Capítulo 10: "El secreto de Danna"

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N/A: Este capítulo está del asco -.- Al menos a mí no me agradó D: Perdonen si es tantito aburrido, pero tenían que saber este "pequeñísimo" detalle sobre Sasori...Intentaré subir más regularmente, soy consciente de que me demoré mucho esta vez D: En fin, ¡Gracias por sus hermosos comentarios y votos! Significan mucho para mí n.n

En fin: Disfruten n.n

Se miró al espejo que colgaba encima del lavamanos de su baño en suite. Eran cerca de la una de la madrugada y ella ya parecía un zombi. Prolongadas ojeras, sobre su piel increíblemente pálida, el cabello despeinado y con la ropa toda desarreglada.

Sí, parecía haber salido de una tumba, lo único que contradecía la teoría del zombi era que no estaba perdiendo ninguna parte de su cuerpo y tampoco tenía tierra embadurnada por ningún lado.

Bufó y luego gruñó. Parecía una anciana quejándose por todo, pero en realidad era la pereza. Pereza de levantarse a las siete y media la mañana siguiente para ir de compras temprano cuando en realidad quería pasarse todo el santo día en la cama, sin hacer nada. Pero bueno, trabajo es trabajo.

Arrastró los pies penosamente hasta su cama y se dejó caer sobre el colchón. Rebotó ligeramente y sintió que la espalda le agradecía por el descanso.

Pero la paz le duró muy poco, porque al preciso momento en el que sintió que sus ojos se iban cerrando, un sonido brusco la hizo sentarse de golpe sobre el colchón y mirar hacia todas partes.

Claro que atinó a cubrirse el cortísimo pijama que usaba con las sábanas al ver a Deidara, agazapado contra una de las paredes.

El rubio lucía un tanto diferente, pero probablemente aquello se debía únicamente a que llevaba su larga cabellera rubia suelta, en lugar de atada en una cola de caballo como solía usarla siempre.

Por lo demás…Seguía siendo el mismo de siempre. Incluso traía puesta su sonrisa de picardía y de tener una magnífica idea en mente.

Iba a preguntar cómo había entrado, pero se percató de que probablemente recibiría una respuesta del estilo de: “Conozco mucho esta casa.”

Bufó y levantó un solo dedo antes de que él dijese:

—Lamento la hora, pero quería mostrarte algo.

— ¿No puede ser mañana? Estoy cansadísima en este momento-se disculpó.

E intentó dormir. Vaya que lo hizo. Se tapó la cabeza con las sábanas, pero sintió como que se sofocaba, luego probó poniéndose la almohada en la cabeza, pero el mismo resultado…Bufó sonoramente y finalmente se sentó de golpe en la cama y lo miró con mala cara. Deidara continuaba allí, sentado en el suelo, mirándola, incomodándola.

— ¿No planeas irte?

—No, yo creo que aquí donde estoy se está muy cómodo…-dijo el rubio, con una sonrisa de picardía en el rostro.

Ella se dejó caer sobre el colchón y se dio cuenta de que Deidara no iba a rendirse, iba a quedarse mirándola para ponerla incómoda y para que finalmente aceptara.

Quería ser fuerte…Pero tener a un rubio de aquel porte tan a su disposición era torturante, mucho más cuando el chico se hacía todo el tímido y dulce.

—Basta, Deidara…No hagas eso-rogó.

— ¿Hacer qué?-preguntó él.

—Mirarme…

Una Niñera para Akatsuki. [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora