Por las cortinas de la habitación entraba un débil rayo de luz proveniente del exterior, haciendo que motas de polvo se dieran a relucir yendo de un lado a otro. Todo estaba completamente a oscuras, y solo cortos sollozos interrumpían la calma entre las cuatro paredes. Las lágrimas caían como pequeños riachuelos por las coloradas mejillas de Yuuri. Apretaba con fuerza las sábanas bajo su cuerpo, aumentando la palidez en sus nudillos. Imágenes pasaban por su cabeza como una película torturándolo aún más.
¿Así es como deberían ser las cosas? ¿Acaso ese final feliz tan deseado solo fue una ilusión?
Flashback.
Los movimientos del mayor por la pista eran fluidos, y cada salto que daba era certero. Nuevamente, el peliblanco cautivó a todo espectador con otra de sus tantas coreografías.
Cuando se escuchó la última nota de música que resonaba por todo el estadio, se le vino una seguidilla de aplausos y gritos que no pararon por varios minutos. La respiración de Viktor era acelerada, y pequeñas gotas de sudor recorrían sus sienes.
Por otro lado, el pelinegro estaba sucumbido en en estupor total. Ahora entendía porqué algunos decían que era uno de los mejores patinadores sobre hielo.
– ¿Hola? Yuuri llamando a tierra.– dijo el mayor sacudiendo una de sus manos frente al chico apoyado en la mini-barrera que separaba a los entrenadores y familiares del suelo de agua congelada.
La realidad golpeó a Yuuri en la cara, cayendo en la cuenta de que aún miraba embobado el lugar donde Viktor había finalizado su rutina. Un camuflado color rojo causado por la vergüenza se le sumó al rojizo de su nariz a base del frío en el recinto, y una leve sonrisa adornó su rostro.
– Perdón, es que... Wow. No tengo palabras. Fue... Excepcional.– admitió fijando su mirada en la del ojiazul.
– Aw. Gracias, pequeño.– un escalofrío recorrió al menor de pies a cabeza. El simple hecho de que el peliblanco lo llamara "pequeño" causaba que se estremeciera, y un tornado de sentimientos se arremolinara en su pecho. El sonrojo que en un principio era casi invisible, se transformó en un rojo vivo–. Adoro cuando te pones nervioso. ¡Te ves totalmente adorable!– varias personas se voltearon a ver la escena que se desarrollaba entre los dos chicos. Viktor formó una sonrisa, mostrándosela a todos aquellos intrusos repentinos.
– ¡Idiota!– susurró Yuuri alterado. Su corazón amenazaba con salirse del lugar correspondiente.
– Solo lo soy contigo.– respondió el mayor de manera complice y seductora. Tomó al pelinegro del cuello, y plantó un dulce beso en su mejilla derecha. Aquel acto hizo que Yuuri comenzara a temblar cual chihuahua y la piel se le pusiera de gallina.
Sin duda alguna, esa presentación marcaría la vida del menor. No solo por la delicadeza de los movimientos de Viktor, sino también por el desenlace que el mismo le acaba de dar. Casi podía escuchar los cuchicheos de la gente en las gradas con el compañero a su lado. Ya todo había sido público, y no podría crear alguna excusa convincente ante lo que acababa de ocurrir.
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Hall of Fame [Viktuuri]
Fanfiction"- Viktor, la fama se te está subiendo a la cabeza. Piensa en tus inicios. No te dejes llevar por lo que ahora te rodea: los paparazzis; las entrevistas. Piensa en mí; en el 'nosotros' que forjaríamos. Recuerda que te amo."