Capítulo 18

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Rodrigo

Estaba sentado en el patio esperando a Ximena y pensando en que si aceptaría la propuesta de que nos fuéramos a Culiacan, cuando de repente sentí que alguien me observaba, me giré para ver quien era y me encontré con Ximena.

-Hola -me saludó.

-Hola -me puse de pie.

-¿Te pasa algo, guapo? Te noto triste -se acercó y me besó.

-Me tengo que regresar a Culiacan, inmediatamente - tomé su rostro con ambas manos y le di un pequeño beso-. Y me encantaría que vinieras conmigo.

-¿En serio? -asentí-. Sí, sí quiero ir contigo -rodeó sus brazos en mi cuello y me besó.

-Bien pues, nos vamos hoy mismo -dije luego del beso.

-¿Hoy? - abrió los ojos en plato. Asentí -. ¿Por qué tan pronto?

-Tengo asuntos urgentes que atender -se quedó pensativa.

-Está bien -sonrió-. No hay problema, yo solo quiero esta contigo.

-Yo también quiero estas contigo -acaricié su mejilla -. Nos vamos en la noche -me senté y la tome de la mano la jale hacia mi y la senté en mis piernas.

-No sé que me has hecho Rodrigo, pero me encantas - me besó el cuello y desabrochó dos de los botones de mi camisa.

-Lo mismo digo, mija - empezó a besarme el pecho, poco a poco desabrochó todos los botones de mi camisa y besó mi abdomen y pecho.

-Te deseo demasiado - sonreí. Bajó la mano a mi cinturón y en un movimiento rápido, lo desabrochó junto con el botón del pantalón. Metió la mano en mi pantalón y empezó a acariciar mi erección sobre la tela del bóxer.

Tomé su rostro con ambas manos y le di un beso en los labios, pero no cualquier beso, era un beso lleno de deseo. Me moría de ganas por hacerla mía, de su boca bajé a su cuello mientras ella seguía masajeando mi miembro. Podía sentirse como la temperatura de nuestros cuerpos aumentaba, todo estaba yendo de maravilla hasta que...

-Rodrigo ya tengo lo... -sobre el hombro de Ximena, vi a Manuel- ¿Interrumpo algo?

-No ¿quién dice? -dije sarcástico.

Ximena, estaba avergonzada. Sacó su mano de mi pantalón, se puso de pie y se arregló un poco el cabello.

-Creo que lo mejor es que vaya a preparar mis maletas -ya valió verga.

-Está bien -dije resignado-. Nos vemos en unas horas -me acerqué y la besé-. Luego seguimos - le susurré al oído, mientras ella solo reía.

-Adiós, Manuel - se despidió.

-Adiós, Ximena - sin decir más se fue-. En serio lamento haberte interrumpido - empezó a reírse.

-Ya no importa - me volví a sentar tratando de que se me bajara toda la calentura y algo mucho más evidente entre las piernas.

-Ya investigué lo que me pediste -se refería a investigar a Ximena.

-¿Qué encontraste? - pregunté intrigado.

-Todo en orden - levantó su pulgar.

-Perfecto -suspire-. Nos sabes cuanto me tranquiliza escuchar eso.

-Sí, me imagino - señaló mi entrepierna y empezó reír -. Deberías de buscar que hacer antes de que duela, cabrón.

-No empieces a joder, porque todo es tu culpa, puto -río -. Tengo que ir a preparar mis cosas, nos vemos después -me levanté y me dirigí al interior de la casa, para ser específico a mi cuarto.

Luego de tomar una ducha fría, muy fría, terminé de guardar todo en mis maletas, ya faltaba una hora para que nos fuéramos así salí de la habitación para despedirme y esperar a Ximena. En la sala me encontré solo con Manuel, que estaba tan entretenido con su celular que no se había dado cuenta de mi presencia.

-Así que ya tienes vieja, cabrón -se asustó.

-¡Puta madre! Me vas a matar de un susto -colocó una mano en su pecho.

-La conciencia -me senté frente a él.

-Eso te digo yo a ti, que andas matando al que se te pone enfrente - reí.

-¿Qué puedo hacer, si en éste mundo hay tantos traidores? - me encogí de hombros.

-Que justiciero -dijo burlándose.

-Deja de joder y más bien cuéntame, ¿quién te tiene tan distraído?

-¡Nah! Estaba jugando Candy Crush.

-Que mamón -ambos lanzamos una carcajada-. Y yo que pensé que era alguna vieja.

-Todavía no encuentro a la mujer que me merezca -solo nos reímos-. ¿Ya te vas?

-Sí, prefiero irme ya antes de que me tío se encabrone más.

-Bueno, suerte - no alcancé a responder porque llegó Ximena.

-Ya volví -dijo acercándose a nosotros.

-Que bueno porque ya nos vamos -me puse de pie y la besé.

-Bueno yo los dejo - habló Manuel -. Que tengan buen viaje.

-Gracias -le respondió Ximena.

-Oye me despides de Sebastián -dije antes de que se fuera.

-Claro, yo le digo -Manuel se fue y nos quedamos solos.

-Vámonos, antes de que me den ganas de terminar lo que empezaste - le di un pequeño beso y ella río. La tomé de la mano y la llevé hasta la puerta.

Nos subimos al auto que nos estaba esperando para llevarnos a la pista, a la cual llegamos en menos de media hora. Ya estando en el avión nos fuimos rumbo a Culiacan. En donde iba a armar un desmadre, hasta encontrar a la gente del tal Tommy, y no sé porque, pero algo me dice que va correr mucha sangre.

El Sicario. Where stories live. Discover now