Capítulo 2: ¿Adiós?

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El pelirrubio ceniza comía a una velocidad que sorprendió a Izuku, aunque por una parte se alegro porque ya no estaba en el estado tan deplorable que lo encontró.

-Puedo preguntarte algo- hablo el peli verde captando la atención del contrario.

-¿Qué quieres saber?- dijo sin parar de comer.

-¿De dónde vienes?- pregunto- ¿Por qué estabas tan lastimado?.

-Vengo de las tierras del norte, de las altas montañas- respondió a la primera pregunta que formulo Izuku- estoy así porque fuimos apoyar a las fuerzas aliadas que luchan contra Tomura, el general de la nación de la oscuridad- dijo suspirando y dejando de comer- caímos en una trampa, nos estaban esperando, deje que mis hombres volvieran a salvo mientras yo hacía de señuelo.

El peli verde miraba intrigado al muchacho, aunque pareciera que tenían la misma edad, él había visto más cosas, experimentado más y eso le causo una especie de celos.

-¿Vienes del imperio de las montañas?- pregunto admirado.

-Si – respondió secamente.

No lo podía creer, era una de las naciones que más lejos estaba de su reino y por lo que decían los libros, en ese lugar se podían encontrar las más diversas criaturas, algo que deseaba ver.

-Entontes Katsuki- siguió hablando- ¿Eres alguna especie de guerrero?

El herido no sabía cómo responder esa pregunta, estaba en un territorio que no conocía y no le podía contestar que era el hijo de la reina de las montañas o como le decía él, la vieja bruja.

-Algo así- dijo evadiendo la respuesta directa.

-Oh eso es genial- opino el pecoso- ¿Puedes contarme como son esas tierras?- pregunto sacando un cuaderno de su mochila- por favor.

A Katsuki no le importaba, solo quedo impactado por la curiosidad de Izuku. Al terminar de mencionar casi todo lo que podía decir, pregunto algo que lo tenía intrigado.

-Oye cerebrito- capto la atención del aludido- ¿Eres una especie de chico rico?

El pecoso se puso nervioso y eso lo noto el oji-rubí.

-Yo... bueno... algo así- respondió mirando hacia otro lado.

El pelirrubio ceniza capto la intención de no responder directamente lo preguntado, no quiso insistir, ya que como el escondía algo el contrario también podría hacerlo.

De un momento a otro, las heridas le empezaron a doler. Dio una maldición bien alta y de sus manos salieron una especie de explosiones.

El peli verde quedo asombrado por la habilidad de Katsuki, se acerco y primero que todo, atendió lo que le molestaba. Como había pensado, una herida se le había vuelto abrir.

Pasaron las horas, y los ocupantes de la cueva seguían conversando, contando un poco de su vida pero sin llegar a algo concreto.

Los días fueron pasando y cada vez más disfrutaban de la compañía mutua. El pelirrubio ya podía caminar y salir de la cueva, pero le faltaban fuerzas para poder regresar a su hogar.

Una tarde salieron a dar un paseo, Izuku lo llevo a su lugar favorito. Al pasar varios árboles que se extendían al cielo, se podía divisar y escuchar el sonido de una cascada. Esta se alzaba entremedio de los grandes robles, flores de diversos colores al igual que el arcoíris que se formaba al caer las aguas de su torrente.

-Hey- llamo la atención del pecoso- ¿No tienes alguna habilidad?

-No la tengo- mintió.

Aunque la tuviera, no la podía usar, era lo mismo que no hubiera nacido con una especialidad.

Se recostaron en la hierba, mientras que veían como algunos animales se acercaban a beber agua. Izuku saco un cuaderno y empezó a dibujar. Para sorpresa de Katsuki, era muy bueno, en los últimos días saco por conclusión que debía venir de una familia adinerada, tenía conocimiento de casi todo, su ropa se notaba que era de buena manufactura.

Cuando el pecoso termino de su labor, miro a su lado y su compañero había caído dormido. Aprovecho ese instante para retratar el momento, la cara de paz que tenia rara vez, un par de mariposas estaba en su cabello. Lo encontró cómico.

Se dio cuenta cuando apreciaba el tiempo que pasaba con él, alguien que no sabía quién era en realidad.

Katsuki despertó porque algunos rayos del sol le llegaban a la cara, gruño por un momento y se sentó. Se fijo que el peli verde se había quedado dormido con su cuaderno en mano y sentado contra el árbol.

Los mechones verdes se balanceaban al ritmo del viento, su rostro reflejaba tranquilidad, su piel blanca parecía porcelana. Levanto su mano lentamente y la llevo a la mejilla ajena, sintió su delicadez y calidez. No sabía que sentimiento era el que brotaba dentro de su ser, esas ganas de protegerlo, ya que el contrario era un torpe y no un poco, además de ser un cobarde, se cercioro de eso cuanto termino con los brazos del pecoso alrededor de su torso, lleno de miedo al ver una araña.

Abrió los ojos extrañado, miro a su lado y Katsuki no estaba.

Una mano apareció frente de él, era el pelirrubio ceniza que lo quería ayudar a levantarse.

-Es hora de irnos, Deku- dijo.

-¿Deku?- pregunto sorprendido- ¿Por qué me llamas así?

-Porque eres un miedoso- respondió burlón, haciéndolo recordar la escena de la araña.

-Si yo tengo un apodo, también te pondré uno- hablo determinado- de ahora en adelante serás Kacchan- dijo sonriente.

Esa sonrisa hizo que el corazón del contrario latiera más fuerte de lo normal y su rostro se tiñera de un leve rubor, el cual Izuku no se dio cuenta ya que Katsuki se volteo.

Regresaron donde Kacchan tenía que quedarse, el peli verde prometió venir al día siguiente, aunque con un encargo de pelirrubio ceniza, un caballo.

La mañana se hacía notar en el castillo, algunos recién estaban despertando pero Izuku ya estaba de camino para reunirse con Kacchan. Se sentía triste, más de lo que debería estar, se dio cuenta que apreciaba el tiempo que pasaba con él, las charlas sin sentido, las salidas, sus historias, etc.

Llego a la guarida que tanto había concurrido en las últimas semanas, se bajo del caballo y lo dejo amarrado al árbol junto con otro que traía para el oji-rubí.

La despedida fue sin muchas palabras, Katsuki cargaba a su espalda algunos víveres y un mapa que Deku había preparado para el camino.

Al momento de decir adiós, los dos quedaron en silencio, mirándose a los ojos.

Katsuki se movió primero, tomo la cara del menor y la atrajo a su boca, depositando en los tiernos labios un dulce beso de despedida.

-Nos volveremos a ver Deku- dijo sonriente subiendo al caballo.

Sin decir más, el pelirrubio ceniza cabalgo como alma que se la lleva el diablo, dejando a Izuku sonrojado, en las nubes y atónito por lo acababa de pasar.

Continuara...

Nuevo cap :33 espero que les guste ;) 

En el amor y en la guerra [COMPLETA][KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora