Capítulo 62.

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2 de Mayo de 1998.

3:OO PM.

Apartamento de los Lupin.


«... Ojalá en Navidad se presentará Lunático de nuevo»

— Charlotte! —a pesar de haberla llamado con voz aparentemente tranquila, la castaña pudo detectar un dejo de desesperación en su marido.

— ¿Sí cariño? —Le dolía la mano de tanto escribir, pero quería terminar de actualizar el libro.

—No sé como se coloca un pañal ¿Podrías enseñarme de nuevo?

Charlotte negó con la cabeza, divertida a la vez que cerraba el libro con finura. ¡Le había enseñado ocho veces a cambiarle el pañal a Evan! Pobre bebé, tendría la piel fría e irritada por los intentos fallidos de su padre.

"Bueno, por lo menos ya pude actualizar hasta Febrero" Pensó, mientras se levantaba de la silla, sintiendo los nervios adormilados de estar sentada en la misma posición. No obstante, desde que se había convertido en una ama de casa recluida en el hogar sin ocupación específica, había decidido comenzar el libro de nuevo.

No más príncipes, o princesas, porque ni Remus era un príncipe ni ella una princesa; su historia era digna de ser contada, pero como de verdad ocurrió, por lo que el título del ejemplar era "Cómo conquistar al profesor Remus J. Lupin" Por Charlotte Lupin. Quizás no sería un Best-seller, pero sería suficiente herencia para sus nietos.

Aunque, ¿de verdad quería que sus nietos leyeran eso?

Pondría una nota de advertencia, para que Evan les salteara esos capítulos.

Algo pensativa, atravesó el pequeño pasillo que desembocaba en la habitación que compartía con su familia; la luz del sol se filtraba de forma tenue por la ventana que había frente a la cama, y ésta era suficiente para poder contemplar la escena que se desarrollaba ante ella: Un bebé pataleando ansioso; un padre que trataba de desdoblar un pañal, con signos latentes de ansiedad por no poder lograrlo.

— ¿Por qué no usas la varita, cielo? —Preguntó la castaña, recargándose contra el marco de la puerta.

Remus caminó en su dirección, aun jalando el pañal, sin que éste se inmutara o cambiara.

—Porque quiero que mi hijo reciba la atención que merece —dijo él, tendiéndole el pañal-. Aún no entiendo porque no se desenreda —Añadió frustrado.

—Yo cambio a Evan. Tú colócate el disfraz.

— ¿De qué dijiste que era el disfraz? —Preguntó el castaño, dubitativo.

—De Tiger.

— ¿Tiger?

—El amigo de Winnie Pooh

—¿Winnie pooh?

—Una enfermedad que ataca a los padres que no les gusta ver a sus hijos felices —él sonrió—. A Evan le gusta ver Winnie Pooh en la televisión de estos muggles.

— ¿Me estás diciendo que cuando nos vayamos tendré que comprarle una televisión a Evan? —arqueó una ceja—. Además, ¿cómo sabes que le gusta?

—Sé que le gusta porque cuando la enciendo y pongo a Winnie él aplaude. No acaba de nacer, en dos días cumple ocho meses —me acerqué a mi marido y dejé un beso en su mejilla—. No dejaré que le compres nada. La televisión no es muy divertida para un niño saludable. Pero como no puedo llevarlo al parque...

Cómo conquistar al profesor Remus J. Lupin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora