Lucy.
Apreté mis labios.
Demonios, Lucy, ¿No puedes quedarte callada? ¿Ahora como demonios saldré de esto? Acabo de decir que Jack... Jack Caleman es mi novio, agh, ¡Ni siquiera somos amigos!
— ¿Jack? —Daniela eleva una de sus finas cejas.— ¿Jack Caleman? ¿El guitarrista?
Asentí lentamente. No tenía idea de que Jack tocara la guitarra, si es así, me gustaría que me enseñara. Amo los instrumentos musicales y debo admitir que con el piano me va bastante bien.
— Sí, el mismo.
Debería decirle a Jack lo que estaba pasando, no puedo quedarme callada con esto. Daniela es muy capaz de ir y preguntarle a Jack y este quedaría totalmente confundido. Por eso debo ir antes de que ella lo haga.
— Vaya, nunca creí que ustedes irían estar juntos —mira hacia el suelo elevando sus cejas soltando una risita.— No creí que le gustasen las mojigatas.
— ¿Ah, si? Yo tampoco creí que a Nick le gustasen las zorras —me crucé de brazos sobre mi pecho sonriendole falsamente.
— ¡Willson! —me regaña el Director por mi vocabulario. No me arrepiento de nada, es sin duda la verdad.
— Lo siento —me encogo de hombros.— Pero ella empezó.
— No se preocupe Director, ella vive y muere llamándome así —dice Daniela haciéndose la víctima.
— Porque es lo que eres —elevé mis cejas.— Para con tus estúpidos celos, a mi no me interesa lo que Nick sienta por mi aún y si tanto te molesta. Termina con él.
Ella no dice nada, en si, tengo bastante razón. Le pido algunas disculpas al director y salgo de su oficina para dirigirme a la oficina de la secretaria.
Frente a un escritorio, se encuentra Miriam tecleando algo en su computadora. Su mirada grisosa se posa en mi mirandome a través de esos anteojos. Debía contactarme con Jack
— ¿Necesitas algo, Lucy? —me sonríe.
Asiento con mi cabeza.— Eh.. Necesito el número del casillero de Jack Caleman.
Miriam frunce sus cejas.
— No se si eso es posible, por la confidencialidad del estudiante creo que no se podría —entrelaza sus dedos sobre su escritorio.— Además, ¿Es urgente que lo requieras?
Asentí nuevamente.— Sí, necesito entregarle un libro que me prestó la vez pasada.
— Oh, pero yo puedo entregárselo —dice.
— ¡No! —me alarmo, Miriam me mira confundida.— Es decir, no quiero que se moleste, Miriam.
— No es ningún problema, yo se lo puedo entregar —eleva sus cejas.— Él suele venir aquí después de su clase de química, ahora se encuentra en el laboratorio.
Química.
Laboratorio.
Él está ahí. Lo había olvidado por completo, él está en mi misma clase.
— ¿En serio? —miro hacia la puerta.— Gracias, se lo iré a entregar yo personalmente, hasta luego, Miriam.
Me despido y salgo rápidamente de su oficina. Lo del libro fue una estúpida mentira para que Miriam me diera el número del casillero de Jack y así dejarle una nota para pedirle que nos viéramos.
Peino y acomodo los mechones de mi cabello tras mis orejas a la vez que me dirigo hasta la sala del laboratorio. Allí lo esperaría. El timbre sonó indicando el receso, la puerta del laboratorio se abre dejando ver a los estudiantes salir. Estaba apoyada en la pared al costado de la puerta esperando ver a Jack.
ESTÁS LEYENDO
Escuadrón Anti-Chicos© (En edición)
Novela Juvenil¿Que sentirías cuando tu vida ya no es como la de antes? Me refiero a que eras feliz y ya no lo sigues siendo. Verán, como muchas personas -no importa si son chicos o chicas- se han sentido atraídos hacia una persona hasta tal punto de enamorarte pe...