Amor psicótico [MutsUrie]

Grotesca

En el instante en que leí la carta surgieron muchos sentimientos: desesperación, angustia, miedo, depresión, soledad, dolor y un sinfín más.
Al principio no lo podía creer, de seguro mis ojos me estaban jugando una broma, pero por más que leía una y otra vez, el contenido era el mismo.

En algún momento me perdí en mí misma, volviéndose todo oscuro, nublando mi juicio, desesperándome, sintiéndome mal conmigo misma ¿Qué clase de monstruo era?
De pronto me pregunté eso, una infinidad de "recuerdos" invadió mi mente.

—¿Dónde estoy? — no sabía donde se encontraba pero algo la impulsaba a seguir caminando — *¿Una puerta? *

Se acercó para abrirla, pero al momento de hacerlo se percató de varias personas tendidas en el piso, de un lugar estaba hecho trizas con las paredes se repletas de un color carmesí.

—¿Qué ocurre? — se preguntó mientras más se acercaba a la escena, pero se detuvo en seco al ver a alguien de pie que reía a todo pulmón.

La persona sostenía un cuchillo en las manos, con la punta manchada de un color rojizo. Esta parecía disfrutar lo que estaba haciendo: asesinar.

Mutsuki se acercó aún más, entonces lo notó, no era más que una niña de aproximadamente 11 años la culpable de tan repugnante escena, aunque por alguna razón se le hacía familiar.

—Espera, ¡Soy yo! — entró en shock. Se dejó caer de rodillas al piso.

~Mataste a mamá, eres una asesina~ hablaba otra niña aun más pequeña.

~¡Te odio! ¿Cómo pudiste arrebatarme lo que más quería en este mundo? ~ comenzó a llorar muy alto.

—Basta — rogó que se detuviera.

~Por eso nadie te quiere, ¿quién lo haría? Eres repulsiva ~ decía mientras caminaba hacia ella, aún con lágrimas en los ojos.

—Detente — volvió a pedir.

~¿Por qué me detendré? sólo digo la verdad... Nadie quiere a los que arrebatan la vida de otros ~

—¡He dicho, que te detengas! — no podía soportarlo, cada palabra se sentía como una apuñalada al corazón, sin embargo, no era más que la verdad.

~Ojalá mueras atada a la soledad, y ardas en el infierno, es ahí donde perteneces ~ deseó ~ No mereces que nadie te ame.

—¿Ahora qué haré con ellos? — cuestionó la causante de todo el desorden con la ropa llena de sangre — Mejor los dejo ahí, ellos ya no son más mi problema... Los odio — sonrió sádica.

~Salgamos de aquí ~ Otra voz se escuchó, pero no logró distinguir a su dueño.

Ella los vio retirarse de la escena del crimen como si nada hubiese ocurrido.
Iba a seguirlos pero no podía, su cuerpo no le permitía hacer movimiento alguno, sin importar que ella tratase, no lo lograba, desesperándola por completo.

~Eres grotesca~ la infante le lanzó una mirada fría, llena de odio, haciendo que se estremeciera.

—¡No soy eso! — gritó desde su habitación.

—¡Mutsuki! — gritó preocupado el joven de cabellos morados, ingresando de golpe a la habitación de ella.

Se sorprendió al ver la reacción de la chica. Su rostro mostraba desesperación, se encontraba abrazándose ella misma en un rincón del cuarto mientras tenía la mirada perdida en el suelo.