Capítulo 35. (ÚLTIMO)

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Y así fue, como se dio cuenta que todos somos escombros en busca de un buen constructor que repare nuestras destrozadas esperanzas. Alguien que con cautela junte todas y cada una de nuestras piezas para así comenzar de cero; lograr mirar el mundo desde una perspectiva más clara y, en el mejor de los casos, con entusiasmo.
Pero a veces elegimos de manera equívoca a aquel reparador de corazones rotos, quien de manera vil nos reconstruye para luego demolernos sin una mísera pizca de piedad.
Antes de apagar la mirada, pudo darse cuenta. Viktor Nikiforov fue, probablemente, su peor y más bella elección...

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Yuuri POV.

¡Hey, Yuuri! ¡Abre los ojos, vamos! –Aquel ya bastante conocido tono de voz, endulzado con una pizca de un infantil descontento retumbó en mis oídos. Mis labios se abrieron dejando escapar un prolongado bostezo, y es que realmente su mediocre ensayo me ha dejado con sueño.

Demonios, que sueño tan extraño. ¿Yo? ¿Siendo maltratado por Viktor? ¡Bah! Aunque, he de admitir que es gracioso como se intercambian los papeles.

– ¿En serio me acabas de despertar, Nikiforov? ¡Tu esfuerzo es mínimo en comparación con otros días! ¡Verdaderamente patético! –Rodé los ojos y dispuse a acomodarme sobre una de las tantas butacas de aquel recinto para dormir otra vez, pero él insistía de manera bastante penosa que pusiera algo de mi valiosa atención sobre su persona.

– ¡N-No seas tan cruel! ¡Sabes que me esfuerzo todo lo que puedo solo para complacer tus caprichos! –Y ante aquellas palabras, fruncí el ceño algo irritado por su actitud.

– ¡¿Caprichos?! ¡¿Ahora se les llama "caprichos"?! –Sin siquiera darme cuenta, ya estaba bajando a grandes pasos las escaleras, para así llegar en pocos segundos a la baranda que me separaba de la pista.– ¡Eres patético, Viktor Nikiforov! ¡No has ganado ninguna competencia importante en este último tiempo, ¿y aún así tienes el descaro de decir que te esfuerzas?! ¡Das lástima, comprende eso! –Mis palabras salían sin pensarlas dos veces, pero, ¿y eso qué importaba? Todo lo que decía era completa y totalmente cierto.

Fijé mi vista en sus azulados ojos, notando como estos poco a poco se humedecían, mientras que su mentón temblaba con levedad. ¿Estaba siendo cruel? Tal vez. Pero mi lema es que las personas aprenden mejor teniendo como base el agotamiento tanto mental como físico. Él no estaba dando el ciento diez por ciento que yo busco en un "patinador estrella", entonces, ¿por qué ser considerado? ¿De qué serviría?

– De-Deja de ser tan malo, Yuuri... Sabes perfectamente que estoy dándolo todo en la pista. ¿Por qué no tomas eso en consideración aunque sea por cinco minutos? –Su voz salía temblorosa. Oh vamos, ¿en serio tendría que aguantar una escena ahora mismo?

– No estoy de ánimos para que comiences con tus estúpidas súplicas, Nikiforov. ¡Esfuérzate si no quieres dormir en el balcón cuando lleguemos a casa! ¿Comprendes, o debo molerte a bofetadas? –Miré con detenimiento su pómulo derecho, el cual aún estaba algo colorido gracias a la última discusión que tuvimos. La verdad, poco y nada me importaba. Después de todo para eso está el maquillaje, ¿verdad?

Es el seis de junio, 19:35 pm, Japón. Mi vida junto a este miserable comienza a convertirse en un verdadero martirio. Y hace un año atrás, cabe mi propia tumba al aceptar ser novio de un imbécil como lo es Viktor Nikiforov.

Hall of Fame [Viktuuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora