Polos Opuestos |j.b|

1.

_________.

Hasta el día de hoy escucho la frase que siempre mi madre me decía desde que puedo recordarlo: "siempre se feliz mi pequeña, sin importar nada, se feliz". Es una gran pena que ahora no viva en este mundo para recordármelo diariamente.

Veintitrés de julio del dos mil dieciséis, aún recuerdo cuando llamaron a mi móvil para darme la trágica noticia de que mis padres murieron en un accidente automovilístico junto a un camión. Desde ese momento, mi vida dio un giro de 360°.

Siempre fui una chica alegre, sociable y muy risueña, amaba pasar tiempo con mis padres, era uno de mis panoramas favoritos en la vida. Cuando ellos fallecieron, la chica que criaron desde que nací, se enterró en la tumba junto a sus cuerpos.

A mis diecinueve años, me considero una persona madura, bastante seria y fría con mis sentimientos, deje de ser sociable con el mundo y casi nunca bromeo con algo. Por ser única hija, quede al cuidado de la hermana de mi madre quien vive aquí en Boston con su esposo, mi tío, y sus dos hijos, mis primos, adolescentes de la misma edad que yo.

Viaje desde San Francisco, mi ciudad natal, dejando mi vida antigua en ese lugar, para venir a Boston, donde planeo comenzar una vida nueva, en todo ámbito. Voy camino a mi nueva casa, todos me esperan emocionados, yo solo intento no cerrar mis ojos y no dormirme por lo cansada que me encuentro.

Le pague el dinero que correspondía al taxista por traerme desde el aeropuerto, luego me ayudo a bajar mis maletas y algunas cajas antes de marcharse. Mire la fachada gris de la casa, también las coloridas flores del jardín que provocan alegría.

Con mucho cuidado me acerque a la puerta de entrada con todas las cosas que tengo, toque el timbre y espere a que abrieran. A los pocos segundos, la puerta fue abierta por mi primo, Nathan, esbozo una enorme sonrisa cuando me vio, levemente le correspondí el gesto.

-¡Prima!-en un segundo tenía mi cuerpo entre sus fuertes brazos-¡me alegra tanto que hayas llegado!

-Hola, Nathan-salude separándome de el-¿cómo estás?

-Muy bien, ¿y tu?

-Prefiero omitir esa pregunta, gracias.

Asintió rápidamente.

-Te ayudare con tus cosas-dijo para cambiar de tema, le agradecí mentalmente.

Juntos adentramos todo, lo dejamos acomodado en una esquina de la puerta, Nathan dijo que fuéramos al patio trasero de la casa. Como sorpresa, encontré un gran cartel que dice: "Bienvenida a Boston, ________".

Los siguientes minutos fueron saludar a mis tíos, Eva y Daniel, y mi prima, melliza de Nathan, cual su nombre es Hanna. Los cuatro me llenaron de muchos abrazos y varias palabras cariñosas antes de soltarme.

-¿Muy agotador el viaje?-pregunto mi tio Daniel.

-Solo un poco-me encogí de hombros dando una pequeña sonrisa.

-________, tenemos una deliciosa cena para ti preparada, si quieres, puedes ir primero a ordenar tus cosas en tu nueva habitación.

-Oh, claro-respondí-les agradezco mucho por recibirme de esta manera.

-No agradezcas nada-hablo Nathan abrazándome por mi hombro-¿quieres que te ayude a subir tus cosas?

-Sería de gran ayuda.

Nathan, Hanna, quien se ofreció para ayudarme a ordenar mis cosas en la habitación, y yo, nos disculpamos con sus padres luego de que nos marcháramos del patio trasero y subiéramos al segundo piso de la casa.