¡OTRA VEZ NO!

551 15 1
                                    

El despertador sonó y maldige todo lo que me dio tiempo hasta encontrar el maldito móvil, y quitar la puta alarma que estaba sonando un lunes a las siete de la mañana.

Me levanté de la cama peleandome con las mil mantas que tenía porque el tiempo había decidido estar en mi contra como todo en mi vida.

Abrí la puerta de la habitacíon, y me asomé a la puerta del inútil de mi hermano y como no estaba tirado en el suelo, seguro que con un coma etílico o a lo mejor ya era tarde para despedirse de él.

-TÚ-Le di con el pie en la cara, pero seguía medio muerto-¡Eh!-Le grite y se revolvió como un asqueroso gusano.En estos momentos familiares tan bonitos pensaba firmemente en que era adoptada.-Dani-Le abofetee con toda la mano abierta, y en un acto de reflejos que le quedaban me metio una patada de modo que cai junto a su cuerpo medio muerto.

-Se puede saber qué quieres, es aún de noche- Se tapó con una manta hasta su cabello graso y sucio y a saber que más tenía que tener en el pelo.

-Querido hermano, como añoche saliste y yo me tuve que ocupar de nuestra madre que cada día tiene mayores tendencias suicidas, vas a ducharte y a quitarte ese olor a perro muerto y me vas a llevar al instituto barra cárcel- Me le quedé mirando con mi mejor sonrisa fingida, mientras que se levantaba del suelo y se estiraba, yo hice lo mismo y ambos nos quedamos mirando el vertedero que él llamaba habitación.

Oí un ruido que venía del otro lado de la casa, un ruido que parecían voces, concretamente las de una mujer y un hombre muy felices.
-Bien, pues ya puede besar a la novia.
No me lo podía creer, esto ya estaba llegando a un límite.
-Joder, la puta loca lo está viendo otra vez-Mire a Dani con mi famosa mirada asesina que había provocado a lo largo de mis años de experiencia muchas pérdidas de orina entre los estudiantes.
-No llames así a tú madre, capullo-Salí por la puerta de su habitación y me dirigí hacía las voces que un día fueron tan felices.
Mi madre estaba tumbada en la cama viendo absorta la televisión que la pusimos el año pasado atornillada a la pared, creyendo que la ayudaría, pero en lo que no pensábamos era que iba a estar todo el santo día viendo en ella su boda grabada con mi padre.

Yo pensaba igual que mi hermano, estaba loca y hundida, seguía después de cinco años, sin superar la separación y el hecho de que mí padre hizo una vida con otra mujer, un poco estúpida, pero no loca como a la que tengo tirada en la cama con ojeras y los ojos tristes.
-Porqué no te duermes un poco,anda- le apagué la televisión y la tapé con la manta, salí de su habitación.
Mi hermano ya se había  metido en el baño y yo iba a la cocina a preparar un tanque de café, cuando me dirigía a la nevera, oí mi teléfono que lo había dejado en mi habitación, fui corriendo y lo puse en mi oreja.
-Hola preciosa, ayer fue increíble.-Me empecé a reír y volví a la cocina.
-Claro, hacer un trabajo de historia es taaan divertido.-Puse en marcha la cafetera.
-¿Te recojo?-Dani había salido ya de la ducha y venía hacía la cocina ya limpio y con un aspecto mas rejuvenecido, la verdad era que mi hermano era bastante atractivo, había sacado los ojos azules de mi padre.
-No, Dani me lleva-Dani me hizo un gesto con la cabeza y señalandome el móvil, quería saber quién era.
Me aleje el móvil de la oreja-Pandora-Le susurre, y después me volví a colocar el móvil en la oreja.
-Bien, nos vemos allí, Tai.-Y colgó.
Dejé a Dani tomarse el café y me fui a preparar, me lave la cara los dientes y me puse mis vaqueros grises, mis botines preferidos que habían sido un regalo de mi padre, un jersey jaspeado y mi chupa de cuero.
La miré detenidamente, no podéis hacer idea de lo que significa esta cazadora, en uno de los laterales de la parte delantera estaba cosido un parche en que habían rosas negras con sombras grises, y en la parte trasera arriba de la espalda se encontraba un parche que cubría toda ella, en donde ponía "BLACK ROSES" .
Eramos un grupo de chicas con nuestro propio grupo, en el que ni los guapos, ni los deportistas, ni las estupidas guarras que solo sabían posar en los pasillos nos hacían sombra, es más, éramos las más temidas,y yo su líder, me había costado, pero por votación hace ya tres años que esas diablillas estaban a mi mando.
Dejé de mirarla y me la puse con el máximo orgullo que podía tener.
Cogí mi bolso grande de color marrón junto con los libros.
Me pinte los labios de un color dorado y me puse máscara de pestañas.
-¿Te queda mucho?-Grito Dani.
-No-Llevé todo con rapidez a la entrada, pero antes pasé por la cocina, agarré mi termo lleno de café y lo llevé también a la entrada.
Dani cogió las llaves del coche y su abrigo azul, otro regalo de papá.
Yo, haciendo malabares cogí con una mano el bolso, las llaves de casa, mi móvil y con la otra el termo y mi agenda forrada de terciopelo negro con fotos mías y las black roses, y algunos grupos indie y de rock que amaba.
-ADIÓS MAMÁ-Grité mientras cerraba la puerta principal.

-No sé porqué lo sigues intentando, pasa de nosotros.-Odiaba a Dani por odiar a mi madre, pero tenía razón, nos había olvidado por completo, se había olvidado de ella misma, y también la odia a ella por eso.
Entramos al viejo coche de mi hermano que ni siquiera sabía como cada día dios nos ayudaba para que ese trasto arrancara.
Yo me puse a mirar mi agenda y a organizarla mientras hablaba con el móvil con mis diablillas, nos llamábamos así entre nosotras porque realmente éramos un mal ejemplo, más que mal ejemplo, una mala influencia.
La semana pasada Lilit y yo habíamos tirado abajo todos los carteles del instituto, y las pancartas las habíamos juntado en el campo de fútbol y sin "querer" se habían prendido fuego, sin contar los grafitis que dejaron las demás en los baños.Todo ello lo hicimos en propuesta contra el puto baile que organizan los estúpidos sin cerebro para regocijar su talento para ser maniquíes vestidos de trajes y siendo coronados, los odiaba taaantoo.
Sin darme cuenta vi que Dani paraba y me miraba con cara de satisfacción, su cara de que me iba a perder de vista casi todo el día.
-Tengo turno de tarde, ¿Te las podrás arreglar para volver?-Yo estaba metiendo todo en mi bolso y mirando a los patético que había en el aparcamiento riéndose y hablando seguramente de su maravilloso fin de semana.
-Claro- Me despedí de él con la mano y cerré la puerta.
Recibí un mensaje en el móvil, todas me esperaban en el hall de la prisión, al menos era mi último año.
Había tardado diez putos minutos en llegar, esquivando a adolescentes llenos de hormonas.La sirena ya había tocado y tenía literatura a primer, estábamos leyendo Romeo y Julieta, una historia perfecta para leer en un edificio lleno de jóvenes salidos.

Doble la esquina y mis súbditas me estaban esperando con sus respectivas chupas de cuero, aunque había un intruso de pelo rubio.
Me le quedé mirando a lo lejos, le plantó un beso en los labios a Pandora y se fue.
Así Que yo me dirigí por el largo pasillo hacía ellas, cuando lo peor que me podía pasar estaba a punto de aparecer.
-Señorrrita Taiga-Esa voz que me producía náuseas.Me giré en mis talones y puse la sonrisa falsa que le ponía a Dani.
-Profesor Jonathan, ahora mismo iba a clase-Señale a las chicas que ya no estaban, cobardes.
-Al despacho del director-Me quedé de piedra,solo llevaba aquí como unos quince minutos y ya me estaba mandando al director.
-Pero si ni he entrado a clase aún-Le reproche cabreada, me indicó con el dedo la dirección del despacho, cómo si no supiera donde estaba.
Fui al despacho del director cabreada y burlándome del gilipollas de Jonathan.
La puerta estaba cerrada y apenas había ruido en la zona de profesores.
Lydia, la Secretaría estaba firmando unos papeles, cuando subió la cabeza hacía arriba y me vio se le formó una sonrisa enorme en su cara.
-Mi niña, ¿Qué has hecho esta vez?.-
Lydia y yo nos conocimos en mi primer día de instituto cuando el profesor del taller de tecnología me echo de clase por utilizar no adecuadamente la pistola se silicona, desde ese día mis visitas eran casi diarias y cuando tenía que esperar hasta que el director estuviera libre para echarme la bronca, Lydia y yo hablabamos de un montón de cosas y la verdad es que es una de las pocas personas que las tengo cariño en este sitio.
-Te prometo que no he hecho nada, es demasiado temprano.
-Pasa, te está esperando-Abrí la puerta y el director me miraba serio.
-Señorita Taiga, siéntese.-yo me senté y solté el bolso haciendo que cayera bruscamente contra el suelo.-¿Sabe porqué la he llamado?-no estaba para muchas adivinanzas en estos momentos.
-Pues no, pero tengo que decir que no he hecho nada-Al director casi se le salen los ojos de las órbitas.
-¿Cómo?, ¿Y lo de la semana pasada?,¿ Y lo de la anterior?. Taiga no quiero llamar a los bomberos porque tú has decidido prenderle fuego al centro, estás al límite de la expulsión.
-¿Qué?, ¿Cómo sabes que fui yo?, nunca tenéis pruebas pero siempre me acusáis.-Todo había sido yo, pero eso no significaba que me tenían que poner a mí siempre la primera.
-Por favor, señorita Taiga, usted es la única con una inteligencia brillante y mal utilizada sin contar con su actitud rebelde, por lo que me da igual si dice que no fue usted, es el ultimó año por lo que se celebrará vuestro baile de fin de curso.-ME vino una arcada con mi cara de asco habitual.-Y sé que tú y tu grupo no vais a estaros quietas, estarás castigada en la biblioteca las tardes de esta semana y de la que viene.
Mi cara se descompuso, mi boca se abrió y mis ojos se abrieron del todo.
-¡OTRA VEZ NO¡- Me queje y grite. Había estado castigada todo el mes pasado por haber salido sin permiso del centro sin dar señales de vida a nadie. Estuve todas las tardes aburriéndome mientras que un profesor me obligaba cada cinco minutos a ponerme a estudiar y hacer resúmenes de todas mis asignaturas.
-Es lo que hay, no cambias tú actitud, solo te queda un año aquí ¿porqué sigues así Taiga?.
Era algo que me gustaría saber hasta a mí.

MALAS INFLUENCIAS(+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora