VOICE ➳ LIAM PAYNE {COMPLETA}

capítulo 3.

Pequeño maratón 2/4.

  
Estaba bastante preocupada por mañana. Era la primera vez en mucho tiempo que no tocaba frente a la gente. No eran muchos, pero... asusta. Busqué alguna que me sirviera. Miré en cada una pero ninguna llegaba a gustarme lo suficiente como para decir: es la perfecta.
Tomé uno de los cuadernos y miraba cada nota. Presionaba con suavidad las teclas del piano y trataba de encontrar el ritmo. Hojeé hasta encontrar una canción. Vi una que me llamó la atención. La miré y comencé a tocar la base con la mano izquierda. Paré y traté con la melodía de la mano derecha. Dejé el cuaderno en el atril y seguí tocando. Tarareé un poco la letra—mi voz es del todo terrible, así que no valía la pena cantarla—. Cuando la tenía más o menos practicada, probé tocarla de corrido. Creo que encontré mi canción. Además, la letra era muy linda. No conocía de quién era, pero era muy bella. Me quedé practicándola un rato. Me había entusiasmado mucho tocando... Extrañaba eso.
Un ruido me asustó. Miré hacia la puerta, y vi llegar a papá. Se acercó a mí, me abrazó y plantó un beso en mi mejilla.
—¿Cómo estás hija?—dijo él.
—Bien. Hoy me fue bien en el médico. Dijo que estoy controlada por ahora, pero que si sigo tomando la medicina voy a estar muchísimo mejor—le expliqué sobre la visita al psiquiatra de hoy.
—Me alegro. Además se te nota mucho mejor—dijo aliviado y feliz.
—Solo espero que dure por mucho tiempo—dije mirando hacia abajo. No quería volver al hospital. No porque me hayan tratado mal, al contrario. Pero, no quiero estar alejada de la sociedad, de mi familia ni nada. ¿Pueden creer que tengo 18 años y no sé como maquillarme, usar tacones altos, cocinar y no sé cómo es la vida de un adolescente normal? No quiero volver, no quiero.
—Sé que estarás mejor—dijo poniendo su mano sobre mi espalda. Marqué una pequeña sonrisa. Papá se fue a la cocina y me trajo un vaso de leche con croissants. Mientras tocaba, daba pequeños bocados y sorbos a ambas cosas.
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Al día siguiente, me desperté contenta por muchas cosas. Estaba entusiasmada de ir a la escuela por las clases y, además, tenía unas urgentes ganas de ver a Liam. Lo sé, soy infantil, pero no puedo evitarlo. Es la primera vez que veo a un chico de la manera en que lo veo a él. Y estaba... feliz. Me lavé los dientes, peiné mi larguísima cabellera—no tanto como Rapunzel, pero era bastante largo— y me vestí. Me puse un vestido color crema con fruncido en la parte de arriba, una especie de cinta justo en la cintura, y debajo tenía muchos pliegues y frunces y un decorado de flores en rosa. Me puse unas Converse rosa en combinación y ya me hallaba lista.
Bajé a desayunar y Niall me esperaba con un tazón de cereal con leche mientras él comía unas tostadas. Me parecía raro no ver a papá, tenía que ir a trabajar.
—¿Y papá?—le pregunté a mi hermano.
—Tenía que ir antes a la oficina—respondió mientras me sentaba a la mesa frente a él. Cuando terminé de comer, tomé la mochila y nos fuimos.
Mientras estaba en el auto, tenía una cosa para preguntarle a mi hermano.
—Ny—dije mientras miraba por la ventanilla del auto.
—¿Pasa algo Olive?—preguntó sin quitar la vista del frente. Me acomodé y lo miré.
—El otro día me di cuenta que... no he aprendido algunas cosas—al decir eso, me miró extrañado.
—¿A qué te refieres?—cuestionó tratando de entender a qué me refería.
—Ya sabes, tengo 18 años y no sé usar tacones altos, no sé como rayos maquillarme y... no lo sé, es raro. Siento que no soy como las otras chicas—dije algo acongojada.
—Recuerdo una vez que eras niña—comenzó a relatar—Tenías diez años y le sacaste los tacones a mamá. Te los pusiste e ibas a de aquí para allá diciendo "ahora me parezco a una modelo de la televisión". Mamá se moría de la ternura. Ella te había enseñado un poco a usarlos—lo admito, no recordaba nada. Pero de ella siempre me acuerdo. Sus ojos verdes, parecidos a los míos, su cabello que amaba peinar y decorar con hebillas. La extraño tanto.
—¿En serio hice eso?—pregunté sorprendida. Reí por lo bajo imaginándome la escena.
Al llegar a la escuela, fui a mi casillero. Dejé algunas cosas y lo cerré. Mientras iba al salón de Historia de la Música, me choqué con alguien, y al levantar la vista...