Yuuri POV.
Una herida de antaño que estaba a punto del cierre se ha vuelto a descocer, y ardía de la manera más dañina posible. Según yo, la superación me carcomía desde el día en que vi aquel furioso labial rojo presentándose orgulloso ante mí junto con el hombre de cabellos platinados que alguna vez consideré el "amor de mi vida". Supuestamente tenía más que claro que en cualquier instante, aquello podría volver a suceder en un futuro no muy lejano a ese día. Estaba fija en mi cabeza la forma de aquellos labios tan desconocidos para aquel entonces –y lo siguen siendo– en su cuerpo que creía me pertenecía.
Viktor cultivó muchas sensaciones que desconocía. Algunas eran tan dulces que anhelaba contener durante un período indefinido, hasta que envejeciera tal vez. Pero otras me hacían sentir tan oprimido por el dolor y tan poca cosa para su persona. A cada instante lo veía más lejano, inalcanzable y único. La manzana roja entre las verdes. Pero ésta manzana llevaba consigo una particularidad. Yo me atreví a buscar aquella cosa que le hacía tan diferente, y al hallarla, me envenenó. Era la fruta envenenada, engañosa y mortal.
Pretendí desde que tengo memoria jamás dejarme llevar mucho por mis sentimientos, hacer caso a la parte razonable, con respuestas y consejos coherentes antes que el corazón guiara mi destino. Mi vida mantenía un camino estrecho y recto, monótono para ser exactos. Pero cuando conocí a Viktor comencé a desviarme, nuevas direcciones aparecieron ante mis ojos, poniéndome en más de una ocasión dudoso de si por donde decidí seguir era el camino correcto. No tenía un mapa ni un GPS para ayudarme, estaba lanzado a lo que viniese ateniéndome a las posibles consecuencias que aparecieran sobre mi cabeza.
De un instante a otro, apareció el lúgubre recuerdo de Vicchan. Mierda, lo extrañaba tanto. Añoraba esos momentos donde me le quedaba acariciando hasta altas horas de la noche.
Él siempre fue mi fiel compañero; el que lamía mis lágrimas cada vez que me rasmillaba alguna parte del cuerpo cuando aún no conocía lo que era la verdadera agonía. La mirada de Vicchan transmitía pureza e inocencia, haciéndome sentir una tranquilidad inimaginable.
Últimamente había dejado a un lado nuestras imágenes juntos, y me sentía la peor persona pisando tierra firme en cada minuto transcurrido. Egoísta por pensar solo en mí y no rezarle en las noches como solía hacer.
Solté un suspiro eliminando la mayor parte del aire acumulado en mis pulmones. Inhalé fuertemente, y me lancé sin importar el daño hacia el suelo. Junté mis palmas apoyando ambos codos en el borde de la cama, para seguido cerrar mis ojos.
– Vicchan, perdón por abandonar todas aquellas escenas a tu lado que en más de una ocasión me hicieron recobrar la cordura– jugué durante unos segundos con mis pies. Sentí nerviosismo, y ni yo mismo me enteraba del motivo–. Lamento mucho haber mirado por el rabillo del ojo hacia otras posibilidades. Perdoname por haber sentido esto que tanto me acongoja. Perdón por abandonar las oraciones en las que te mencioné lleno de tristeza. De seguro que poco y nada te importan ahora mis excusas, pero es lo mejor que puedo hacer. He sacado mucha fuerza de voluntad para... Rayos– rompí en llanto. Era totalmente inevitable. Lo quería aquí a mi lado eliminando todas y cada una de mis lágrimas, pero eso no iba a suceder. Dejé que los pequeños riachuelos que se desprendían de mis ojos bajaran a su ritmo por mis mejillas. Respiré repetidas veces calmando un poco la agitación, para seguido reunir todos mis sentimientos y pensamientos perturbados en tan solo tres palabras–. Lo siento tanto.–
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Hall of Fame [Viktuuri]
Fanfiction"- Viktor, la fama se te está subiendo a la cabeza. Piensa en tus inicios. No te dejes llevar por lo que ahora te rodea: los paparazzis; las entrevistas. Piensa en mí; en el 'nosotros' que forjaríamos. Recuerda que te amo."