Conflictos

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Habíamos acabado de llegar a Storybrooke, mi madre nos había ido a buscar. Emma me dijo que necesitaba un tiempo antes de regresar a nuestra casa. Después de un baño bien largo, me puse una ropa cómoda y bajé, encontrándome a mi madre preparando el almuerzo.

Aproveché la situación y me fui a ver algo en la tele. Me serví un poco de sidra de manzana y me senté en el sofá mirando lo que ponían. Era un programa tonto que a veces tenía algunos puntos graciosos, me estaba llevando la copa a los labios cuando el timbre sonó. Me levanté y antes de ir a la puerta, apagué la tele. Cuando abrí la puerta, Daniel tenía una enorme sonrisa en los labios y en las manos un ramo de rosas rojas. Sin decir nada, le indiqué que pasase.

«Supe que habías vuelto, entonces decidí venir a hacerte una visita» dijo rompiendo el silencio

«Muy amable de tu parte» sonreí

«Las he comprado para ti, sé que son tus favoritas» dijo entregándome el ramo

«Gracias» dije aceptando las rosas «¿Quieres quedarte a almorzar?»

«Claro, será un placer» Daniel respondió sonriendo

«Deja que te sirva algo de beber» mi madre apareció en la sala y cuando se dio cuenta de la presencia de Daniel su expresión cambió, nunca se cayeron bien «Daniel se quedará a comer»

«Ah, ¡qué bien!» dijo ella con sarcasmo «¿Has invitado a tu esposa también?»

«Emma está ocupada, mamá» respondí mientras iba al mini-bar «Ponte cómodo, Daniel»

Por increíble que parezca, no estaba cansada. Tomé un baño caliente, me arreglé y cuando bajé me encontré a David en la cocina preparando algo. Le dije que iba a salir, pero que volvería para el almuerzo. Hacía calor en Storybrooke y el cielo estaba de un azul muy bonito. Pasé por Granny's para comprar un café, y me encontré con Neal conversando con un muchacho sobre el partido de anoche.

«¡Emma» dijo animado «Muchacha, me dejaste preocupado»

«Venga, tampoco fue para tanto» reímos «¿Cómo estás?»

«Muy bien, ¿y tú?» preguntó mientras bebía de su vaso de zumo

«Algo confusa, me estoy empezando a acordar de cosas» respondí encogiéndome de hombros

«¡Eso es fantástico!» exclamó sonriendo «¿Eso quiere decir que voy a tener que dejar mi puesto?»

«Claro que no, Neal» sonreí tomando la taza de café «Te puedes quedar con el puesto de sheriff»

«¿No pretendes regresar?» dije que no con la cabeza «¿Por qué?»

«No me siento lista para regresar...» suspiré mirando la taza que se encontraba entre mis manos

«Te irás acostumbrándome poco a poco, Emma» me dijo Neal tocándome el hombro «Sé lo que hará que te sientas mejor»

«¿Qué?» pregunté curiosa

«Más tarde va a haber un partido de baloncesto, y necesito a alguien en mi equipo porque un compañero se lesionó una pierna» explicó Neal con una sonrisa divertida en los labios «¿Te apuntas?»

«¿Jugar al baloncesto con ustedes?» pregunté riendo

«Venga, Emma, solo es para divertirnos»

«Está bien, jugaba al baloncesto cuando vivía en Nueva York» él rio dejando el dinero sobre la barra y yo hice lo mismo «¿A qué hora?»

«A las 17:00, en la cancha que hay cerca de la playa» respondió Neal animado «Pero vamos a ir antes a practicar unos tiros»

«Allí estaré» sonreí

Losing your memoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora