Navidad I.
—Lunático debes de ir por el pan; se acabó.
Remus detuvo su amena charla con Harry para girarse a ver a Sirius, algo incrédulo. ¿De verdad esperaba que estuviese algo abierto a las ocho de la noche en nochebuena? Remus sonrió ampliamente, seguro era una broma.
—Bromeas, Sirius —el hombre lobo se puso en pie, viendo de reojo al azabache de ojos verdes.
—Jamás había hablado tan en serio como ahora, Remus John Lupin —Sirius lo miró con toda la seriedad que le fue posible, que a criterio del lobo, era mucha.
—Está nevando —Apuntó Remus—. Además, ¿Qué Molly no trajo un batallón de pelirrojos con sendas cestas llenas de comida?
—Matt necesita pan para su cena navideña —dijo Sirius, cruzando los brazos—. Y Molly se pondrá histérica sí alguien no trae eso.
—Yo podría ir...—intervino Harry, con el ceño fruncido. También a él le parecía extraña la petición de Sirius.
—Tú no vas a ningún lado, Potter —el ojigris tomó a su ahijado por el hombro y lo sentó en el sofá, junto a él—. Tú y yo somos unas personas demasiado importantes para salir. Además, a Remus no le molestará ir...
—...No, pero...
—Es demasiado caballeroso como para dejar que Molly, ya entrada en años camine hasta la tienda de la esquina entre el altero de metro y medio de nieve —Musitó Sirius. Remus frunció los labios—. ¿O Sí, Remmy? Sí es así, para... Decirle a Molly, total...
—No seas dramático —el castaño tomó su abrigo ya raído del perchero y se lo echó encima—. ¿Sólo debo traer eso, cierto?
—Y a menos de que se te haya terminado el chocolate, algunos paquetes, por favor.
—Apestas a vino —le recriminó Remus antes de salir por la puerta de ese pequeño salón.
Grimmauld Place estaba iluminada, pero no sólo por las velas, las bebidas y las viandas; las personas que pertenecían a la orden, manchaban de entusiasmo el letargo gris en el que había caído la casa de los Black Black, rejuveneciéndola durante una única noche; en el radio de la cocina y la sala mayor, se escuchaban versos de un caldero de amor caliente e intenso, de celestina. Detestaba esa letra, pero por lo menos, Molly y Arthur parecían fascinados con ella. Caminó por el largo pasillo, donde la atmósfera era tibia y perfumada. La cena de Navidad se celebraría en algunos minutos, y por mientras, todos estaban en la sala, lejos de la furia de una Molly estresada.
En cuanto salió a la calle, el frío lo golpeó como un mazo en la cara. La nevada no era intensa, ya que le permitía ver más allá de dos metros, pero aún así, durar más de lo necesario en la calle era un calvario que no deseaba a nadie, y menos el día de Navidad.
Caminó por la acera, con algo de dificultades, pues aunque la nieve no estaba a metro y medio del suelo, sí estaba algo honda, por lo que pronto comenzó a sentir húmedos los pies. Remus suspiró, ¿Por qué no sólo aparecía y desaparecía? Quizás la respuesta, era que aunque estuviese haciendo un frío de los mil nargles, quería estar un poco consciente de su cuerpo y de su vida. Cosa que no le había sucedido con mucha frecuencia en los últimos días. No quería pensar más nada, y el frío lo ayudaba a hacerlo.
Caminó, y pasó por un parque infantil. Ese donde los chiquillos en verano suelen ir a columpiarse, a llorar y reírse un rato. Remus fijó la mirada un momento, intentando recordar sí sus padres lo llevaron alguna vez a un lugar así. Supuso que sí, ya que cuando era un niño, sus cicatrices no eran profundas y no aterraban a los demás pequeños. Su padre lo llamaba "lobezno" en un intento de aminorar lo grave que era el transformarse. En ese tiempo no existía la poción matalobos, pero su padre después de cada transformación le decía que lo sacaba a pasear toda la noche, con una correa. A Remus pequeño le fascinaba oír como su padre lo llevaba a jugar al bosque, mientras su madre le curaba pequeñas heridas que se le hacían por escarbar donde no debía que era lo más que podía llegar a hacer.
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Cómo conquistar al profesor Remus J. Lupin.
Fanfic¿Cómo conquistar al profesor Remus Lupin? Esa es la pregunta que acosa noche y día a Charlotte Studdert, una hechicera insegura, loca, pero perdidamente enamorada de su nuevo profesor de Defensa Contra Las Artes Oscuras: Remus Lupin, quien es simpát...