Nota: ¡Limonada! (?) Leer bajo su propio riesgo.
San valentín al estilo Lunático.
Charlie:
Agentes del ministerio atacaron la casa de Elizabeth, ayer por la tarde. No hay mucho que decir, más que logré rescatarla, aunque asesinaron a su hermano y sobrino.
Está devastada. Le daré asilo durante un tiempo; es claro que no tiene a ningún lugar seguro donde ir.
Cambiando de tema, ¡feliz cumpleaños atrasado! Espero te guste el regalo.
Con cariño,
Matt.
—Charlotte.
Al escuchar la voz de Remus llamándome, guardé con cuidado la misiva de Matt en mi bolsillo trasero de los vaqueros. Hacía menos de cinco minutos que me había llegado, y no podía dejar de sentirme sorprendida por los hechos que narraba en ella. Pobre Elizabeth, por más estúpida que pudo llegar haber sido, no merecía tal sufrimiento. Negué con la cabeza, y eché a andar a la habitación que compartía con mi marido e hijo, pensando en que la vida daba muchos giros.
Suspiré cuando vi sobre la cama el cuerpo herido de Remus; la última noche de Luna llena lo había dejado un poco más maltrecho de lo habitual. Para mí, era doloroso el ver su torso cubierto de nuevas heridas, aún y cuando las otras de la pasada Luna todavía no cicatrizaban del todo. Todavía no comprendía como el destino era cruel en darle a Remus una piel tan fina y suave, que se lastimaba al menor contacto.
— ¿Me necesitas, cielo? —me acerqué a la cama, hablando en voz baja. Evan ya había cenado, y con el estómago lleno era fanático de dormir y roncar. Igual que su padre.
Remus con ojos entre abiertos y agotados por el malestar físico que acechaba a su cuerpo, me obsequió una tenue sonrisa.
—Quería comprobar que andabas por aquí.
—Estaba en la sala, velando por la seguridad de los hombres de mi vida —dije, plantando un beso en su mejilla izquierda—. ¿Te duele mucho?
—Lo mismo de siempre —respondió, tratando de incorporarse apoyándose en los codos—. ¿Cuánto dormí?
—Todo el día. Y necesitas dormir aún más —le repliqué, colocando mi mano sobre su pecho, teniendo cuidado de no tocar las heridas abiertas—. Acuéstate. ¿Tienes hambre? Te prepararé algo.
—No te molestes —dijo entre dientes, debido al esfuerzo que hacía por sentarse.
—No es molestia —besé su frente, y también su sien; tenía el cabello castaño pegado a la cabeza, debido al sudor. Por alguna razón, le atacaba fiebre después de cada Luna; por suerte era poca y podía bajársela con facilidad.
—Sí lo es.
—No me discutas, aquí la enfermera soy yo ¿lo olvidas? —lo ayudé a recargar la espalda contra el respaldo de la cama. Una vez bien instalado, aproveché para sacar de mi bolsillo delantero del pantalón una tableta de chocolate. La dejé en su regazo, y él la miró, con el ceño levemente fruncido—. ¡Feliz San valentín, amor mío! —añadí, dejando un beso en sus labios secos y carnosos.
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Cómo conquistar al profesor Remus J. Lupin.
Fanfiction¿Cómo conquistar al profesor Remus Lupin? Esa es la pregunta que acosa noche y día a Charlotte Studdert, una hechicera insegura, loca, pero perdidamente enamorada de su nuevo profesor de Defensa Contra Las Artes Oscuras: Remus Lupin, quien es simpát...