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Sentí un peso sobre mi, lentamente comencé a abrir mis ojos y vi a Hanna sobre mi mirándome con una sonrisa.

-Buenos días, prima-dijo con alegría.

-Buenos días-salude adormilada-¿qué hora es?

-Las once, es un día bastante frio hoy en Boston y tengo una idea preparada para ambas.

-Te escuchare, pero debes levantarte de mi porque pesas.

-Oh si, lo siento.

Se levantó de mi cuerpo y se sentó en la orilla de mi cama, con lentitud me senté y fregué mis ojos.

-Bien, me gustaría que durante toda la tarde veamos una serie por Netflix mientras comemos delicias, podemos pedir a domicilio para no salir, lo más probable es que estemos solas porque recuerda que ayer mis padres se fueron de viaje por su trabajo, y quizás Nathan salga con sus amigos o una chica.

-Esta bien, me gusta tu idea-le guiñe un ojo, sonrió-pero ahora, ¿vamos a desayunar?, muero de hambre.

-Si, yo también-reímos.

Me levanté de mi cama, puse mis pantuflas rosadas en mis pies y junto a Hanna salimos de mi habitación. Mi prima va hablando bobadas mientras vamos acercándonos a la cocina de la casa, para nuestra gran sorpresa, esta Nathan y Justin desayunando.

Lo mire fijamente, como me molesta su presencia, además de tener que soportarlo como mi vecino, debo aguantar que este aquí en la casa. Es una gran lástima que sea amigo de mi primo y este aquí.

-Buenos días-Hanna saludo con normalidad.

Beso la mejilla de cada uno y luego abrió un mueble sacando cereal de el.

-Hola, prima-me sonrió Nathan-¿has dormido bien?

Al instante, sentí su detestable mirada sobre mi.

-Buenos días, Nathan-conteste-y si, dormí bastante bien.

Camine por su lado acercándome a Hanna, la ayude a servir cereal en dos pocillos para ambas.

-Bonito pijama, preciosa-hablo el.

Me detuve en seco, mi prima me miro fijamente, voltee seria hacia el.

-¿Qué has dicho, imbécil?

-Que es bastante lindo tu pijama-me señalo de pies a cabeza-además, te dije preciosa, deberías sentirte alagada con que un galán como yo te diga esas cosas.

Solté una carcajada de cinismo.

-Mira Justincito-cruce mis brazos por mi brazo-si las chicas de aquí se derriten con tus palabras, no significa que yo también lo hare, ¿bien?-me mira con una sonrisa, como si le divirtiera lo que hablo-y créeme que no te gustaría saber lo que me hacen sentir tus halagos.

Hanna se rió despacio a mi lado.

-Si que tienes carácter, preciosa.

-Y por última vez, deja de llamarme preciosa-imite su voz ante mi última palabra-mejor ve y búscate una plástica que quiera oír tus estúpidas palabras porque a mi, me importan mierda-sonreí falsa.

Hanna me entrego el pocillo de cereal con leche y con su mirada nos indicó a que saliéramos de la cocina. Nos sentamos en un sofá dentro de la sala, le di un bocado a mi cuchara y gemí al sentir el sabor en mi paladar.

-¿Sabes, _______?, puedo imaginar todo lo que siente Justin con lo que le has dicho-dijo Hanna.

-Es un tipo bastante despreciable, no puedo entender como Nathan puede ser amigo del si son muy distintos.

Polos Opuestos |j.b|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora