Capítulo 19.

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Flashback.

– Hey, para empezar yo nunca te pedí esto.– acusó Yuuri apuntándolo con su dedo índice.

– No puedes negar que de todas maneras te gustó.– dijo Viktor sonriendo de forma disimulada, y a su vez encogiéndose de hombros.

– Aún así, hubiese preferido cocinar. No niego que la pizza estaba deliciosa, pero prometí que hoy te haría algo para comer.– los labios del menor se transformaron en un puchero. Un "aw" resonó en el interior del peliblanco, y es que para éste chico, la mejor arma para hacerlo ceder era la ternura que a ratos irradiaba con exageración.

– Está bien, está bien. Mañana sin falta te ensuciaras las manos en la cocina, cerdito.– el semblate de Yuuri cambió completamente. Debería usar aquella técnica de manipulación más seguido, conociendo lo fácil que era impregnarse en la mente del mayor haciéndolo cambiar de idea en menos de lo que te podrías esperar.

– Me parece perfecto.– admitió satisfecho, luego de haber debatido sobre aquel tema tan irrelevante para cualquier persona que se enterara de la discusión que mantuvieron ambos chicos.

– Eres bastante molesto cuando te lo propones.–

Una expresión cargada de indignación y dolor fingidos apareció en el rostro de Yuuri. Abrió un poco su boca y llevó una de sus pálidas manos hacia su pecho, exactamente donde se hallaba el corazón.

– ¡No era necesario ser tan cruel, Viktor!– un grito totalmente actuado se oyó en la habitación, seguido de una sonora carcajada por parte del ojiazul.

Escenas así no se repetían todos los días, y el sentimiento de cariño mutuo que se filtraba en cada esquina los hacía sentir como si estuviesen donde debieron estar desde el principio. No era algo que podían sentir al entrar en una casa ajena, o hasta notar en su mismo hogar como algo diario. Esto era algo que debían forjar con el paso del tiempo; recolectar hasta el momento más pequeño para juntar las piezas y armar un presente reluciente y orgulloso de sí.

Imaginar cuánto tiempo perdieron desorientados, por al fin hallarse en una situación algo similar a la actual; algo casi inigualable. Lo sentían suyo y único.

Los instantes como éstos tan graciosos y cálidos, hacían que una sensación de amor incondicional y brillante felicidad se alojaran en lo más profundo de sus seres.

A pesar de que a veces pelearan hasta por lo más mínimo, no se arrepentían de nada; absolutamente de nada.


Hall of Fame [Viktuuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora