-¿Qué paso, güey? - le pregunté a Rogelio en cuanto me acerque a él, si estos cabrones piensan que está solo, se equivocan.

-No, nada - Rogelio negó sin dejar de ver a los tipos-. Aquí estamos tratando de arreglar éste asunto.

-¿Y éste qué? - el tipo con el que estaba discutiendo Rogelio, me vio de pies a cabezas- ¿Es tu mascota o que chingados, Rogelio?

-Ninguna mascota, hijo de la chingada - maldito imbécil, que se creído.

-Aquí mi amigo presente se llama, Rodrigo Ferrer - Rogelio me señaló.

-¿El sobrino de don Antonio? - el tipo me vio asustado.

-Así mismo, pendejo- le respondió Rogelio.

-Yo no sabía que... -estaba que se hacia en los pantalones el hijo de la chingada.

-No quiero disculpas pendejas ¿Me entendiste? - odio a la gente como él.

-Si señor - respondió y bajó la mirada.

-Ahora mismo nos vas a decir en dónde está el dinero y la mercancía de mi tío, por que sino aquí te quedas cabrón.

-Yo no sé nada, en serio - apreté la mandíbula.

-A ver, a ver - di dos pasos hacia él -. Evitame la fatiga de tener que sacarte la información a las malas - lo dije en el tono más calmado que pude.

-Es que yo... - Rogelio levantó su mano y el tipo se calló.

-Si yo fuera tú, ya estuviera hablando porque aquí a donde vez al cachorro, es bueno pa' las torturas - Rogelio me dio una palmada en el hombro.

-Está bien les voy a decir todo, pero no me maten.

-Así me gusta cabrón, cooperador - Rogelio sonrió.

-Fue la gente del Tommy - dijo rápido.

-¿Y ese güey quién es? - inquirió Rogelio.

-Es un nuevo narco.

-Necesito que me des toda la información que tengas. Pero ya -le ordené.

-Está bien, aunque no es mucha pero...

-¡Ya! - entramos a la bodega y ahí tomó una libreta y empezó a escribir algo.

-Aquí está, eso es todo lo que sé - me dio un papel en dónde estaba la información.

-Bien, fue un placer haber hecho negocios contigo, pero ya no requerimos tus servicios - le di un balazo en la frente.

-Ay no mames como les gusta hacerla de pedos - dijo Rogelio mientras nos subíamos al auto.

-Necesitamos encontrar a ese güey.

--Si, pero hay que hablar con tu tío primero - asentí.

En todo el camino estuve pensando en que hacer, si irme para Mazatlan o quedarme a solucionar esto yo mismo. Pero en fin todo es decisión de mi tío.

Cuando llegamos a la casa de mi tío, nos dijeron que nos estaba esperando en el patio.

El Sicario. Where stories live. Discover now