Segundo extra 2/2

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Katsuki se sentía impotente. La rabia avanzaba por todo su ser.

Vio como el pecoso caía hacia las profundidades, su vista no alcanzaba a ver más allá de veinte metros.

-Hey- llamó una voz- Tenemos que irnos de aquí- dijo la pelinegra.

-Iré a buscar a Deku- decidió el oji-rubí.

-¿Estás loco?- preguntó- Se acerca una tormenta, ¿Qué ayuda le brindarías si te perdieras en el bosque?

La mente del rubio cenizas era un caos, su corazón le decía que el peli verde estaba bien, pero no tenerlo cerca lo preocupaba.

-¿En cuanto se irá la tormenta?-preguntó sin apartar la mirada del abismo.

-Por lo que puedo ver- miro las nubes- Se podrá salir por la mañana.

Era mucho tiempo, pero resignado siguió a Momo de vuelta a la ciudad.

Por la noche, los fuertes vientos no tenían contemplación ni misericordia. El chico explosivo no durmió, rogaba para que su novio estuviera a salvo y resguardado del inmenso frío.

En la blanca nieve se extendía un cuerpo con verdosos cabellos. Este había usado su habilidad para aferrarse a las rocas del precipicio, pero al intentar subir, se resbaló y cayó unos metros, dejándolo inconsciente.

Un cuerpo blanco pequeño y esponjoso, se acerco a él. Emitió un pequeño gruñido y otra criatura, de su misma especie pero mucho más grande apareció en el lugar.

Toco la cara de Izuku y al percatarse que vivía, lo levanto.

Las huellas en la espesa nieve se borraban con facilidad, a este paso nadie sabría donde fue llevado el peli verde.

La conciencia volvió lentamente a Deku, sentía un peso sobre su pecho. Poco a poco abrió los ojos, percatándose que encima suyo de encontraba un animal parecido a un oso, pero sus dientes caninos eran mucho más largos, era blanco como la nieve de la tormenta, ojos claros como el cielo en verano. Asombrado, se dio cuenta que era una cría de las llamas bestias de las nieves.

Se levanto de un golpe, asustando al animal, que salió corriendo hasta la esquina de la tienda en la que estaba.

Sin importar el dolor de su brazo debido a la caída, se sentó sobre sus rodillas y guió su mano hacia el peludo animal blanco, esperando que este se acercara a él.

Lo veía extrañado, sus pasos eran lentos. Se pudo fijar que podían caminar en dos o cuatro pies. La criatura de acerco a su mano y a la olio, al ver que esta no hacía nada se acaricio en ella, sacando una risa al pecoso.

-No temas- dijo este tomando con sus dos manos a Zver, bestia en el idioma del reino.

Ya con su peludo acompañante en sus brazos, salió de la tienda.

Quedo impresionado con lo que veía, estaba dentro de una montaña. En la parte superior colgaban varios cristales, los que dotaban de luz el ecosistema que yacía ahí, algunas plantas al igual que arboles crecían sin ser destruidos por las implacables tormentas que azotaban el exterior.

De pronto un gruñido detrás de él lo alarmo, al darse vuelta podo ver a dos criaturas blancas mucho más grandes que él, acompañados por otras más pequeñas.

-Son una familia- susurro viendo que no le iban hacer daño.

Al pasar las horas y al darse cuenta que no podía salir de ahí hasta que pasara la tormenta, tomo las cosas que traía en su mochila y empezó a dibujar a sus nuevos amigos.

El más pequeño no se había separado de él y se ya dormido a su lado, pudo retratarlo mejor.

Reviso sus dibujos y le pareció que estaban bastante bien, al pasar uno por uno, vio uno de los muchos retratos de Katsuki, los cuales los hacía cuando el chico explosivo no lo estaba mirando.

En el amor y en la guerra [COMPLETA][KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora