Capítulo 3: Empecemos de nuevo.

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Sarah.

Frente a mi espejo reviso mi atuendo del día, el cuál es muy simple y cómodo. No sólo por ser mi cumpleaños significa que deba vestirme de una forma en especial.

El fin de semana pasó rápido y aburrido. Sin mis amigas, Jess quien estuvo castigada por su madre gracias al problema en cual se metió, Lucy, fue también castigada ya que le pillaron leyendo un libro a las tres de la mañana —muy estúpido castigarla por eso la verdad— y Abby, bueno... Ella simplemente me dijo que tuvo que ir a visitar a una tía. Lo cuál es falso. Y ya ven que hoy me preparo para ir a la aburrida escuela, obviamente porque es lunes. Mi día más odiado.

Bajo las escaleras hacía la cocina donde me encuentro un pequeño cupcake que se encontraba en la pequeña mesa, la cuál junto al cupcake había una nota:

Feliz cumpleaños, Sarah!

Te deseo lo mejor en tu día y en la vida entera. Sabes que siempre puedes contar conmigo para lo que sea... Después de todo te haz vuelto como una hija para mí.

-Isabelle.

Sonrío al ver su gesto tan amable y generoso. El cual mis padres no podrán hacer nunca. Ellos creen que con regalarme cosas totalmente costosas todo el dolor y el vacío que alguna vez me hicieron estando ausentes se repara.. Pero creanme que no es así. Están muy equivocados.

De todos modos... Debo sentirme agradecida por todo lo que hacen, ya que lo hacen para mi. Por mis comodidades y todo eso. Y no les negaré que todas las cosas que me han regalado me han servido de mucho —como el auto—, pero los sentimientos no se compran. Y mis padres deberían entender eso.

Al estar ya afuera, me subí a mi auto que es un Mercedes benz el cuál es como mi segundo bebé, despues de mi teléfono claro. Hoy hacía un día totalmente soleado y caluroso, que en verdad sólo daban ganas de quitarse la ropa y tirarse a una piscina, pero lamentablemente no estamos en vacaciones y tenemos escuela. Por desgracia. Y lo que es peor... Que el día de tu cumpleaños caiga un día lunes. Es espantoso.

Cuando llegué a la escuela, me fijé en todo el lugar, en realidad todo estaba tal cuál como la semana pasada. Lo digo porque en éste instituto como en muchos más hay bromistas a los cuales les gustan pintar paredes con sprays de colores o arrojar huevos en el estacionamiento. Y creanme que en mi grupo de amigas hay dos bromistas a las cuales corresponden esas acciones, Jess y Abby.

Al bajarme del auto, otro auto deportivo se cruza por delante prohibiéndome el paso. Éste arranca y se estaciona más adelante.

— Maldita sea —espeto.

¿Y a éste qué? ¿Me quiere arrollar?

Luego de mi pensamiento recordé la película que vi el sábado en la casa de Abby, "feliz día de tu muerte". La cual a la protagonista la mataban el día de su cumpleaños. Demonios.

Inconscientemente miré el cupcake que tenía el cual se veía demasiado apetitoso pero recordé también como a la protagonista de aquella película la iban a envenenar. Por mucha hambre que tenga, no lo comeré... ¿Qué? No estoy siendo dramática, sólo estoy previniendo mi futura muerte.

Olvidando el tema del cupcake, me acerqué furiosa al dueño del deportivo rojo. El cual el dueño debe ser un chico... O sea, ¿Hay una chica que tenga un auto así? Quizás.

Escuadrón Anti-Chicos© (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora