Cupido no es lo mío.
—No quiero. Por favor. No.
—Matt, no seas infantil.
Mi mejor amigo torció la boca, viendo por encima de mí hacia el fondo de la cafetería. En una mesa del rincón estaba una chica de cabellos rubios, que miraba risueña a todos lados. Había crecido bastante, ¡Y ni que decir de su forma de pensar! Yo apenas había tenido cinco minutos a solas con ella, antes de por suerte, ver a Matt tratando de huir de la cafetería.
—No soy infantil —dijo, volviendo su mirada azul hacia mí—. Pero, mi corazón aún late cuando la ve.
Tomé a Matty de ambas mejillas y deposité un beso en las dos.
—Tengo que darles una noticia importante. No serán más de diez minutos —él frunció el ceño—. Por favor, por mí.
—De acuerdo, diez minutos —accedió, asintiendo. Su rostro estaba lleno de completa consternación, y sí yo era su mejor amiga debía de haberlo dejado marchar.
Pero era la última oportunidad de ayudarlo. Elizabeth pronto se casaría con Jack Slopper, muy a mi pesar. ¿No había sido el tipo que nos había separado cuando estábamos en Hogwarts? En fin, aun no entiendo cómo pudo haber vuelto con él, y ¿Qué había pasado con Boot? Definitivamente, por más linda y madura que se viera ahora, no había cambiado en nada.
Y Matty tampoco. No conocía a nadie que lo hiciera feliz, y siempre estaba con el nombre de Lizzie en su mente. Podía apostarlo. No sabía sí era obsesión, o amor de verdad, pero de algo estaba segura; Elizabeth Dukes no se casaría sin saber que había alguien que la quería de buena forma. Alguien que jamás la maltrataría o la usaría.
Entré en la cafetería, tirando del brazo de Matthew. En mi estómago sentí un pequeño hormigueo, y aunque todavía fuera demasiado pequeño, pensé que era mi hijo dándome apoyo. Algo absurdo, más lo necesitaba para aferrarme a algo.
Elizabeth nos vio. Tenía una sonrisa fresca pintada en sus labios. Sus facciones eran más afiladas y le daban un toque más seductor; su cuerpo se había torneado mucho más. Parecía una diosa con su cabello rubio al viento, y su rostro con poco maquillaje la volvía implacable.
Vi a Matt de reojo; el pobre tenía la boca abierta. Seguro era la primera vez que la veía desde el tren que nos trajo a casa.
— ¡Matt! —Exclamó feliz. Se levantó y besó ambas mejillas de mi amigo rubio. Ella olía a rosas. Él estaba aturdido, pero podía adivinar en su sonrisa a medias que sentía un placer insólito de solo mirarla. Y sé que él podía ser feliz sí sólo la miraba toda su vida.
Lo que estaba completamente mal.
—De nuevo juntos —dijo Lizzie, para romper el silencio. Tomó asiento, y Matt junto a mí—. Los extrañé mucho chicos. Han crecido, sobretodo tú —señaló a Matty—. Pareces una jirafa.
— ¿Una qué?
—Jirafa. Es un animal muggle que mide varios metros de alto —colocó su rostro terso sobre sus manos, observándonos alternativamente. Una sonrisa cínica se pintó en sus labios—. ¿A qué se debe tan importante reunión? Ni para Navidad nos juntamos así.
—Charlotte tiene algo que decirnos —respondió Matt. Su voz sonó gruesa, no como en Hogwarts. Me encontraba sentimental y no sabía por qué.
—Oh, sí —murmuré al sentir ambas miradas presionarme—. Sólo quería decirles que yo... Eh, ah...
El mesero muggle me interrumpió y puso ante Lizzie y mí lo que parecían dos capuchinos.
—Cortesía de aquel hombre —dijo señalando a un sujeto que estaba a tres mesas de nosotros, y se alejó. Me quedé desconcertada. Nunca antes nos habían obsequiado algo. Y menos un sujeto. Me gire a verlo; tenía como treinta años. Una sonrisa burlona y coqueta bordeaba su rostro, acompañada de unos intimidantes ojos verdes. Era atractivo.
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Cómo conquistar al profesor Remus J. Lupin.
Fanfic¿Cómo conquistar al profesor Remus Lupin? Esa es la pregunta que acosa noche y día a Charlotte Studdert, una hechicera insegura, loca, pero perdidamente enamorada de su nuevo profesor de Defensa Contra Las Artes Oscuras: Remus Lupin, quien es simpát...