CAPITULO 5

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Después de que Kevin me dijera eso, salí corriendo y no voy a mentir diciendo que no me dolió, porque sería una mentira, y aunque no quisiera, tenía que darle la razón, porque todo es verdad. Lo más doloroso es que por más que cumpla 18 años, él tiene un poder sobre mí, lo que lo hace mi dueño. Se siente horrible es como un secuestro, nada más que aprobado por mis padres.

-¡OH POR DIOS! ¿Qué hare con el instituto? Es mi último año, no puedo perderlo.- Iba hablando sola. Cuando salí corriendo pensé que él vendría detrás mío, pero me equivoque, cuando me di la vuelta, él estaba entrando a lo que supongo es su despacho. Por lo tanto deje de correr y comencé a caminar, es que esta mansión sí que es grande y comprobé por las ventanas lo que me dijo, es imposible salir de aquí.

Aunque no quiera pedirle favores, tengo que hacerlo, por el hecho de correr, siento mucho mareo y necesito volver a la habitación por más que no quiera.

Tomo el camino por el que venía escapando de él y llego a su puerta y la golpeo, hasta escuchar un -Adelante- de parte de él.

Entre con desconfianza pero que podía hacer, mejor entrar y no hacerlo enojar. Tendré que ser su puto perro faldero.

-Permiso- dije mirando la cantidad de papeles que tiene sobre el escritorio, " esto sí que es orden" dije para mis adentros , nunca había entrado a un despacho así de ordenado. Empecé a observar todo el lugar, todo está decorado en azul Francia con toques de negro y blanco como los muebles y una pared totalmente negra con cuadros en blanco y negro, mientras lo demás es azul Francia.

-¿ Que es lo que quieres aquí niña?- No fue ni capaz de levantar la vista del móvil.

- Es que... que... necesito ayuda- dije mirando mis pies descalzos.

Levanto la vista del móvil y la clavo en mí.

-¿Ayuda para qué?-pregunto dudoso.

-Quiero volver a la habitación, no me siento bien. Pero no se hacia dónde queda y me siento mareada.- La vergüenza que siento es tremenda. Jamás pensé que pediría ir a una habitación horrible, oscura y con una cadena en mi tobillo, pero necesito acostarme donde sea y es el único lugar que conozco para hacerlo.

-Está bien te ayudo, pero primero tienes que tomar unos analgésicos para el dolor, el Doctor dijo que los tomaras cada 12 horas.- Se levantó, me tomo del ante brazo y me llevo a la arrastra, lo único que podía hacer es seguirlo.

Llegamos a la cocina y me sentó en la mesada, no sé porque pero bueno. Tome la pastilla y cuando estaba por bajar de la mesada, él se puso entre medio de mis piernas y me dio un beso a la fuerza, trate de separarlo de mí con las piernas pero no pude, forcejee con él, me tomo de las muñecas y me acerco más a él, apretó mis muñecas hasta que me hizo doler y largue un grito que fue callado por su boca, metiendo su lengua dentro de mi boca, como buscando algo dentro. Va a sonar idiota que con casi 18 años, no había dado mi primer beso, y lo esté haciendo ahora y con él me da asco y más odio del que ya le tenía. Estuvimos así hasta que él se cansó y termino el beso como lo empezó.

-La próxima vez que te bese, quiero que me lo sigas o lamentaras las consecuencias ¿Entendido?- Me miro a los ojos y me perdí en los suyos como la primera vez, tengo que admitir que me aterra pero esta jodidamente bueno.

-Sí, entendí- dije corriendo la mirada.

-Si entendí Sr. Marcks- Replico, a lo que lo mire mal.- Ni se te ocurra retarme niña, porque vas a perder- Me soltó las muñecas y salió de en medio de mis piernas, lo único que hice fue bajar de la mesada, me volvió a tomar del brazo he hizo como si nada hubiese pasado, mientras yo estaba en shock.

Llegamos a la habitación, me encadeno a la cama de mi tobillo derecho, me dio una mirada y se fue cerrando la puerta tras él. Me quede mirando la puerta hasta que me quede dormida.

Vendida a mi peor pesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora