Capítulo 17.

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Flashback.

– ¡Y-ya déjame!– aquella exclamación estaba cargada de desesperación; enojo, y muchos otros sentimientos que en ese momento eran complicados de diferenciar. Pero para Yuuri todo se resumía en una sola palabra: impotencia. No solo con Viktor, sino también con él mismo. Al ser tan débil y no lograr ponerle un alto a esto, le causaba una gran impotencia.

– Tú te lo buscaste, pequeño– esas palabras salieron en un susurro lujurioso–. Dios, me calientas tanto cuando tratas de alejarte. Tu cara llena de miedo hace que las ganas por hacerte mío aumenten.–

El peliblanco se hallaba quitando rápidamente su camisa y la de Yuuri. En poco tiempo, los torsos de ambos chicos se encontraban al descubierto. Las manos del mayor acorralaban el cuerpo del pelinegro, dejándolo sin opciones de escapatoria.

Las lágrimas recorrían las rojas mejillas de Yuuri. Los ojos aguados de éste brillaban a la tenue luz de la luna que se filtraba por las cortinas.

De pronto, el único sonido que se podía percibir en la habitación, era el de los jadeos que salían de la boca del Katsuki, provocados por las múltiples mordidas y lamidas que hacía Viktor en partes de su pecho. Yuuri trataba de reprimir aquel obsceno concierto que estaba armando con los casi inaudibles gemidos mezclados con la agitada respiración de su ex entrenador.

Las grandes manos de Viktor se dirigieron aceleradas al borde del pantalón de Yuuri. Esa simple acción hizo que el corazón de aquel chico bombeara sangre más rápido de lo acostumbrado. Las ganas de parar, a ratos se alejaban junto con su cordura. Ambas cosas eran esenciales para mantenerse a raya de lo que sucedía; el contexto en el que los hechos se estaban desenvolviendo: estaba siendo tomado a la fuerza. En pocas palabras, violado.

Un leve movimiento le indicó que el botón de su pantalón había sido desprendido. Sintió como poco a poco la prenda estaba siendo despojada con rapidez de su parte baja. Ahora lo único que se oponía a la completa desnudes era su bóxer. Pero esto no duró mucho, ya que Viktor se encargó de quitar su ropa interior, dejando el miembro de Yuuri al descubierto.

El menor sintió una vergüenza ajena enorme. No se sentía cómodo; para nada cómodo. Era como si la persona sobre él fuese otra. La situación se estaba dejando llevar solo por el deseo sexual que irradiaba cada movimiento del peliblanco. Las caricias; los besos, todo lo que conformaba la intimidad en la que se encontraban estaba siendo llevada a cabo sin una pizca de amor. Como si de un revolcón de una noche se tratara.

Yuuri estaba siendo tratado como un cualquiera; una persona fácil, siendo que él no era así para nada. Tenía mucho que ofrecer como persona en sí, pero todos los dotes románticos que le fueron concebidos y obtuvo con el pasar de los años, estaban siendo desechados en ese instante. Algo que ocupas y luego tiras a la basura sin darle demasiada importancia si puede causarle algún daño mayor a quien se halla a tu lado.

De un momento a otro, Viktor se encontraba en las mismas condiciones que el chico postrado sobre la cama. Su mirada era oscura, no se podía descifrar alguna muestra de afecto en ellos. Su cuerpo se encontraba frío a pesar de que estaba a punto de concretar un acto sexual con Yuuri. Él quería una cosa, y tenía más que claro que la iba a conseguir dados los hechos.

Sin siquiera preguntarle a Yuuri si estaba bien y se sentía preparado para lo que vendría, metió dos de sus largos dedos en la entrada de éste. Un fuerte gemido de dolor se escapó de la boca del pelinegro, y sus ojos nuevamente comenzaron a lagrimear. Instintivamente aferró sus manos a las sábanas, apretándolas con fuerza. Se sentía extraño. Para qué negarlo, era su primera vez y la sensación de tener algo dentro tuyo haciendo movimientos en círculos era bastante menos placentera de lo que se había imaginado.

Hall of Fame [Viktuuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora