Capítulo 8: "Tensión"

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(En la foto: Madara Uchiha)

N/A: Comiencen a atar cabos, ya les he dado varias pistas...Ahora sólo tienen que prestar atención para saber lo que pasa...

Estaba en shock. Tanto, que no se podía mover. Y mientras tanto su jefe y amigo se paraba enfrente a ella, con mirada divertida y sonrisa de lado.

Sabía lo que la chica pensaba. Ella no pidió rescate jamás y mucho menos le había pedido que fuera a la casa, no porque no quisiese verlo, sino porque no creía prudente que él fuera, mucho menos sabiendo que todos los hombres que estaban “presos” en esa casa habían sido enviados a ese lugar porque su amigo los había hallado.

Kakashi tenía que estar enfermo.

—Entiendo que no te agrade que te haya desatendido tanto, pero pensé que luego de tanto ibas a abrazarme por lo menos…-se burló el peli plata.

Nadine sonrió lentamente y posteriormente se prendió a él, abrazándole. Su abrazo fue devuelto, como es obvio.

—Idiota, me alegra verte…-sonrió ella abiertamente.

— ¿Todo en orden? Nada de toqueteos, golpes…-comenzó a revisarla él.

Y realmente la estaba revisando: En su cuello, manos, brazos…Se agachó para examinar bien sus piernas, luego volvió a ponerse de pie para inspeccionar hasta su cabello. En fin, exagerando, como siempre.

—Estoy bien, Kakashi-aseguró ella.

Y en cuánto lo tuvo lo suficientemente cerca volvió a abrazarlo. Llevaba tanto tiempo sin contacto físico con las personas de afuera que se sentía enferma.

Cuando dejaron de abrazarse, Kakashi pasó por cuenta suya a la casa y se encargó de cerrar la puerta, miró a su alrededor y luego puso cara de emoción.

Inmediatamente después, se puso como un niño pequeño, a revisar cada rincón de la misma, mientras hacía comentarios sobre la decoración y esas cosas. Corría de un lado para otro, como un verdadero niño.

—Um…-se detuvo cuando vio una pintura sobre una pared- ¿Quién es el artista?

El cuadro era un óleo, que para ser sincera, Nadine jamás llegó a detenerse a mirar. Así que se acercó a Kakashi y prestó atención a la pintura por primera vez.

Creyó ver aquella complejidad casi ridícula y metódica en otra parte…La pintura era abstracta, pero se veía realmente muy organizada, mezclando colores a la perfección, brillos justamente donde debía tenerlos, opacidad también…En fin, realmente perfecta.

Lo único malo con aquella obra era que los colores, tan oscuros y opacos daban la sensación de tristeza. Como si aquel cuadro no fuese otra cosa más que una forma de desahogo.

Nadine achinó los ojos y vio el nombre del artista rubio que merendaba en la cocina. Aquel de ojos azules que tenía una obsesión con las explosiones y las esculturas de arcilla.

Claro, ahora entendía por qué le pareció haber visto aquel orden en otra parte, porque de hecho, así fue, en la puerta de la habitación de Hidan.

—Deidara la hizo-contestó.

—Um…Siempre pensé que este chico tenía talento. Es una lástima que haya desperdiciado su vida.

— ¿Siempre lo pensaste?-preguntó Nadine.

—Por supuesto…En mi sala hay una obra suya. De hecho, Deidara se estaba haciendo muy famoso por sus cuadros cuando la embarró y fue detenido. Ahí fue cuando su fama decayó y naturalmente, no pudo seguir haciendo lo que más quería.

Una Niñera para Akatsuki. [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora