Capítulo 14: Lonely

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¡ÚLTIMO CAPÍTULO! Tan, tan, taaaaaaaan. ¡La historia se acaba! ¡Qué pena! ☹ Antes de dar por finalizado este fic titulado Only One, quería dar las gracias a todas las personas que se ha molestado en leerlo, anónimamente. Puede que no escribáis pero sé que me leéis (¿). Este capítulo es ligeramente diferente a los demás. No es un único punto de vista, sino tres (el shinyoung y la narradora). Os aviso para que estéis mentalmente preparados ante los cambios de punto de vista (no me gusta insertar los POV en una narración). El Shinyoung está en su decisión final. ¿Qué harán los dos? ¿Acabará bien esta historia? D:

La alarma del teléfono móvil que Jinyoung tenía en sus manos sonó aparatosa, indicando que eran las seis y media de la mañana. El líder observó el aparato, aturdido, incapaz de razonar si eso era una alarma o una llamada y por qué estaba sonando en medio del silencio del dormitorio que compartía con los chicos.

De repente paró y la puerta se abrió y una figura se introdujo en el hall, totalmente empapada de agua. Jinyoung alzó la vista y entonces lo vio. La sangre volvió a circularle por las venas y su cuerpo se impulsó con una fuerza descomunal, tirando el móvil al suelo y sin importarle si se había roto o no, aún llorando, dando un salto diabólico y poniéndose de pie. Sin decir nada se abalanzó sobre el cuerpo que acababa de entrar por la puerta y lo abrazó como si estuviera en medio de un sueño del que no quería despertar.

Dongwoo estaba en casa. Empapado, helado, hecho una mierda, pero estaba en casa. Lo sabía porque ese era el cuerpo que llevaba horas queriendo abrazar y que ahora mismo, pese a que no podía dejar de llorar escandalosamente, no quería soltar.

Ni ahora ni nunca.

Sintió aquellos brazos, ahora delgados, húmedos y helados, devolverle el abrazo, mientras una mano se posaba en su cabeza y acariciaba aquella maraña de pelos revueltos.

- Tranquilo, Jinyoung. Ya estoy en casa.

Su voz calmada y culpable no hizo sino aumentar la tormenta de lágrimas que había en los ojos de Jinyoung. Demasiado miedo había pasado y demasiada mezcla de emociones sentía como para reprimirse en ese momento.

- Lo-lo... siento... muchísimo.

Aquella voz insegura y tartamudeante era la de su Dongwoo. Sí, una parte de él estaba disgustado con él y quería preguntarle por qué había hecho esto, pero otra sabía que él era el culpable. No le salían las palabras, así que optó por aumentar la presión del abrazo. Sabía que le podía hacer daño, pero necesitaba que su compañero entendiese que por él estaba bien. Que no le importaba dónde había estado ni con quién y tampoco por qué los había preocupado mortalmente. Que quedaba perdonado por completo de cualquier culpa. Porque Dongwoo no era culpable de nada, sino más bien la víctima de todo. Que lo único importante de verdad es que parecía estar bien, de una pieza y que había vuelto a casa. Con ellos. Con él.

Jinyoung se quedó un rato así, disfrutando de la presencia del otro, como hacía tiempo que no hacía. Como siempre debía haber sido, pero que él se había encargado de hacerlo desaparecer. Esa conexión. Entonces supo que ese momento era el ahora o no nunca del que había hablado Baro.

Y Jinyoung había tomado una decisión.

Por su parte, Shinwoo pese al frío, que de seguro que había pescado un buen resfriado, y al miedo inicial, estaba más tranquilo. Ahora sí podía decir que estaba en paz consigo mismo. Le había costado media hora cruzar todo el portal y coger el ascensor, pero el miedo a la bronca y a la decepción general le había frenado a la hora de entrar. No era idiota y sabía que debía haber dado un susto de muerte. Tras el mensaje de Jooyoung y hablar con él, había visto casi 100 llamadas entre unos y otros. Todo porque se había quedado tan bloqueado que se había vuelto sordo. ¿Por qué había dudado de ellos? ¿Por qué había pensado que ni le notarían? Cuando había hecho el recuento, había visto el mensaje que le había enviado Channie casi al terminar programa. También el de Sandeul preguntando que dónde estaba y luego un arsenal de llamadas de Baro, Gongchan y el mánager, combinadas con las de Jooyoung. Tenía miedo del castigo que pudieran imponerle, pero por otro lado estaba feliz. Así que hacía diez minutos había conseguido reunir el coraje mínimo que necesitaba para introducir la contraseña de la puerta y entrar.

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