Capítulo 9

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Llegamos a la pista en dónde nos estaba esperando una avioneta. Nos subimos y nos fuimos, en todo el camino nos la pasamos tomando. No tanto como para emborracharnos pero si suficiente como para alegrarnos.
Cuando llegamos a la pista de Mazatlan, nos estaban esperando dos amigos que conocimos en los arrancones, uno es colombiano y el otro es mexicano.

-¿Cómo les fue en el viaje, parcero? - me preguntó Sebastián, el colombiano, éste vato es un chingon cuando se trata de carreras.

Aunque desgraciadamente se a retirado un poco de las mismas.

-Muy bien - le guiñe - ¿Y ustedes qué? ¿Cómo van en el negocio? - Sebastián y Manuel se dedican a las apuestas, a cualquier tipo de apuesta.

-Pues bien, como siempre, ganando - se encogió de hombros -. Pero ya vámonos que hay muchas apuestas para ganar.

-¿Y Rogelio? - pregunté al no ver a mi amigo, quién se suponía, venía detrás de mí.

-Él se va a ir con Manuel, para traer los autos - asentí.

-Está bien.

-¡Ey! Chaparro, llevate las maletas a la casa -le ordenó a uno de sus hombres.

-Está bien señor - respondió éste, tomó las maletas y se fue.

-Vámonos mi inge - así es como me llama Sebastián, a veces, ya que sabe que soy ingeniero, o al menos eso fue lo que estudié.

-¿De nosotros quienes van a correr hoy? - pregunté mientras me tomaba una cerveza de camino a la pista de carreras.

-Manuel y Rogelio, ya sabes que son los mejores - pasó su brazo por mis hombros.

-Por supuesto - llegamos a la pista de carrera en dónde había mucha gente, la mayoría eran mafiosos, niños ricos y claro, nunca faltan las mujeres.

-Hoy va estar bueno, porque se supone que van a haber nuevos apostadores - me informó Sebas, quien conoce a la mayoría de los que están aquí, pues ese es su trabajo.

-Más dinero para nosotros - ambos sonreímos.

-Claro que si. Y mira, allá están los campeones - señaló a donde estaban Manuel y Rogelio.

Caminamos hacia dónde estaban y saludé a Manuel.

-¿Qué honda, compa? - Manuel me dio un abrazo.

-¿Qué honda, cabrón? ¿Estás listo para ganar? - me guiñó.

-Pues claro, ¿o lo dudas?

-Para nada.

-Que bueno, porque voy a ganar - asentí con una sonrisa.

El primero de nosotros en correr iba a ser Manuel.

-¡Suerte! - le gritamos todos cuando ya se iba.

La carrera empezó y como siempre, Miguel ganó y no es para menos con el carro que llevaba, un elegante Camaro rojo con el motor modificado. Y si Miguel ganó, por lo consiguiente ganamos todos. Ahora le tocaba a Rogelio, el cual ya se encontraba en la pista, conduciendo mi Corvette.

Dieron la señal de salida, Rogelio arrancó y cuando lo hizo una nube de polvo, inundo la pista. Mi carro no está modificado, pero con Rogelio al volante, es una ganancia segura. Luego de varios minutos, mi amigo llegó en primer lugar.

-Ahora hay que ir por el dinero - Sebastián subió y bajó ambas cejas -. Y luego nos vamos a celebrar - Miguel asintió.

-Nos urge hacerlo, compa - reí al ver la urgencia se Miguel.

-Vamos - Rogelio y Manuel se fueron con Sebastián, en cambio yo me quedé recostado en mi auto, el mismo que había corrido Rogelio, tomándome una cerveza, que por cierto, algo me dice que hoy termino borracho.

Estaba de lo más tranquilo, hasta que levanté y la centré en el frente, en dónde pude ver que una hermosa mujer me estaba viendo. Le Sonreí y ella me devolvió la sonrisa.

-Rodrigo, ya tenemos el dinero y dice Sebas, que nos vayamos a la casa a celebrar - no supe en que momento llegó Manuel y mucho menos en que momento se paró a mi lado.

-¿Te puedo preguntar algo? - lo vi serio.

-Claro, ¿qué pasó? - me vio de igual manera.

-¿Sabes quién es esa plebe? - señalé con un asentimiento de cabeza en dirección a la mujer.

-No, pero espérame voy a preguntarle a alguien y te digo - caminó hacia dónde estaba un grupo de mujeres y empezó a hablar con ellas.

-¿Quién es? - le pregunté cuando volvió.

-Solo saben que se llama Ximena, que es la primera vez que viene y que apostó mucho dinero por nosotros.

-¿Así? - asintió - ¿No crees que sería bueno que la invitaramos a celebrar con nosotros?

-Sería perfecto, ¿quieres que vaya y le diga?

-No, voy a ir yo - me tomé lo que me quedaba de cerveza.

-Suerte - Manuel me dio una palmadita en el hombro y yo solo le sonreí.

Caminé hacia donde estaba la mujer, que mientras más me acerco, más hermosa se ve. Cabello negro, cuerpo espectacular, unos ojos que enamoran. Valla que es bella.

-Hola - saludé al acercarme a ella. Me sonrió -. Soy Rodrigo Ferrer y tú, ¿cómo te llamas? - ya sé como se llama pero quería que ella me lo dijera.

-Hola - respondió a mi saludo con una hermosa sonrisa -. Soy Ximena Sandoval.

-Mucho gusto, Ximena- le extendí mi mano y la tomó.

-Igual Rodrigo, pero dime ¿qué te trajo hasta mi? - su tono era seductor.

-Me dijeron que apostaste mucho dinero, por nosotros - solamente sonrió-, y quería invitarte a celebrar el triunfo. ¿Qué dices?

-Me encantaría, principalmente porque tú vas a estar allí - se mordió el labio inferior, me encantaría poder hacerlo yo.

-Perfecto vamos - la tomé de la mano y la llevé hacia el auto que me esperaba para llevarme a dónde estaban los demás.

El Sicario. Where stories live. Discover now