Amor psicótico [MutsUrie]

Al descubierto

Llevo aquí tanto tiempo, que ya he perdido la cuenta, sin embargo, el pesar ya no es tan grande como lo era antes, finalmente siento el apoyo de alguien.
Qué si no fuese por esta persona, quién sabe que sería de mí en la actualidad.
Es cierto, lo conozco poco, pero su presencia me resulta familiar y agradable, aunque en ciertas ocasiones me causa malestar... Realmente no sé cómo explicarlo.
(...)

—Si ya término de comer, me llevaré los platos — dijo una mujer.

—Está bien, por cierto ¿no ha visto al doctor Haise? — cuestionó preocupada.

—Ahora que pregunta, no lo he visto, y eso es extraño porque él nunca falta — hablo pensativa.

—Sí, lo sé, siempre viene a verme por las mañanas — dijo la chica de cabellera verde.

—Bueno, ya me tengo que ir, si necesita algo nos llama — dijo mientras se despedía y salía de la habitación.

—Esta bien.

<<Toc Toc Toc>>

*¡Doctor!* — pensó — Adelante.

—Hola — saludo un joven psiquiatra de cabellos morados.

—Hola — esbozo una débil sonrisa.

—¿Cómo estás? — preguntó él.

—Bien, gracias por preocuparte — dijo mientras le indicaba con la mano que se sentará a su lado.

—No es nada, después de todo, ese es mi deber ¿no? — el joven rió al decir lo último.

—Tienes razón — ella también rió.

—¿Pasa algo?, te notó un poco extraña — comentó serio.

—Es sólo que estoy preocupada por el doctor, ya que esta es la primera vez que falta — mencionó con la mirada perdida.

—Así que, ¿es eso?, no te preocupes tanto, seguro se resfrío — trató de animarla.

—No... Aunque se enferme él viene — dijo inexpresiva.

—Tal vez tuvo algún inconveniente, no debe tardar en llegar — dijo para convencerla.

—Puede ser — finalmente fijó su vista en él — Gracias de nuevo — sonrió.

—Eso es, así te ves más linda — dijo refiriéndose a la sonrisa de ella.

—¿Enserio lo crees? — cuestionó con una débil sonrisa ladina.

—Por supuesto — confirmó.

~Quieres comer~

—No tengo hambre Urie, acabo de comer, pero eres amable por preguntar — contestó.

—No he dicho nada — la miró preocupado.

—No me habías preguntado — cuestionó confundida.

—No — contestó.

~Hija, ven a comer con nosotros ~

—¿Escuchaste eso? — preguntó mientras se levantó de la cama.

—¿Qué? — se encontraba desorientado.

—Mis padres, han llegado por mí, ¡ellos están aquí! — gritó contenta — Tengo que irme, ellos me esperan allá afuera — abrió la puerta, lista para salir de su habitación pero una mano la detuvo.

—Escucha, allá sólo están los psiquiatras y los pacientes — decía al sujetar la muñeca de ella.

—¡No mientas!¡Sueltame, por favor! — decía tratando de zafarse del agarre del chico — No quiero odiarte — dijo comenzando a derramar lágrimas.

—Lo hago por tu bien, nadie está esperando por ti allá... Lo estás imaginando — mencionó con dolor de verla así.

~Mamá te quiere mucho, tú me quieres a mí~

—Sí, ¡yo te quiero! — finalmente se zafó del agarre, pero en vez de salir corriendo de la habitación, se dejó caer al piso.
Cubría sus ojos con las manos.

—Oye, levantate por favor — trató de agarrala para que se levantará, pero ella golpeó su mano.

—Déjame sola — dijo con los ojos llorosos y la mirada en el piso.

—Pero... — No pudo terminar de hablar porque ella lo interrumpió.

—¡Vete! — Al decir esto señaló la puerta.

—Esta bien, si tú lo deseas — dijo sin más, y se retiró.

—Padres, los extraño — habló para sí misma.

~Nosotros también, después vendremos por ti~

—Los esperaré — mencionó.
(...)

—¿En qué piensas? — cuestionó dudoso un joven rubio — es que te ves muy distraído — añadió.

—Nada en especial, sólo recordé que tengo un pendiente — dijo el chico de cabellos morados.

—Yo también, debía limpiar el piso, pero me dio hambre y decidí venir a comer — habló mientras masticaba su comida.

—No hables mientras estas alimentándote, es asqueroso — habló fastidiado.

—Es que tengo que comer rápido — comentó concentrado en sus alimentos.

—¿Por qué haces esto? Te he visto quejarte por tu trabajo... si no te gusta no lo hagas y ya — habló despreocupado.

—Sabes — el rubio se levantó de la mesa — A veces no se trabaja por gusto, sino por necesidad, y no me importa ser un conserje, si con eso puedo ayudar a pagar el tratamiento de mi hermano —  dijo, para después dirigirse a la salida del comedor.

—¡Shirazu, espera! eso no fue... — el chico rubio lo interrumpió.

—Deberías de ser menos insensible — dijo sin verlo y continuó su camino.

*¿Por qué ahora están todos contra mí? Será por lo que le dije a Haise* — meditó — Como si me importará — dijo para sí mismo.

Mientras iba caminando por el pasillo de las oficinas, observó una puerta dónde estaba un letrero que le llamó la atención "Expedientes del personal".

*Así que este es el cuarto* — pensó.
Volteó a ver todo a su alrededor para comprobar que no hubiese nadie. Al observar que estaba solo, entró.

—Que suerte tengo, no tenía candado — habló con una sonrisa en su rostro.

Observó que un casillero tenía escrito la letra "S", por ende, se acercó a este y lo abrió con el fin de encontrar la información que quería.
Estuvo media hora buscando, aunque se asomaba de vez en cuando para corroborar que nadie llegará y lo descubriera.

—Lo tengo — soltó victorioso al ver un expediente nombrado "Sasaki Haise" — Veamos — comenzó a hojearlo, hasta que leyó algo que lo dejó atónito.
Inmediatamente cerro la carpeta, para guardarla, pero un ruido lo sacó de sus pensamientos.

—¿Qué tenemos aquí? — se oyó una voz masculina — El gato salió a cazar — dijo con sarcasmo.

—¡Ha...Haise! ¿Qué está haciendo aquí? — habló nervioso.

—Que curioso, es lo mismo que yo me pregunto, ¿Que estás haciendo aquí? — su semblante era uno aterrador.

*¡Joder! olvide cerrar la puerta* — pensó asustado.

—Y bien... Dime ¿Qué hacías aquí? Te doy cinco segundos para responder — habló mientras se acercaba en pasos lentos al lugar donde estaba el joven.

Fin del capítulo 5.
Este capítulo es un poco corto comparado con los otros, pero espero que les guste :3
Gracias a todos por leer ♥
Nos vemos luego ♥
Shirazu vuelve a casa </3