Rodrigo
Rogelio estaba desayunando en el jardín, solo, así que decidí acompañarlo.
-¿Qué tal tu noche? - preguntó cuando melé acerqué- ¿Te la pasaste bien? - me senté frente a él.
-Que va, me emborrache y me quedé dormido - negué.
-No jodas - lanzó una fuerte carcajada - Rodrigo Antonio Ferrer, se quedó dormido en lugar de disfrutar a la morra - volvió a reír.
-Deja de reírte, pendejo - lo vi mal.
-Si eso pasó, me imagino que traes un crudón - hizo una mueca.
-Pues ni tanto, sólo tengo un leve dolor de cabeza - puse una de mis manos sobre mi frente.
-Y la plebe que estaba contigo, ¿dónde está? - se puso serio.
-Se fue a su casa para cambiarse.
-¿Sabes qué estaba haciendo cuándo entré al cuarto? - preguntó aun más serio de lo que ya estaba.
-No, ¿qué? - ya me estaba preocupando.
-Estaba tratando de abrir el candado de tu bolso - fruncí el ceño.
-¿En serio? - asintió.
-Si, pero tranquilo ya la investigue - se recostó en su silla y se relajó un poco.
-¿Qué encontraste? - ahora el que estaba serio era yo.
-Nada fuera de lo normal - respiré hondo -. Pero de todas formas hay que estar alerta.
-Como siempre - le di un trago a mi café y sonreí. No me habría gustado que me dijera algo malo, Ximena me gusta, después de aquella mujer, es la primera que me gusta de verdad - ¿Y dónde están Sebastián y Manuel? - recordé que no los había visto por ningún lugar.
-Tuvieron que irse a arreglar unos asuntos y no podrán acompañarnos, así que iremos sólo los dos - sonreí mostrando los dientes -. Esa sonrisa me dice que pasa algo... Malo.
-Es que no seremos dos, seremos tres - le mostré tres de mis dedos.
-¿Los tres? - frunció el ceño - ¿Cuáles tres?
-Le dije a Ximena que nos acompañará - le di otro trago a mi café -. No te molesta, ¿verdad?
-No, para nada - lo que me imaginé, no le gustó la idea.
Terminamos de desayunar y todo el tiempo Rogelio, estuvo callado y cuando hablaba era porque yo le hacía plática.
-Rogelio - traté de llamar su atención-. Gelio - así le digo de vez en cuando -. Oye no me ignores - golpeé su hombro.
-¿Qué quieres? - podía ver que estaba enojado, pero no sabia exactamente porque.
-Sino fuera porque desayune contigo, pensaría que comiste alacranes - me quedó viendo de mala manera - ¿Estás así por lo de Ximena?
-¡No! - me gritó y nuca lo hace -. Así que ya no estés jodiendo- me acerqué y lo abracé.
-¿Ta celoso, cabrón? - le pregunté sin dejar de abrazarlo.
-No, y ya suéltame - trató de liberarse de mis brazos.
-No, pues no - lo abracé aun mas fuerte.
-¡Puta Rodrigo! - seguía tratando de soltarse.
-¿Interrumpo algo? - me giré un poco, sin soltar a Rogelio, y pude ver que era Ximena, quién nos estaba viendo con una sonrisa.
-Claro que no - solté a Rogelio-. Que hermosa te ves - traía jeans oscuros, una camisa de tirantes negra y una chaqueta del mismo color.
-Gracias - sonrió - ¿Y qué, nos vamos?- escuché que sonó un celular, era de Rogelio.
-Bueno - respondió la llamada - ¿Así? - sólo escuchaba lo que le respondía no sé a quien -. Va, allá nos vemos.
-¿Con quién hablabas? ¿Y a dónde vas? - pregunté en cuánto terminó la llamada.
-Eres peor que vieja - negó-. No voy a ir con ustedes, tengo que ir a arreglar unos asuntos.
-¿Cuáles? - pregunté serio.
-Asuntos, asuntos - prácticamente me grito-. Ya me voy.
-Ya pues - levanté ambas manos - ¿Pero no se te olvida darme algo? - me refería a mi bolso y a mi pistola.
-Para nada.
-En realidad si, te estás llevando mi... - señalé el bolso.
-¿Para qué lo quieres? - no respondí -. Eso pensé, para nada - realmente no lo iba ocupar, pero siempre lo traigo conmigo, es importante. Levantó la mano, en forma de despedida y se fue.
-¿Nos vamos? - le pregunté a Ximena.
-¿A dónde vamos exactamente? - sonrió.
-A una pista de carreras - no dijo nada-. En dónde sólo vamos a estar los dos- le guiñe.
-Me parece estupendo - fuimos al garaje.
-¿Te gustan mucho las carreras? - le pregunté mientras tomaba las llaves de mi auto.
-Sí. Bastante.
-¿Alguna vez has participado en los arrancones?
-No, prefiero sólo ver, me da un poco de miedo hacerlo yo.
-Es divertido, la adrenalina, deberías intentarlo - subimos al auto -. Vamos a divertirnos.
YOU ARE READING
El Sicario.
ActionDicen que la vida es caprichosa, cosa que es cierto a veces la misma provoca que lleguemos a amar a la persona equivocada. Como en el caso de Rodrigo Ferrer, "El Sicario", a quien la vida le jugó una mala pasada e hizo que se enamorara de la persona...