Capítulo 16.

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Flashback.

– Me niego.– repuso el menor dando media vuelta.

– ¡Por favor, Yuuri!– gritó más que exaltado Viktor.

La razón de tanta desesperación, era que los padres del peliblanco fueron de visita a la ciudad, y este les había dicho que tenía novio, solo por complacer los caprichos de sus progenitores.

– ¡Eres un idiota! ¡Yo no tengo la culpa de que seas un mentiroso!– exclamó el pelinegro enojado.

– ¡No es tan difícil hacerte pasar por mi novio! ¡Cerdito, te lo ruego!– y terminando de decir esas palabras, el ojiazul caminó hasta quedar frente a frente con Yuuri, y se arrodilló en forma de súplica.

Por otra parte, para el chico de grandes gafas esa acción tan repentina de su "amigo" causó que abriese los ojos de par en par. Vio en la mirada de Viktor lo alterado que se encontraba: de verdad lo necesitaba para cubrirlo.

Resignado, asintió fijando la mirada en otro lado de la habitación.

La sonrisa del peliblanco no se hizo esperar. Se levantó del suelo y se abalanzó en un fuerte abrazo sobre Yuuri.

El color no tardó en llegar a las mejillas del menor. Seguía sin acostumbrarse a recibir muestras de cariño tan repentinas por parte de su ex entrenador. Aún así, no le molestaba en lo absoluto.

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– ¡Gracias, gracias, gracias!– gritó Viktor emocionado y sin quitar la sonrisa de su rostro. Todo había salido mejor de lo que esperaba; mucho mejor.

– Calmate por el amor de Dios.– dijo Yuuri entrando al departamento. Sentía que los hombros le pesaban; sus parpados se cerraban de vez en cuando, y el corazón aún le latía de manera rápida.

– Oh vamos, no fue tan terrible– respondió el más alto cerrando la puerta tras de sí–. Después de todo, te trataron como se debía, e incluso mejor.–

La verdad es que la cena sí había salido bastante bien. Lo que tenía a Yuuri tan agitado, era el hecho de que tuvo que besar al peliblanco por petición de ambos padres. Nunca había besado a Viktor en público, y no tenía para nada planeado el hacerlo tan pronto. Menos en frente de sus "suegros".

– Aunque, aún duele.– susurró el mayor bajando la mirada.

El menor fruncio el ceño.

– ¿Qué te duele? ¿La comida te sentó mal? ¿Quieres que vayamos a un hospital? ¿Te traigo algo?– la preocupación invadió al pelinegro de pies a cabeza, y es que cuando el ojiazul se enfermaba, nada bueno podía salir de ahí.

– ¡N-no es eso!– el grito de Viktor resonó por todo el hogar que hace bastante tiempo los acogía–. Lo que quiero decir, es que duele saber que... Que nada fue real. Nosotros no somos lo que mis padres vieron. Todo fue una obra de teatro; una maldita actuación. Que nosotros no estamos juntos.– y sin articular alguna otra palabra, se dirigió cabizbajo hacia la habitación que compartía con el menor.

Hall of Fame [Viktuuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora