Capítulo 18: Fingir.

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Lucy.

Cerré la puerta de golpe y me apoye en ella frustrada. No soportaba ni un minuto más estar cerca de Jack y su mirada penetrante sobre mi, es como si fuera mi padre y me quiere controlar. Toda su reacción hizo que me molestara y bastante, ¿Por qué siento que tiene la necesidad de tomar decisiones por mi? Ahora que estoy en casa no quiero pensar en él, porque solo de hacerlo me entra una migraña horrible.

— ¿Mamá? ¿Papá?

Camino hasta la cocina y no hay absolutamente nadie, no se encuentra ni Liz ni mis padres ¿Donde se metieron? Rascando la parte baja de mi espalda me acerco a una pequeña nota que se encuentra pegada con cinta adhesiva en el costado de la encimera:

Lu, he salido con tu padre, ojalá a nuestro regreso ya estés en casa. Ah, y espero que tengas una excusa para explicarnos porqué no llegaste ayer.

    Tu madre.

Entorno los ojos y arrugo la nota tirándola lejos de mi vista, ¿Ven a lo que me refiero? Odio todo esto, hago algo mal y por más que trate de explicar me terminan castigando de todos modos, odio tener una madre tan estricta. Tomé una manzana de la frutera y con ella en mi mano me dirigí a mi cuarto, la verdad estoy cansada, no dormí muy bien.

Arrojo mi vestido rojo encima de mi cama y me posiciono al lado del espejo viendo como la remera de Jack me quedaba, parece un vestido. Olvidando el hecho de que era de él, me la saqué inmediatamente, no sólo porque era de él sino porque traí su aroma. Y con tal de sentirlo me recordaba a él.

Voltee la remera y si, como había dicho él; traía su apellido detrás con el número uno estampado. La dejé en la ropa sucia y de un salto me lance a mi cama, había quedado en brasier y me daba bastante flojera ponerme algo, además estoy sola y tengo puesto una calza, nadie me dirá algo. Tomo la foto que se encuentra al lado de mi cama encima de mi mesa de noche; el retrato de mi hermana.

Sonrío con melancolía, teníamos aproximadamente ocho años, bueno yo ocho y ella once. Es mi hermana mayor y la verdad la extraño mucho, siempre en todos sentidos fui unida a ella. Me aconsejaba, me cuidaba y me cubría de algunas travesuras en las cuales me metía. Ya que mi madre siempre dijo que ambas no debíamos ser esas chicas problemáticas o de lo contrario tendríamos consecuencias. Pero mi hermana Leah nunca la obedeció y se salía con la suya lo que a mi mamá le molestaba, extrañaba y amaba sus discusiones. Leah para mi es alguien admirable. Aun recuerdo su risa que se escuchaba a dos cuadras de donde estuviésemos, su cabello lasio y negro y sus lindos ojos cafés achinarse al sonreír. De verdad me hace falta, me gustaría contarles todas estás cosas que me están pasando, seguramente ella me hubiese aconsejado.

Suspiré y cerré mis ojos para descansar. Pero los abro inmediatamente al escuchar música de Michael Jackson proviniendo de afuera, dejé la fotografía en la cama y me levanté de ella para encaminarme fuera de mi cuarto. La musica provenía del cuarto de mi hermana, frunzo el ceño, ¿No se suponía que no había nadie en casa?

Confundida tomo el pomo de la puerta para encontrarme una silueta de una joven sentada en el tocador de mi hermana, su cabello negro caía suelto por su espalda, aun así no pude ver por el espejo de quien se trataba.

Escuadrón Anti-Chicos© (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora